La máscara que luce en la pared como adorno, atrae mi atención.
Me mira desde sus agujeros negros, fosas impenetrables donde daría miedo caer, tal su profundidad. Su barba negra, terminada en dos puntas hacia delante y sus exageradas pestañas, que semejan gruesos trazos de carbón que rodean la circunferencia parpebral, hablan de su origen indio.
Su boca parece querer hablarme, contarme historias de su tierra, de sus antepasados guerreros, los mismos que le transmitieron los genes que ahora determinan su fisonomía y su espíritu.
Aguzo la vista y por reflejo, el oído.
Guturales sonidos provenientes de tumbas lejanas se van incorporando a mi piel, que acusa el impacto con una erización y ante mi vista aparecen personajes de piel oscura y ojos muy negros y brillantes. Cubren sólo sus partes pudendas con escudos de latón pintado de donde cuelgan espadas y elementos filosos que nunca he visto.
Tienen largas y lacias cabelleras que llegan por debajo de sus hombros, brazos enormes, de musculatura muy desarrollada lo mismo que sus piernas, que en este momento comienzan a moverse en un baile infernal a mi alrededor.
Cada vez hay más, esos seres extraños se multiplican por dos, por tres y bailan, bailan, se contorsionan, van atrás y adelante, giran y bailan, bailan…
De pronto, un redoblar de tambores pone freno a tanto movimiento, y el ballet se inmoviliza.
Ante el silencio inesperado un golpe seco me paraliza.
La máscara yace hecha añicos contra el piso.
Fanny Garbini Téllez
Junio 2008
fannygarbini@yahoo.com.ar
Me mira desde sus agujeros negros, fosas impenetrables donde daría miedo caer, tal su profundidad. Su barba negra, terminada en dos puntas hacia delante y sus exageradas pestañas, que semejan gruesos trazos de carbón que rodean la circunferencia parpebral, hablan de su origen indio.
Su boca parece querer hablarme, contarme historias de su tierra, de sus antepasados guerreros, los mismos que le transmitieron los genes que ahora determinan su fisonomía y su espíritu.
Aguzo la vista y por reflejo, el oído.
Guturales sonidos provenientes de tumbas lejanas se van incorporando a mi piel, que acusa el impacto con una erización y ante mi vista aparecen personajes de piel oscura y ojos muy negros y brillantes. Cubren sólo sus partes pudendas con escudos de latón pintado de donde cuelgan espadas y elementos filosos que nunca he visto.
Tienen largas y lacias cabelleras que llegan por debajo de sus hombros, brazos enormes, de musculatura muy desarrollada lo mismo que sus piernas, que en este momento comienzan a moverse en un baile infernal a mi alrededor.
Cada vez hay más, esos seres extraños se multiplican por dos, por tres y bailan, bailan, se contorsionan, van atrás y adelante, giran y bailan, bailan…
De pronto, un redoblar de tambores pone freno a tanto movimiento, y el ballet se inmoviliza.
Ante el silencio inesperado un golpe seco me paraliza.
La máscara yace hecha añicos contra el piso.
Fanny Garbini Téllez
Junio 2008
fannygarbini@yahoo.com.ar
1 comentario:
Sabés Fanny que no puedo dejar de leerte y este texto me sorprendió. Encontré un idioma descriptivo distinto, más fuerte, directo, sólido y con una cuota de intriga y significado que me encantaron. Felicitaciones. Un abrazo. Mercedes Sáenz
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