martes, 12 de junio de 2007

Silsh: En concreto

EN CONCRETO



Esa pared que acerca el infinito
rugosa mansedad que nos sostiene
cosechadora en su labor
vuelca la imagen
en el regazo equilibrista del espejo.

Nuestra pared de ausencias
esa
que acariciamos con la piel
o empujamos de ira en algún nudo
cuando la luz
estaba en huelga con el ojo.

A esa pared a veces
la pintamos con verdes o amarillos
un camino dibujado en punto y fuga
otras
se nos cayó encima
con su hedor descascarado entre la arena
o le tallamos los nombres más queridos.


Esa pared la nuestra
que juega a ser un horizonte de almidón
espejismo vulgar del condenado
nos juzga nos integra nos protege
del cristal que vende su mentira.

Nuestra pared erige este desorden
estímulo de búsquedas sin peso
equilibra las sombras
nos enseña
a ser libres
en la pequeña porción
que nos iguala.


© Silsh Argentina
Silvia Spinazzola
Argentina
silsh@arnet.com.ar
www.silsh.com.ar



Marita Ragozza: Expresión oral del mundo

Expresión oral del mundo
“¡Y un árbol se irguió! ¡Oh , ascenso puro! ¡Orfeo canta! ¡Oh , árbol en mi oído!”
SONETOS A ORFEO -RAINER MARÍA RILKE

Será posible
eclipsar el silencio
retar a la oscuridad
que agotó los reflejos
y esparcir algunos enigmas
para desperezar los espejismos?

Alucinan callados los elementos
en obsesión por la voz en el viento

¿Quién decidió que los árboles,
la tierra o los ríos
no tienen nada que decir?

Tiranía al silencio
de la vida no humana /
injusticia zoológica y mineral
hidráulica, arbórea, astral. . . .

Adhesión al 5 de Junio: DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE


HYPNOS
“Y tú sueño que a veces vienes a cerrar los ojos del dolor, róbame por algún tiempo a mi propia compañía “ . Sueño de una noche de verano – W. SHAKESPEARE

En algún lugar
bajo el pálpito de la misma luna
alguien piensa en mí sin conocerme,
avanza en la noche
con voz de pordiosero muerto,
entre plazas de bruma, puertas ciegas, calles vacías
con aquella voz de poeta devorado por la fiebre . . .

Es hora de cerrar ventanas,
el sueño es mejor profesor que las estrellas,
extranjera de tierras melancólicas
tengo que dormir apurada
la aurora pronto subirá al carruaje.

Marita Ragozza de Mandrini
maritaragozza@gmail.com

Mónica Russomanno: La veda

La veda, esa suspensión temporaria para la caza rige para ciertas especies en un cierto tiempo. Cuando la especie se ha extinguido, la veda es definitiva.
Cuando se acabó un amor, cuando se pasó la posibilidad del retorno y expiró el último plazo, cuando no sonó ni el timbre de la puerta ni el teléfono, entonces, amigo mío, comienza la zona de exclusión.
Alguien pasa de ser “bichito” o “gordi” a llamarse Federico, por ejemplo. Y sucede así de golpe. De golpe, realmente.
¿Cómo se puede hablar, en qué lenguaje desconocido, a quien ya es otro así de golpe, así por súbita transposición de actitud, cambio de nombre, cierre de puerta?
Un beso que conoce el camino de los labios tiene que recomponer el rumbo a la mejilla, o quedar en gesto inconcluso. Y en vez de la sonrisa al evocar la imagen del otro, esa imagen se resuelve en nudo en la garganta, en un brillo en los ojos justo a punto de brotar como catarata, en una necesidad de cruzarse de piernas o cerrar las manos. Hacer algo.
Es tan reciente el dolor que una se olvida de que hay que sofrenar la ternura, que está prohibido desde ayer acampar en esa playa.
Es tan reciente el dolor que parece que no duele. Hay que darle tiempo para que aparezca el desamparo, para que el pájaro negro de Poe nos diga mil veces “nunca más, nunca más, nunca más”. Para comprender que la veda es definitiva y cierto olor, cierto modo de mirar, cierta caricia se han ido con su dueño en ese “para siempre” que estruja y que hace daño.
La especie se ha extinguido, y, entonces, es en vano tomar arco y flecha. No la hallaremos. Habrá que prender el calefactor, encender la televisión, pasar el invierno.

Mónica Russomanno
monicarussomanno@hotmail.com

Marta Zabaleta: Mi último poema

En les revoltes del riu naixia el forment
Dedicat a CT, en The Guardian


Hi ha un ventsen
se pesque hui es desploma:
darrere dels sinònims
un home de la meua infantes
acalfa el foc.
El periòdic
del dia dóna la nota:
el vaixelles recupera:
encara que segues
ca cremanten les seues ànsies
renaix de l'imperi aquest altre dia.
Què veieres en la noia
pudorosa i límpida,
que tot i enutjada amb l'olor de la guaiaba,
era dolça? Què veuria ella en tu,
el seu Pedro Infante,
de bigot porfidiejat retallat semblant al fil,
de manyoc en el front, cap a l'esquerra
repenjat, no a la gomina.
Ella trobaria plenitud de ser
en les teues paraules, no
ves telepatiestu en les seues; circumscrits,
junts llegírem utopies i guerrilles.
Davall d'un mateix soltro
bí el ponton hui creix el forment de l'ahir
que esdevingué soja: vaja menjar!
Per això, bescanviariala meua vida per la teua.
En les revoltes del riuja no naix el formenta
queixa és la veritat.
Però els gira-sols,
que creixen al meu jardím
atinegen.
A voltesels gira-sols giren
durant el diaels ocells
sempre converseni saluden somrients,
com la sort.
Revisc la vall:
ja no mulla aquesta pluja: pètal a pètal
quan el cucut marca les horesse sent la seua calor,
pèl a pèli és el solque ens desfulla.

Marta Zabaleta
Londres, 29 de maig 2007
Pere Bessó, traducido al catalán de Valencia.
Mislata 3 de junio 2007




En las vueltas del río nacía el trigo
Dedicado a CT, en The Guardian


Hoy un viento
sin peso
se desploma:
detrás de los sinónimos
un hombre de mi infancia
calienta el fuego.
El periódico
del día da la nota: el barco
se recupera:
aunque siga ardiendo
en sus ansias
renace del imperio este otro día.
¿Qué viste en la chicapudorosa y lámpida,
que aunque reñida con el olor de la guayaba,
era dulce? Qué vería ella en ti,
su Pedro Infante,
de bigote porfiado recortado a lo hilo,
de mechón en la frente, hacia la izquierda
recostado, no a la gomina.
Ella hallaría plenitud de ser
en tus palabras, nuevas telepatías
tu en las suyas; circunscriptos,
juntos leímos utopías y guerrillas.
Bajo un mismo sol
hallé el puente
adonde hoy crece el trigo del ayer
que se hizo soja:¡ vaya comida!
Por eso, cambiaría
mi vida por la tuya.
En las vueltas del río
no nace más el trigo
eso es lo cierto.
Pero los girasoles,
que crecen en mi jardín.
madrugan.
A veceslos girasoles giran
durante el día
los pájaros
siempre conversan
y saludan sonrientes,
como la suerte.
Revivo el valle:
ya no moja esta lluvia:
pétalo por pétalo,
cuando el cucú marca las horas
se siente tu calor,
pelo por pelo
y sólo está el sol
que nos deshoja.

Marta Zabaleta
Londres, 29 de mayo 2007
MUCHAS GRACIAS, amigo Pere Bessó

martitacriolla@yahoo.com.ar
http://martazabaleta.blogspot.com/

Rolando Revagliatti: Lo tanguero no está ausente




presentaciones


el capar la razón esclavos del aburrimiento
la davi se da vuelta como una tortuga

qué tendrá el pejerrey que está tan tristongo
[como yo
qué tendrá el sapo
qué tendrán el pelícano y el ornitorrinco

mis jóvenes amigos los presento huyendo
del capullo de yiro de tarifas irresistibles
y del diente nocturno de la loca del cementerio
[de flores





buenos aires a caballo


vía crucis buenos aires en la ofrenda ombligal
y otros pases
a una constelación levantadita

buenos aires el mejor bocado me baraja
es viva buenos aires

a caballo zaino regalado de atípicas desdichas
hoy vine a sublimarla
aunque
buenos aires multisectorial
la atravieso con todo mi cariño




a pulmón



¿y qué si me perfilo abonado a la sociedad
[argentina del descuadre
y la ocurrencia que me acecha no me deja
[respirarte?

sin aliento trágico
ni último aliento
ni última humorada
y lucías cómo lucías cuando te conocí

a lo oscuro este malevo
por una estrofa de los pardos bardos y las
[musarañas
escupió la entraña
del suburbio y declaró tu nombre es fatiga



Rolando Revagliatti
revadans@yahoo.com.ar
http://www.revagliatti.com.ar

Viviana Pelle: Nido

Y te podría volver a encontrar y hacer juntos un nuevo nido junto al tronco de un árbol, tener un lecho de hierba y alimentarnos de besos y palabras de amor y rosas en los ojos mirando el bosque, nuestro lugar-hogar. Es tan solo un sueño y es bueno soñar a veces lindos sueños, pero ese nido que quisimos formar fue destruído mucho antes de los tiempos de las guerras, nuestra guerra. Y sé que ambos solo queríamos amor pero no supimos darnos el tiempo. Las balas llegaron pronto a nuestras bocas. Los besos se transformaron en granadas y las flores en balas, rotas; roto ha sido todo y todavía no comprendo el por qué. Es rara esta sensación ya pasado un tiempo y sé que nuestro sueño quedó colgando de la rama más alta del árbol, del árbol aquél en donde no pudimos formar nuestro verdadero nido.

Viviana F. Pelle (05/05/07)

rossopelle@ciudad.com.ar

Alba estrella Gutiérrez: 2 Poesías

a Julián E. Echevarría

fue un duende que caminaba
buenos aires
el viento anudaba sus zapatos
crecía en malvones
y en rayuelas de infancia
te contaba historias
remendaba sueños
armaba barriletes
para olvidar el miedo
era un niño descalzo
un asombro de luz
perdido entre la gente
restauraba silencios
con paciencia de orfebre
escondía soledades antiguas
abría ventanas en los cerrojos
y guardaba su pena en los armarios
para no preocuparte
después vino la noche
con su traje de ausencia
lo vistió de sudario
y fue un duende de menos

en buenos aires


el alma es un encuentro a ciegas
alguien toca el corazón de otro
y los miedos caen
como pájaros solos en silencio
no hay un porqué
la lógica es pérdida de tiempo
el miedo se desnuda en coraje
la piel herida cicatriza en abrazo

y los ojos despiertan la noche

Alba Estrella Gutiérrez
alba.estrella@gmail.com

Mirta Liliana Urdiroz: Poesías

alguna vez tuviste entre tus manos una amapola?
Creo que no, porque no tienen espinas...
Son grandes, imponenetes, llamativas
rojas de pétalos sedosos
y en el centro un pompón negro aterciopelado
y frágiles y sutiles como el papel de arroz
se doblan sus tallos largos y blandos
ante la menor brisa se entrecierran
pero no se quiebran, se doblan tan solo.

***********************************************************************
cada baldosa
una estrella
de azafrán dibujada
cada mota negra un guiño
al juego de la tarde
un ancho para ser corrido
un malvón algunas calas
y toda la esperanza
Llora mi niñez
desde aquella casa

***********************************************************************

Bailo
con mi sombra
con ella que me busca
me sorprende
y encuentra
Con ella
que me alarga a veces
me empequeñece otras
y muchas me oscurece
Por fabularme
que somos
reflejo
una de la otra
siempre
bailo con ella

***********************************************************************

Diamantino corazón
cesa de golpear mi pecho
derrama tu sangre
de una vez
y habla

***********************************************************************
Haiku XII

Nubes de caracol
Rozando las hojas
Eclipse parcial

Mirta liliana Urdiroz
Todos los Dertechos reservados

domingo, 10 de junio de 2007

Julio Luis Acosta Toledo: Ensayo de Poesía


ENSAYO DE POESIA

Poniendo letras aladas para crear un verso,
grábense en dúctil filigrana la hermosa poesía.
Ver por el ojo de un cíclope la miseria humana,
abrir el corazón, sin pensar que lo van a pisar,
elogiar la belleza, como una locura de amor,
describir la naturaleza elevado en sentimiento,
llorar agitando el alma para calmar los temores,
sacar fuerzas como un quijote para vencer al enemigo.
Dar gracias a Dios, por las pruebas de esta vida,
que anidan letras para escribir una poesía.


ME ACOSTUMBRÉ

Cuando de mañana y al abrir los ojos,
era tu rostro lo que ansiaba ver,
buscaba en los días, las mañanas de tu mirar,
! qué alegría volver a despertar !
Me acostumbré a la voz de tu alma,
cada vez que me quejaba,
eras, la esperanza, para mi negada vida.
Las caricias de tu corazón, en las noches,
bajo el cristal, de tu ingenua sonrisa, me hacían soñar.
Te pedí beber el agua de tus labios,
para saciar mi sed de vida,
llenando mi copa, de un mundo de amor.
Cada momento de nuestro encuentro,
eran sublimes páginas de intensa pasión,
y sin saber escribir, logramos versos de eterna poesía.
Me acostumbré tanto a tí, que los días son ahora años,
y los versos que aprendimos, son cuatro corazones,
de un Cristo, que habitó entre nosotros.



DESPERTAR


La vida se me escapa entre sueños,
tengo agitado el corazón, sudando gotas de dolor,
estoy peleando con el viento dando golpes sin razón,
mi alma se ahoga en el silencio de la noche, todo lo veo perdido,
trato de dormir para encontrar consuelo,
para lo difícil de vivir despierto,
tengo caídas del alma en un torbellino de preguntas,
los cristos me anuncian un cielo de esperanza,
en los momentos de angustia celestial.
Hay un charco de vida que se empoza en mi ser,
como seña de un génesis al ver la luz,
es divino saber que la vida, depende de un soplo,
y eso lo pude comprobar, al despertar.



EL PAN NUESTRO

En la humilde casa de una familia de un barrio popular,
estan reunidos una tarde de invierno, todos para merendar,
sus pasos hacen crujir el entablado donde la mesa está servida,
miradas se cruzan buscando no sé qué,
en el fogón hierve el agua con delicioso quaker,
que la madre prepara con leche y chocolate,
la sarten calienta y el camote se frié, todos esperan sin hablar,
hay un ambiente de calido sentimiento familiar,
hay una madre, con sus cinco hijos, comiendo lo poco que hay,
es el pan nuestro de cada día, caido del cielo como un mana.


Julio Luis Acosta Toledo
julioacostafap@yahoo.com

Miriam Cairo: Todos y una

Todos y una

El relator de actos obscenos conoce bien su propio egotismo. La pajarita conoce su propio egotismo. El malabarista afectivo, la oculista neblinosa, el farmacéutico belicoso, conocen su propio egotismo. Lo que cada uno de ellos dice, es cosa de los otros también. "Aunque haya personas que nada tengan que ver con las personas", agrega el creador de ambiguedades como si manejara cierta información privada, al alcance de algunos pocos privilegiados. Un creador de este tipo (o de cualquier otro) es persona peligrosa pues toda realidad que lo roce es pasible de transformaciones no consentidas.


Por su parte, la oculista neblinosa quisiera seguir hablando un poco más acerca de la pequeña oscuridad reflejada en la luz pero carece de medios para expresarlo porque todavía la luz le sigue provocando una inmensa ceguera.
A su vez, para el malabarista afectivo, un pensamiento no existe así como así. "A su alrededor se necesita tiempo, historia, gente". Todo eso lo hace muy peligroso, y por lo mismo, "hay que imponer por la fuerza una idea muy serena", se apura a decir el farmacéutico belicoso, que aunque se esmere en escribir poemas de receta, no puede sacarse las botas del discurso. Pero como la poesía no necesita sus versos para ser ella misma, no se preocupa por vomitarle la verdad en la inmaculada chaqueta.


Unas y otras percepciones forcejean en el pensamiento de todos, a excepción de la olvidadiza, que se afirma en el no saber de sí porque ha tenido una crianza silenciosa y poco reconocida.

Un desborde esotérico, vecino de la esperanza, los extravía por caminos que son y no son de este mundo. La respiración de las piedras a orillas del río, el quejido de una copa al momento de caer, el llanto sucio de un zapato que se rompe poco a poco, son para ellos tan nítidos como el tañer de una campana. Y aunque sea bello el rostro dormido, que se levanta de la desdicha, la pajarita afirma que cuando nos mire, sus pupilas nos harán cerrar los ojos. "Sobre todo, no olvidemos que el discurso no gira alrededor del lector modelo sino alrededor del lector desconvertido", dice el relator de actos obscenos, que no quiere relegar su presencia sólo a las primeras líneas de esta página. Añade, además, que el desconvertido no vive en otro mundo sino aquí, en medio de gente vulgar y luminosa. Disconforme y comprensiva. Revuelta y especiada.

Dueña de un heroico pragmatismo de inutilidades, la olvidadiza de sí misma apunta que el desconvertido está próximo a los que temblequean por sí mismos. (Ella siempre busca el costado individual del sujeto social, porque ve en todo acto humano un ayudamemoria que la evoque.)Ellos perciben la vida sin contraerla a una modalidad especial y la escrutan con sus facultades sensibles. A su vez, estas facultades tienen un carácter mutable, producto de su modo de ser imperfecto, deficiente, cuestionable. Todo cuanto ellos piensan y ellos son, puede cambiar, puede dejar de ser. Pero no sería correcto pensar que son un puro no?ser, porque (ya lo han dicho otros) lo que no es no puede cambiar. Las cifras del enigma no se dividen ni se restan: se presienten.

Se reconocen sin advocación. Se transforman en presencias difíciles, extrañas, amadas.
Transmutan en fiebres, en combates librados entre cuatro paredes. En universos nadando sobre una cuchara. No alcanza una multiplicación para resolver su rayo secreto. No es suficiente el viejo saber, porque su resolución nos exige ir más allá de la ley marcial, de la ley de Dios, de la ley de gravedad, de la ley sálica, de la ley de tránsito. El enigma que constituye a cada uno de estos desemejantes, traspasa la obstinada línea del horizonte."


Unas y otras percepciones forcejean en el pensamiento de todos, a excepción de la olvidadiza, que se afirma en el no saber de sí porque ha tenido una crianza silenciosa y poco reconocida.
Un desborde esotérico, vecino de la esperanza, los extravía por caminos que son y no son de este mundo. La respiración de las piedras a orillas del río, el quejido de una copa al momento de caer, el llanto sucio de un zapato que se rompe poco a poco, son para ellos tan nítidos como el tañer de una campana. Y aunque sea bello el rostro dormido, que se levanta de la desdicha, la pajarita afirma que cuando nos mire, sus pupilas nos harán cerrar los ojos.
"Sobre todo, no olvidemos que el discurso no gira alrededor del lector modelo sino alrededor del lector desconvertido", dice el relator de actos obscenos, que no quiere relegar su presencia sólo a las primeras líneas de esta página. Añade, además, que el desconvertido no vive en otro mundo sino aquí, en medio de gente vulgar y luminosa. Disconforme y comprensiva. Revuelta y especiada.


Las cifras del enigma no se dividen ni se restan: se presienten. Se reconocen sin advocación. Se transforman en presencias difíciles, extrañas, amadas. Transmutan en fiebres, en combates librados entre cuatro paredes. En universos nadando sobre una cuchara. No alcanza una multiplicación para resolver su rayo secreto. No es suficiente el viejo saber, porque su resolución nos exige ir más allá de la ley marcial, de la ley de Dios, de la ley de gravedad, de la ley sálica, de la ley de tránsito. El enigma que constituye a cada uno de estos desemejantes, traspasa la obstinada línea del horizonte.

También se incurriría en un error si los consideráramos como individuos afectados de irrealidad porque lo que ellos buscan en cada vuelta de tuerca, es un nuevo engendrarse, un nuevo llegar a ser. Cada uno de ellos hace un bien a los otros. El relator de actos obscenos promueve la masturbación colectiva, y esto redunda en gran felicidad, sobre todo en las huestes femeninas. El malabarista afectivo hace acrobacias sobre el mundo girador en las ideas fijas, y así conmociona a los que escriben con las botas puestas. La pajarita tiene como misión deslizarse por el filo de las ingles y los temblores. Demás está decir, lo dichoso que se siente el relator obsceno, porque suma argumentos a sus narraciones. Por su parte, la olvidadiza de sí misma devuelve a cada uno, sonido por sonido, el eco profundo de la propia soledad. El farmacéutico belicoso hace explotar los pensamientos menos humanos y de este modo se convierte en espejo de lo que menos se quiere reflejar. El creador de ambig_edades siempre saca al mundo de sus casillas: el caballo ladra y el perro relincha, para que la oculista neblinosa, entre otros, no pierda el registro de la posibilidad.


Finalmente, y por primera vez, es necesario hablar de la narradora narrada que se mata creando personajes que la personifiquen, fornificadores que la forniquen, padres que la filien. Ella se esmera por hallar al lector desconvertido, porque es el único capaz de ayudarla a improvisar una balsa para navegar por los mares de la luna. Todo cuanto él diga en sus mails y haga en su conciencia, la involucrará siempre. Por el desconvertido, ella nunca será narradora o pajarita testigo, sino la médula y el producto de las más reales y libres disoluciones. Y demás está decir, cuánto hace la esmerada por acercarse también a su propio egotismo.

Miriam Cairo
cairo367@hotmail.com

Gabriel Impaglione: Silbo para cantar con eco



Silbo para cantar con eco

Uno más uno en la corriente dura
en la hora negra
en el filo de la noche hueca.


Uno más uno en el andamio urgente
de columna abriendo puertas.

Uno más uno en la ternura,
en la mano que se derrama en otras manos,
en la fraternidad alimenticia.

Uno más uno en la labor del alba
en el oficio del fuego inexorable
en el riguroso límite del basta.

Uno más uno en el pasamano de la memoria,
Uno más uno en el andamio urgente
en el día redondo, alada alegría
de columna abriendo puertas.

Uno más uno en la ternura,
en la mano que se derrama en otras manos,
en la fraternidad alimenticia.

Uno más uno en la labor del alba
en el oficio del fuego inexorable
en el riguroso límite del basta.

Uno más uno en el esto es nuestro,

en el manuscrito de la historia,
en el cancionero de gesta cotidiana.

Uno más uno con azada y guitarra,
en los pizarrones y en las mercaderías,
en cada constelación de la maravilla humana.

Uno más uno de casa en casa, de pueblo
en pueblo y en pueblo, de mar a mar,
en el descubrimiento de la esencia,
en la multiplicación de la palabra,

en nuestro futuro es nuestro, y nada más.

Gabriel Impaglione

impaglioneg@yahoo.es
de: Explicaciones con mar y otros elementos,

Uni Service,
Trento.2007

Patricia Sibar: 3 manchas de sonido

ÉL

Lo encontré y le dije
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x (triste)
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x (enojada)
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x (tierna)
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x
x x x x x x x x x x x x (amorosa)
x x x x x x x x x x x x

entonces él me abrazó,
de una manera tan pero tan especial...
y me dijo... yo, también.



FORMA

La caricia curva, 15cm, que dividida en 7 partes
resultan cada tramo de 2,1428
Nombrándolas cada tramo con una letra y un
número
nos da A1, A2, A3, A4, A5, A6, A7, que duran
en total 13 segundos
osea que cada tramo es igual a 1,8571, pero como
no es parejo
el movimiento y el tiempo en A 7 dura 0,15
segundos menos y
en A 2 dura 0,15 segundos más, quiero decir que
la mejor parte
de la caricia es la zona A2 de 2,1428 cm y de 1,8571
más 0,15
que nos da 2,0071 segundos de duración.



QUIMI

Ferrocianuro Férrico Potásico tus ojos
Silicato de magnesio Hidratado,

Sal de Aluminio Astringente tu boca.

Óxido de Zinc
Bióxido de Estaño
Cloruro de Bario tus besos

Ay mi Silicato de Sodio
Hipocloruro de Mercurio,
Sulfato de Magnesio
Sulfato de Plomo.

Que sería de mí si no estuvieses,
Mi Carbonato Básico
de Cobre Hidratado.

Patricia Sibar
De "Manchas de Sonido"
Ediciones Baires Popular, Buenos Aires, 2005
pat.sib@gmail.com

Sonia Catela: Fisuras

Probalo. A las 2 de la mañana, insomnio ¿cómo se llama aquella flacucha, morena, medio imbécil, artista de Hollywood? Alguna fisura se lleva su nombre, y empezás a sudar frío, no porque no te acuerdes de la imbécil sino porque se te escurre un pedazo de mundo y no lo podés componer, a las dos de la mañana, insomnio, probalo, se hunde un trozo de mundo que finge ser ése pero puede no ser solamente ése (¿y si escamotea un continente mayor?) Repasás un repertorio de otra decena de caras que están a mano sin que te tranquilicen y ya acaba esa noche y la angustia reaparece en la siguiente madrugada, y las subsiguientes, y no hay dónde recurrir para subsanar ese desliz que no atraca en la amnesia, sino en la pura volatilización de un fragmento de la realidad, igual que cuando se sumerge una palabra -que representa algo vital- en la pura nada, sabés que te falta esa palabra que existe, o existía, y por más que la rebusqués en tus circuitos no aparece y no hay diccionario capaz de ayudarte porque no tenés idea de por dónde empezar, ¿la a, la ene, la zeta? y de repente, Winona Rider, ella era, se corporiza como si brotara una col del suelo, Winona Rider ¿por qué cancelar a esa pelotuda, justamente? No aparecen las cuerdas que te lleven al destino de una conclusión de por qué ella; te preguntás, insomnio ¿tal vez porque es depresiva y la relacionás con tu estado de pena personal e irreversible? ¿Acaso tu pena se asocia a tal producto de puro plástico? y te quedás ahí sin revolver más, tenés miedo y hay un día con fecha y lugar en el almanaque que te indica el hoy, hay certidumbres, dejalo ahí si lo probaste. Pero en otro naufragio entre las sábanas, sin salvavidas ni botes inflables, entonces, recordás por qué se te olvidaba Winona Rider. Porque es otra a la que encapsulaste -una crisálida- para que alguna vez naciera, pero no nacerá. Y no precisamente la actorzuela producida. Otra, morenita, dieciséis años, flacuchenta; por eso, la trampa subterránea que recurre al camuflage de una yanqui, para deslizarse sin que sospecharas que detrás de Winona se escondiera alguien que podría llamarse Valentina, que quizá fuera tu hija, 16 años, diciéndote aquí estoy, o estaba, y la cápsula se abre como una vaina, Valentina adentro, estudiante, risueña, ida desaparecida por una fisura que se la tragó, ponele accidente, ponele excesos del poder, ponele y probalo, para siempre y en adelante chupada por la fisura, y qué se hace, se la mete a la flacucha morenita, tu Valentina en otra cápsula protectora como se pueda, se va al trabajo, se firman papeles, se viaja, se cocina se lee se discute de política y una noche de insomnio, como dije, no te podrás acordar del nombre de una artista de Hollywood, cetrina, insignificante, que puede ser Winona Rider, aunque seguramente no lo sea, y la angustia empieza a tragarte entera porque por la misma fisura que se llevó a alguien que pudo llamarse Valentina, cabe que se deslicen personas, afectos, ellos, los otros, tus queridos, lo único que verdaderamente te anuda a la cifra que el almanaque señala como día de hoy, al nombre y apellido que te designa, entonces, probalo, pensá y retorcete hasta que Winona se patentiza delante, tan infeliz y tranquilizadora que todos los queridos se salvan, por el momento todos, pero todos.

Sonia Catela

(Ceres/Santa Fe/Argentina)
soniacatela@arnet.com.ar
Publicado en "La Gaceta Literaria"
gacetaliterariasantafesina@yahoo.com.ar
http://www.gacetaliteraria.blogia.com

Nélida Isabel Serra: Deberíamos

DEBERIAMOS

Cómo sobrevivo a este tiempo
que consumí tratando de encontrarte
se escarcha la ilusión que me alentaba
y mis ganas de amar
se desvanecen.

Cobardía eterna que me impide
escribir las parábolas eróticas
capaces de enardecer mi frente
humedeciendo la piel entre las cejas
mutilando las entrañas vacías.

Error odiado que debo pagar
entonces
recorro tu vida
áspera a mis alegrías muertas
ángel en rojo vivo escóndete apasionado
en este yo que enloquecido gira.

Deberíamos encontrarnos
después de tanta senda interrumpida
permitirnos un éxtasis breve
pero intenso
que ningún obstáculo de papel
colgado en el tarugo del tiempo
impida nuestro goce

después
liberaríamos nuestras almas
para que mueran como la espuma
en manos de cenizas.


Nélida Isabel Serra
nelidaisabelserra@yahoo.com.ar

Mariano Meiraldi: Cuento

Solo cinco minutos

“Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes…”
Julio Cortazar

Corrí por un pasillo angosto y asfixiante, de muros amarillos y pegajosos, que se iban cerrando a medida que avanzaba; mis pulmones jadeaban en busca de un hilo de aire que calme la agitación que produce el encierro, y mi mente volaba sin despegar. Al final del pasillo, una puerta no más grande que mi cuerpo me invitaba a pasar. Retorciéndome como una rata de huesos flexibles me sumergí en una habitación de enceguecedoras paredes blancas. Más bien parecía una pieza de hospital sin objetos que distraigan la vista. Sólo un botón negro se encontraba al costado de la puerta, y este decía subsuelo. Una vez bajo tierra, con un frío intenso y una humedad abrumadora, me senté en la única butaca que había y me dispuse a observar las imágenes en blanco y negro que al ritmo de un piano chaplinesco se proyectaba a mi alrededor formando un cubo casi perfecto. Representaciones de mi infancia aparecían como una sucesión de retratos felices y momentos anecdóticos. Primera comunión y abrazos paternos; mi primer gol en el baby-footbal y el festejo con amigos; el jardín, la escuela, el primer diez, la maestra que me ayudó a superar la separación de mis padres; amiguitos, primos, hermanos; la playa, la sierra, la nieve; inesperadamente las imágenes se desvanecieron, y la música mutó hacia las más tétricas melodías de Marilyn Manson. En cuestión de segundos me encontré en la nada, en un vacío capaz de inquietar al más solitario de los ermitaños. La butaca comenzó a moverse por un riel de interminables curvas iluminadas por luces de neón que en sus formas anunciaban el futuro. De a poco las vías llegaban a su fin. Terminaban. Se desvanecía. Ríos de lava avanzaban deshaciendo todo a su paso. Nada la paraba. Toda lucha en contra de su poder era inútil e insignificante. El calor era fastidioso. Con cada bocanada de aire entraba un vapor hirviendo por mi cuerpo; me quemaba vivo, me derretía, me pegoteaba. Cuando volví, como si un remolino me hubiese chupado y depositado en el presente, me encontré en una habitación lo bastante pequeña y arruinada como para sentirme ahogado; sillas desparramadas y desordenas por el piso, una mesa desvencijada, ropa por todos lados y restos de comida ya descompuesta era el único paisaje que se avistaba frente a mis ojos. La garganta y el pecho me arden como si estuvieran en llamas. Toso y escupo flema. Mi cuerpo no tiene la fuerza necesaria para incorporarse del sillón, y mi cabeza está que estalla. La bolsita que aún sostienen mis manos contiene restos de ran que ya no pega. Al mirar el reloj descubro que solo cinco minutos han pasado de la primera jalada.

Mariano Meiraldi (Campana, Buenos Aires)
kira_baleno@yahoo.com.ar

2 Exquisitos Poemas de Patricia Corrales

Intención

Amo la intención del asombro

donde mi piel se agazapa
en el silencio de sus gemidos
cuando abril se anticipa a mi espera apacible
y dejo que fluyan las aguas quietas hacia la seducción erótica
de un nuevo pasajero

Poema único


Amanezco en tus ojos

Y en la majestuosidad del verde profundo
En la elevación de un paisaje nuevo
Y la irreverencia de otro idioma

Abro y cierro mi presente

Como un libro que no tiene fin
Verde y azul a la velocidad de un tren
Mientras Grizzana es un adiós absoluto

Tarde de domingo eterno

Aquí, sentada frente a tu ausencia de pequeños segundos
Mezclo mi saliva en tus deliciosos labios
Y asumo una distracción, la mía

Abro y cierro tus pupilas oscuras

Con el placer del milagro
de tus deliciosos labios,

los míos



Patricia Corrales

pcorrales@cosud.com
pnbc@yahoo.com.ar
corrales-patricia63@hotmail.com

Poesía de Amado Storni

ERNESTO “CHE” GUEVARA

LA flor que siempre es flor de Primavera,
el néctar que a los sueños da la vida,
el humus de la tierra prometida,
el triunfo de la lucha guerrillera.
El mundo galopante de ilusiones,
la rosa que ha nacido sin espinas,
tu voz la voz de América Latina,
tu luz la luz de nuestros corazones.
El tiempo descosido de futuros
recuerda en cada gesto al comandante,
romántico, bohemio, reflexivo.
La vida es un enfermo prematuro,
la muerte es la más fiel de las amantes
y Ernesto “Che” Guevara sigue vivo.



DÍAS DE LLUVIA


MIS días son todos días de lluvia.
A veces
una lluvia fina y cristalina,
sensible y transparente
que al caer
acaricia el terruño como sin querer hacerle daño.
Otras
una lluvia soberbia y recelosa,
traslúcida y salobre
que como bomba que cae mansa del cielo
esparce su ansiedad
con cada gota.
Pero la mayoría
los días son todos días de lluvia,
una lluvia que cae muerta del cielo,
opaca, dañina, sin sentido,
una lluvia que marchita todo lo que toca.
Y ese cielo
de oxidados nubarrones y epidémicas tormentas
sería siempre un cielo azul,
imberbe,
desdentado,
de horizontes siempre abiertos,
si tú estuvieras aquí.

SI TU ESTUVIERAS AQUÍ


SI tu estuvieras aquí
el mundo giraría más deprisa que mi soledad
y el Amor no sería un pájaro sin alas
al que tengo que enseñar a volar todos los días.
Si tu estuvieras aquí
mis sueños que son tuyos dormirían a tu lado
y el deseo no sería una ventana enladrillada
con vistas a los besos que te debo.
Mis futuros no serían pasados imperfectos
y mis labios, adúlteros de ausencias,
aprenderían a decir “te necesito”.

De no haberte conocido,
¿qué parte de mi alma se habría quedado estéril,
estéril para siempre?.


Amado Storni
jaime7@andaluciajunta.es

Alfredo Di Bernardo: ¿Para quién canto yo, entonces?


¿PARA QUIÉN CANTO YO, ENTONCES?

En su libro "Homo videns (la sociedad teledirigida)", Giovanni Sartori expone una teoría alarmante: el "homo sapiens", caracterizado por su capacidad de desarrollar una inteligencia abstracta mediante el complejo aprendizaje de un lenguaje simbólico (el de la palabra escrita), estaría siendo reemplazado por un "homo videns", individuo que, al ser formado desde niño bajo el imperio de la imagen, no logra desarrollar su inteligencia abstracta y, por lo tanto, llega a la adultez sin poder comprender conceptos, transformado en un ser pasivo y acrítico que mira sin ver, y ve sin entender.


Por supuesto, resulta imposible aventurar desde la mirada inevitablemente miope de la contemporaneidad si las conclusiones a las que arriba Sartori son sólo una exageración apocalíptica o si, por el contrario, estamos en presencia de una notable muestra de lucidez respecto del futuro que nos aguarda como especie. Sin embargo, aún si se estimara que su pronóstico es descabellado, parece innegable que su diagnóstico sobre el presente no lo es. Cualquier docente que se haya parado al frente de un aula en los últimos tiempos puede dar fe de algunos de los síntomas preocupantes descriptos en el libro. Y no hace falta recurrir a minuciosos cuadros estadísticos para comprobar cuántas horas diarias dedican los "video-niños" a la televisión y/o a Internet, ni para constatar su escaso apego a la saludable gimnasia de abordar textos escritos.


Es cierto, se ha teorizado hasta el cansancio acerca de las consecuencias perjudiciales que trae aparejada (a los individuos pero también a las sociedades) la ausencia del hábito de la ectura. Pero Sartori va una vuelta de tuerca más allá de lo habitual y lleva la cuestión desde lo sociológico hacia un plano antropológico. Ya no se trataría simplemente de una costumbre que ha caído en desuso, sino de un comportamiento que genera una modificación estructural en el desarrollo intelectual de las personas y, con ella, una manera nueva -y notablemente empobrecida- de percibir la realidad.


¿Exagera Sartori? Puede ser. ¿Es sólo un recurso retórico al que echa mano para llamar la atención sobre el problema, (o sobre sí mismo)? También puede ser. Pero ¿cómo no sentirnos profundamente descorazonados frente a un niño de 12 años que nos pregunta, con pragmático escepticismo, cuál es la gracia de imaginarse cosas? Y es que ahí radica justamente la gravedad del asunto: el problema no es que a la mayoría de los niños y adolescentes actuales no les guste leer; \nel problema es que, directamente, esa mayoría no consigue ya captar qué sentido tiene el hecho mismo de la lectura. El universo de los libros les resulta antinatural, lo observan con extrañeza pero sin curiosidad. Pueden prescindir perfectamente de él y no sienten culpa o vergüenza alguna por ello.


En un mundo regido por la primacía de lo audiovisual, dedicarse a producir textos suena a despropósito. Sartori no se detiene a explorar esta problemática de los escritores pero, dado el contexto tan adverso que describe, resulta evidente el incómodo lugar al que hemos quedado relegados. "A esta sociedad anestesiada le sobran los escritores", se quejaba cáusticamente Camilo José Cela en su prólogo "La colmena". Quizás pueda discutirse la falta de matices de tamaña aseveración, pero es imposible desconocer la dosis de verdad que la misma contiene. Convengamos que el mundo no sufriría ningún descalabro si un buen día se decretara un paro general de poetas.

En la Argentina, para que un libro sea considerado un éxito editorial, debe vender unos cincuenta mil ejemplares, fenómeno éste que no constituye, por cierto, el resultado usual alcanzado por la mayoría de los títulos editados en nuestro país (a no ser, claro, que uno haya tenido el buen tino de convertirse en figura mediática y recién después ponerse a escribir).
Téngase en cuenta que muchos de estos libros salen a la luz costeados por sus propios autores, en ediciones pequeñas que no superan los 500 ejemplares, los cuales -por añadidura- suelen no encontrar demasiados lectores dispuestos a comprarlos. Y si bien es cierto que cincuenta mil lectores, puestos todos juntos, llenarían la cancha de Boca, la importancia de esa cifra se relativiza si se piensa que, en el mundo de la televisión, cincuenta mil personas equivalen a menos de un punto de rating, y que una audiencia semejante representa un rotundo fracaso comparada con los tres o cuatro millones de entusiastas seguidores con que cuentan los programas más exitosos de la pantalla. Por otra parte, no hay que olvidar que vivimos en un país que tiene cuarenta millones de habitantes; es decir que un libro es considerado un suceso cuando lo compra algo más del 0,12 % de la población nacional, porcentaje éste -dicho sea de paso- con el cual un partido político no lograría jamás colocar un diputado en el Congreso. No se puede reducir el problema a una mera cuestión de cifras, por supuesto, pero éstas vienen bien para comprender dónde estamos parados los que escribimos.".

No creo, a pesar de todo, que los escritores seamos una especie en vías de extinción. Sea por idealismo, fatalidad o insensatez, siempre habrá, estimo, quienes nazcan con esta inefable vocación de ordenar y combinar palabras para plasmar con ellas ideas y sentimientos. El problema no está dado por saber si vamos a sobrevivir, sino por dilucidar en qué condiciones vamos a seguir ejerciendo este don que nos ha tocado en suerte. Porque es altamente probable que, en una sociedad de "homo videns", lo que mejor sabemos hacer en la vida termine por no importarle a casi nadie. De ser así, los escritores nos volveremos sujetos irreversiblemente anacrónicos y más antifuncionales que nunca, seremos como expertos en glaciares viviendo en el Sahara o especialistas en filosofía presocrática intentando trabajar en Wall Street. ¿Qué sentido tendrá entonces nuestra tarea? ¿Acabaremos acaso transformados en una secta estrafalaria, con códigos inteligibles sólo para iniciados? ¿Le daremos a nuestra obstinación un matiz de heroísmo romántico que nadie, excepto nosotros mismos y nuestros pocos pares, será capaz de apreciar?

¿Nos aferraremos a la ilusión de ser adalides de una resistencia fantasmal que, en términos globales, pasará completamente inadvertida?

No sabemos, claro, si las profecías de Sartori habrán de cumplirse o no, pero es indudable que ciertas manifestaciones de ese porvenir hipotético laten ya en nuestro presente. Por las dudas, deberíamos empezar hoy mismo a preguntarnos, como en aquella canción de Sui Generis, "¿para quién canto yo, entonces?". Y tratar de contestarnos honestamente, sin apelar a los seductores artilugios de la poesía.

No sea cosa que el futuro nos tome desprevenidos.

Alfredo Di Bernardo

alfdibernardo@ciudad.com.ar
personales.ciudad.com.ar/alfdibernardo

Simón Esain: De su poemario inédito U.S.Me (paraíso del acobardado)

la espera, una de las deformaciones
más humanas


mirando la pared recuerdo la pregunta
- ¿Qué pretenden de nosotros? -
pero la misma pared me impide oír cualquier respuesta
- Nada – dirá el blanco de la cal reemplazando
al actor por demás maquillado
- Todo – dirá la primera oscuridad, su vieja
mancha cinematográfica ondulando en la frescura del atardecer
vieja playa de San Clemente
¡vieja ola!
mi espera, peldaño en la serie
mi espera, olita
ollita al fuego
la espera, explicación de lo esperado
espera, nada más, no la esperanza, la puta esperanza
espera, bien proletaria de la recuperación del consuelo
lo inesperado, lo inesperado y mágico, antagonista del esperador
el que espera, sólo dueño
de lo que significa haber esperado
nada menos
llegar a ser
¡qué asociación tardía!
cuántas tardes
cuán tarde y cobarde
amén



Simón Esain
simonesain@hotmail.com

Cristina Villanueva: minitextos

La siguiente

Ella había escuchado tantas historias de él sobre sus ex que ya no sabía si actuaba espontáneamente a o si en realidad estaba representando un papel que la dejara bien frente a la que la sucedería.

Acariciado

Lo acariciado se rodea ,no se toca .Es por descarne que resalta en ausencia. Pulsa. Lo acariciado está en la cabeza que lo piensa y lo evita. Centro de un espacio cuyo alrededor fue tacto. Diferente en la temperatura de la mano que no lo cubrió y del foco que lo destaca para eludirlo. Lo acariciado es un lugar del deseo que habla.


Suicidología


Cuando cursaba la especialización en Psiquiatría, no quiso anotarse en la materia semestral suicidología, tenía miedo a aprobar los trabajos prácticos.

Irse


En un espacio sin orillas la cabeza da vueltas
es un fuego de derretidas memorias desenlazadas.
Volver a ver la tierra.
Pasto seco que suena como seda en un espejismo barato.
Perdida mientras la otra en una fiesta, en una calle, o en una vida
con aspecto de maniquí sin vidriera espera que vuelva.

Estoy faltándome a la cita.


Cristina Villanueva
pluma@velocom.com.ar

Youssef Rzouga: Un gran amor marcha solo

entre seda y sed se extiende el camino de Vasco de Gama


algo
late, late, late
no sé adónde voy
pero me alegro
de que estés conmigo
algo raro nos llama

éste
no tiene nada
que ver con el sendero
que desemboca en cualquier cama

éste

no tiene nada
que ver con el drama del hombre pródigo
que acaba mal en un bar de mala fama

éste
no tiene nada
que ver con el héroe cartaginés Aníbal*
que se suicida vencido y triste
en alguna parte
en la ciudad de Zama**

éste
no tiene nada
que ver con el padre fiel
que juega en el casino a las damas

éste

no tiene nada
que ver con el don Juan de hoy
que siempre tiene miedo
de regresar solo hacia su mamá

éste
no tiene nada
que ver con el panorama contraste
que se ve desde aquí hacía Panamá

te voy a ser sincero
no siempre
es fácil

entre seda y sed
se extiende el camino de Vasco de Gama
el ave de paso

se alimenta de libertad
sobrevuela el territorio
con un ala rota
en busca del arco iris

un gran amor
marcha solo
no exige nada
las cosas
se arreglan también
por sí solas

Youssef Rzouga (Túnez)
youssef.rzouga@gmail.com

17/05/2007
* La Batalla de Zama enfrentó a Cartago, comandada por Aníbal, y Roma, dirigida por Publio Cornelio Escipión El Africano, en lo que sería la última batalla de la denominada Segunda Guerra Púnica. Tuvo lugar en la ciudad de Naragama entre la frontera de Túnez y Argelia el 19 de octubre del año 202 adC coincidiendo con un eclipse de sol.

**Zama, cerca de Cartago (Actual Túnez)

Miriam Cairo. Fragmentos

F R A G M E N T O S

Cuántas veces te soñé, alargada, con los ojos llenos de arena y de prisa en la opacidad de mis noches. Soñarte es el fermento de mi latido. En sueños te envuelvo con los ritos a los que siempre vuelvo: mi pie derecho apoyado sobre tu pecho izquierdo. Mi pie izquierdo hundiéndose en tu pecho diestro. El látex entrando y saliendo por uno y otro corredor templado, provocando el imprescindible atontamiento. Pero dejemos de lado el detalle escandaloso de nuestros hábitos.

Te sueño porque en el soñar no hay espacio para el alma sufridora. Sus relieves fulguran baboseados y en el remolino de su cueva penetran dedos, saliva, ideas. Algunas de ellas son exactas. Esto se refleja en la roja hinchazón de su morada. El alma puede acabar de pie, puede acabar sin aire, puede acabar en la noche o su costado.Soñarte es mi alimento. Es mi modo de llegar a la abierta magnitud de tus brazos. Y el alma colabora. El alma se entrega. El alma se abre, suda, burbujea, retumba. Como una dulce flor de carbón exhala su perfume implacable. Y se toca, se retuerce, corre como loca por las arterias ausentes. Un resplandor fugaz sobre la tierra funda la noche entre las noches y tiende el puente que atraviesa la dicha. ¿Dónde sino al centro de tu corazón iría a parar el tesonero gemido de mi alma?

CORAZÓN

Yo vuelo. Bendigo el interior de tus sueños. Pongo en marcha las alas y vuelo. Vuelo para irme más allá del espacio disponible pero me llevo tu boca que muerde. Tus manos que aprietan.
Me multiplico en vuelos. Siembro la espiga del pan. Corto la línea del tiempo. Hablo en nombre de todos los que aman. Me adelanto a decir que tu alma no está muerta. Que tu cuerpo no está lejos. Abandono todo dolor para instalarme en un nivel más hondo que los recuerdos.

Te nombro para que entres en mí. Te abro los caminos de un corazón sereno, que no brinca demencial pero que no está anestesiado. Al nombrarte ofrezco el corazón turgente. El corazón de giros mansos. El corazón que marca en la memoria el latido y la sed que abarca toda el agua.

Te nombro sin imperativos, sin acumulación, sin carga. Te nombro por sobre todos los nombres. Te llamo desde el fondo de mi historia, serenamente, suavemente. No con un grito. No con un alarido de desesperación sino con la dulzura de todas las mujeres que llaman, de todas las mujeres que no lloran sino que aman. Con cada palabra que escribo te llamo. Cuando miro alrededor, te llamo. Cuando estoy quieta y cuando vuelo te llamo. ¿Estás aquí?, pregunto.¿Pronto estarás aquí? El silencio es la respuesta que te nombra. Tu nombre se extiende, se despliega soberano de mi prioridad. Y tu recuerdo se vuelve un aire ardiente que entra por la ventana. Un aire que derrite el temor.


PREFERENCIA

Si vos no tuvieras el poder de preferir mis atrocidades de otras, no te sería dado establecer la diferencia entre un zaguán y una caverna, y por lo tanto, yo no sería espeluznante. Esa incapacidad de deducción te pondría a salvo de mí y te verías como un cachorro de caniche toy a los pies de cualquier verdad irrebatible. Para tu intranquilidad confieso que no consigo detener el vértigo ni la tundra cenagosa de lo real. Pero aunque no tengo rabo, puedo mover mi atrás alegremente cuando tu humanidad despierta mi animalidad.

Nuestra verdad no es el arma al costado del camino. No tiene una boca imponente, no resuena como un bramido rodante por la avenida. No se te pega como chicle en el zapato, no sube al piso doce en un ascensor que te lleva hasta las lágrimas. No cena en la más absoluta soledad de tu mesa. Nuestra verdad no despierta con cara de aburrimiento, no luce un prendedor de alfileres, no se peina con desgano ante el espejo, no quiere las llaves de tu casa.

A diferencia de otras, esta verdad olvida sus catástrofes. Te nombra la dulzura esperada. Te abarca como un mordisco que se traga la noche. Te demuestra que si vos no tuvieras el poder de preferir la hendidura de mi alma, yo no tendría interés por volverme riesgosa, expuesta, zozobrada.Las cosas muertas empobrecen todo entusiasmo legítimo. Si no tuvieras el poder de acalambrarte fervientemente, si no fueras hijo predilecto de la convulsión, yo permanecería quieta y silenciosa como una almohada. ¿A quién daría de comer los insolentes bocados de mi sexo?

Sé que a veces corremos a una velocidad que desbarranca. A veces, no querés soltar la mordedura, a veces un pez dorado nos devora, a veces provocamos violentos espumarajos, cataclismos, derrames y sudores. Pero también sé que puedo tenderme en forma de arena y entibiar los pies de quien me ama. Puedo nombrarte con esa ilusión escapada de donde estaba bien sujeta. Y sobre todo sé que me gusta la continuidad, pero prefiero nuestros fragmentos a construir una permanencia frígida y ácida.

Miriam Cairo
cairo367@hotmail.com
Fuente: Contratapa Rosario/12, jueves 17 de Mayo 2007.