Por José Antonio Vera (especial para ARGENPRESS.info)
El clima de fiesta que se respira en Paraguay por el cambio de
gobierno, está abriendo un encomiable periodo de cooperación regional
que, si las medidas prácticas superan las promesas, la buena voluntad
y las ilusiones iniciales, podría sellar importantes aportes de Brasil
y Venezuela al gobierno que preside Fernando Lugo, desde el viernes
15.
Muy necesitado está el exObispo de una colaboración concreta para
intentar sacar al país del pozo profundo en el que lo ha dejado 61
años de corrupción e insensibilidad social del Partido Colorado,
sumados a varias décadas de gobiernos erráticos del Partido Liberal,
principal aliado ahora de Lugo, en virtud de las contradicciones y
vericuetos de la política.
Lula espera esta semana a Lugo para comunicarle su decisión de
contribuir financieramente a los primeros tres meses de la nueva
administración, pocos días después que su colega venezolano Hugo
Chávez suscribiera, con el flamante mandatario paraguayo, más de una
docena de acuerdos de cooperación en áreas de gran interés social,
como la capacitación tecnológica, producción, energía e
industrialización, con la promesa de garantizarle el suministro de
petróleo a precio solidario, por muchos años.
Lo más razonable “es juntarse”, dijo Eduardo Galeano, uno de los
invitados más celebrados en la ceremonia de asunción de Lugo. Logró,
incluso, que pobladores de La Chacarita, el barrio más mísero de la
capital, asistieran de pie, acostados en la vereda frente al Teatro
Municipal, para seguir por una pantalla gigante su conferencia
magistral.
Leonardo Boff, patriarca de la Teología de la Liberación, coincidió
con el escritor uruguayo en reclamar solidaridad con este
alumbramiento de la esperanza popular, ahogada durante más de un
siglo. De la misma forma trajo su abrazo fraterno el sacerdote y ex
ministro de Educación de la Nicaragua Sandinista, Ernesto Cardenal.
San Pedro y Canelones
En ese marco de hermandad, las ciudades de San Pedro de Ycuamandiyú,
centro del noreste latifundista paraguayo, y la uruguaya Canelones,
corazón de la mayor producción hortícola y frutícola del país, han
concluido una alianza de ayuda para el mutuo desarrollo.
Este último convenio confirma la posibilidad de construir herramientas
propias entre las comunidades ciudadanas del interior de los países
más chicos de la región y puede constituir un inicio de respuesta a la
dañina asimetría del MERCOSUR, opinaron los signatarios, los jefes
comunales José Ledesma, “Pacová” (banana), como le llama el pueblo
sanpedrano, y el médico Marcos Carámbula.
La decisión, afirmaron ambos en ocasión de la firma en la capital
Ycuamandiyú, responde a la creciente voluntad integradora que
últimamente expresan los pueblos indoamericanos y que han comenzado a
interpretar correctamente muchos de sus dirigentes.
El Departamento de San Pedro, con 350 mil habitantes, es el segundo de
los 19 que componen la administración territorial paraguaya, a las
orillas del hermoso río Jejui. Un conglomerado humano que despunta
ciudades, con la agresora diferencia de clases sociales que registra
todo el mapa nacional.
La mayoría de la población está orgullosa porque Lugo consagró en esas
tierras más de una década de su vida de Obispo amigo de los pobres y
ahí se convenció de la necesidad de incursionar en el combate político
para contribuir a sacar a su país del atraso, la injusticia y la
corrupción.
Destacan del flamante Presidente su permanente empeño en combatir el
analfabetismo y la miseria y sus iniciativas a favor del desarrollo
del conocimiento y de la infraestructura de la región, junto a su
decidida defensa de los campesinos sin tierra frente a la represión
policíaco-militar y de los capangas de narcotraficantes y
contrabandistas de toda calaña que, desde hace un siglo, pululan en la
zona con la venia de las autoridades nacionales.
Ycuá (manantial, fuente, origen) y mandiyú (algodón, en idioma
guaraní), con 50 mil habitantes, es la cabeza de uno de los
departamentos paraguayos más marginados por el centralismo asunceno
que, desde hace 130 años, empuñan los dos partidos tradicionales, el
colorado y el liberal.
La región viene pagando, desde lejos en el tiempo, un alto precio en
vidas y esperanzas, por su tozuda y secular reivindicación de justicia
y de recuperación de parte de unas 12 millones de hectáreas,
entregadas en los últimos 60 años a miembros del gobierno, amigos,
parientes o testaferros. Sus dirigentes campesinos exigen medidas
correctivas urgentes, “de lo contrario seguiremos ocupando latifundios
o tierras fiscales ocupadas por los grandes ganaderos y productores de
soja”.
Después del derrocamiento de la tiranía del General Alfredo Strossner,
en 1989, San Pedro es uno de los principales teatros de agitación de
grupos de campesinos que denuncian la ausencia o falsedad de títulos
de propiedad de sus actuales propietarios, beneficiados por años con
regalías de miles de hectáreas que han mantenido improductivas, sólo
como factor de especulación para venderlas a capitalistas
extranjeros.
Por diversas sinrazones y algo de amnesia, la mayoría de su población,
distribuida en 18 distritos, está adherida al Partido Liberal,
principal apoyo electoral a Lugo en las nacionales del pasado 20 de
abril. Al igual que los colorados, y también fraccionados en tres
corrientes, los azules estaban amenazados de implosión. La candidatura
del exObispo los salvó y recibió sus votos en contrapartida.
Fuente: Argenpress
argenpress@gmail.com
El clima de fiesta que se respira en Paraguay por el cambio de
gobierno, está abriendo un encomiable periodo de cooperación regional
que, si las medidas prácticas superan las promesas, la buena voluntad
y las ilusiones iniciales, podría sellar importantes aportes de Brasil
y Venezuela al gobierno que preside Fernando Lugo, desde el viernes
15.
Muy necesitado está el exObispo de una colaboración concreta para
intentar sacar al país del pozo profundo en el que lo ha dejado 61
años de corrupción e insensibilidad social del Partido Colorado,
sumados a varias décadas de gobiernos erráticos del Partido Liberal,
principal aliado ahora de Lugo, en virtud de las contradicciones y
vericuetos de la política.
Lula espera esta semana a Lugo para comunicarle su decisión de
contribuir financieramente a los primeros tres meses de la nueva
administración, pocos días después que su colega venezolano Hugo
Chávez suscribiera, con el flamante mandatario paraguayo, más de una
docena de acuerdos de cooperación en áreas de gran interés social,
como la capacitación tecnológica, producción, energía e
industrialización, con la promesa de garantizarle el suministro de
petróleo a precio solidario, por muchos años.
Lo más razonable “es juntarse”, dijo Eduardo Galeano, uno de los
invitados más celebrados en la ceremonia de asunción de Lugo. Logró,
incluso, que pobladores de La Chacarita, el barrio más mísero de la
capital, asistieran de pie, acostados en la vereda frente al Teatro
Municipal, para seguir por una pantalla gigante su conferencia
magistral.
Leonardo Boff, patriarca de la Teología de la Liberación, coincidió
con el escritor uruguayo en reclamar solidaridad con este
alumbramiento de la esperanza popular, ahogada durante más de un
siglo. De la misma forma trajo su abrazo fraterno el sacerdote y ex
ministro de Educación de la Nicaragua Sandinista, Ernesto Cardenal.
San Pedro y Canelones
En ese marco de hermandad, las ciudades de San Pedro de Ycuamandiyú,
centro del noreste latifundista paraguayo, y la uruguaya Canelones,
corazón de la mayor producción hortícola y frutícola del país, han
concluido una alianza de ayuda para el mutuo desarrollo.
Este último convenio confirma la posibilidad de construir herramientas
propias entre las comunidades ciudadanas del interior de los países
más chicos de la región y puede constituir un inicio de respuesta a la
dañina asimetría del MERCOSUR, opinaron los signatarios, los jefes
comunales José Ledesma, “Pacová” (banana), como le llama el pueblo
sanpedrano, y el médico Marcos Carámbula.
La decisión, afirmaron ambos en ocasión de la firma en la capital
Ycuamandiyú, responde a la creciente voluntad integradora que
últimamente expresan los pueblos indoamericanos y que han comenzado a
interpretar correctamente muchos de sus dirigentes.
El Departamento de San Pedro, con 350 mil habitantes, es el segundo de
los 19 que componen la administración territorial paraguaya, a las
orillas del hermoso río Jejui. Un conglomerado humano que despunta
ciudades, con la agresora diferencia de clases sociales que registra
todo el mapa nacional.
La mayoría de la población está orgullosa porque Lugo consagró en esas
tierras más de una década de su vida de Obispo amigo de los pobres y
ahí se convenció de la necesidad de incursionar en el combate político
para contribuir a sacar a su país del atraso, la injusticia y la
corrupción.
Destacan del flamante Presidente su permanente empeño en combatir el
analfabetismo y la miseria y sus iniciativas a favor del desarrollo
del conocimiento y de la infraestructura de la región, junto a su
decidida defensa de los campesinos sin tierra frente a la represión
policíaco-militar y de los capangas de narcotraficantes y
contrabandistas de toda calaña que, desde hace un siglo, pululan en la
zona con la venia de las autoridades nacionales.
Ycuá (manantial, fuente, origen) y mandiyú (algodón, en idioma
guaraní), con 50 mil habitantes, es la cabeza de uno de los
departamentos paraguayos más marginados por el centralismo asunceno
que, desde hace 130 años, empuñan los dos partidos tradicionales, el
colorado y el liberal.
La región viene pagando, desde lejos en el tiempo, un alto precio en
vidas y esperanzas, por su tozuda y secular reivindicación de justicia
y de recuperación de parte de unas 12 millones de hectáreas,
entregadas en los últimos 60 años a miembros del gobierno, amigos,
parientes o testaferros. Sus dirigentes campesinos exigen medidas
correctivas urgentes, “de lo contrario seguiremos ocupando latifundios
o tierras fiscales ocupadas por los grandes ganaderos y productores de
soja”.
Después del derrocamiento de la tiranía del General Alfredo Strossner,
en 1989, San Pedro es uno de los principales teatros de agitación de
grupos de campesinos que denuncian la ausencia o falsedad de títulos
de propiedad de sus actuales propietarios, beneficiados por años con
regalías de miles de hectáreas que han mantenido improductivas, sólo
como factor de especulación para venderlas a capitalistas
extranjeros.
Por diversas sinrazones y algo de amnesia, la mayoría de su población,
distribuida en 18 distritos, está adherida al Partido Liberal,
principal apoyo electoral a Lugo en las nacionales del pasado 20 de
abril. Al igual que los colorados, y también fraccionados en tres
corrientes, los azules estaban amenazados de implosión. La candidatura
del exObispo los salvó y recibió sus votos en contrapartida.
Fuente: Argenpress
argenpress@gmail.com
1 comentario:
Lugo en Paraguay prende la esperanza y,al menos yo, sueño con mi Latinoamérica unida.
Silvia Loustau
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