"Yo", digo, mientras por reflejo me señalo el pecho con los dedos.
"Yo", te digo, y pretendo que esa escueta afirmación monosilábica alcance para que entiendas de qué estoy hablando.
"Yo", pronuncio, y al hacerlo no revelo casi nada de lo que intento nombrar.
Porque "yo" soy mi abuela que se dejaba ganar a las damas y mi abuelo que me sacaba a pasear en su jeep.
"Yo" soy aquel horizonte hacia el cual corrí ingenuamente para llegar adonde estaba el sol.
"Yo" soy "Los tres chiflados" a las diez de la mañana y "La Pantera Rosa" a las ocho y media de la noche.
"Yo" soy las partituras amarillentas que mis dedos flacos tocaron en el piano.
"Yo" soy las historietas que leí de panza al suelo comiendo galletitas con dulce de leche.
"Yo" soy ese universo paralelo que inventé para refugiarme.
"Yo" soy esa pelota pateada hasta el cansancio con una felicidad tan pura como jamás volví a sentir.
"Yo" soy la timidez irreductible de mi adolescencia.
"Yo" soy los sucesivos pares de anteojos que han decorado mi cara.
"Yo" soy la fascinación incomparable que me obsequiaron ciertos libros.
"Yo" soy los cien mil minutos de fútbol que llevo mirados.
"Yo" soy las ideas de otros que alumbraron mis búsquedas a tientas.
"Yo" soy todos los lugares por donde paseé mis ojos asombrados.
"Yo" soy mi ternura inagotable y mi agotadora ambivalencia.
"Yo" soy mis ideales más nobles y mis más indecentes fantasías.
"Yo" soy los textos por los que me han aplaudido y las palabras que nunca me atreví a pronunciar.
"Yo" soy la gente que me quiere y esta tendencia vocacional a la soledad.
"Yo" soy las mujeres que he abrazado y las que jamás me animé a besar.
"Yo" soy mi golosa inclinación al chocolate y la melancolía.
"Yo" soy esa perpetua sensación de extrañeza que me genera habitar este planeta.
"Yo" soy mi singular forma de interpretar el mundo y mi irónica manera de contárselo a los otros.
"Yo" soy el caos que percibo en el universo y esta ilusión de darle un orden poniéndolo en palabras.
"Yo", decís, mientras por reflejo te señalás el pecho con los dedos.
"Yo", me decís, y pretendés que esa escueta afirmación monosilábica alcance para que entienda de qué estás hablando.
Alfredo Di Bernardo
De "Crónicas del Hombre Alto" Nº 45
alfdibernardo@fibertel.com.ar
"Yo", te digo, y pretendo que esa escueta afirmación monosilábica alcance para que entiendas de qué estoy hablando.
"Yo", pronuncio, y al hacerlo no revelo casi nada de lo que intento nombrar.
Porque "yo" soy mi abuela que se dejaba ganar a las damas y mi abuelo que me sacaba a pasear en su jeep.
"Yo" soy aquel horizonte hacia el cual corrí ingenuamente para llegar adonde estaba el sol.
"Yo" soy "Los tres chiflados" a las diez de la mañana y "La Pantera Rosa" a las ocho y media de la noche.
"Yo" soy las partituras amarillentas que mis dedos flacos tocaron en el piano.
"Yo" soy las historietas que leí de panza al suelo comiendo galletitas con dulce de leche.
"Yo" soy ese universo paralelo que inventé para refugiarme.
"Yo" soy esa pelota pateada hasta el cansancio con una felicidad tan pura como jamás volví a sentir.
"Yo" soy la timidez irreductible de mi adolescencia.
"Yo" soy los sucesivos pares de anteojos que han decorado mi cara.
"Yo" soy la fascinación incomparable que me obsequiaron ciertos libros.
"Yo" soy los cien mil minutos de fútbol que llevo mirados.
"Yo" soy las ideas de otros que alumbraron mis búsquedas a tientas.
"Yo" soy todos los lugares por donde paseé mis ojos asombrados.
"Yo" soy mi ternura inagotable y mi agotadora ambivalencia.
"Yo" soy mis ideales más nobles y mis más indecentes fantasías.
"Yo" soy los textos por los que me han aplaudido y las palabras que nunca me atreví a pronunciar.
"Yo" soy la gente que me quiere y esta tendencia vocacional a la soledad.
"Yo" soy las mujeres que he abrazado y las que jamás me animé a besar.
"Yo" soy mi golosa inclinación al chocolate y la melancolía.
"Yo" soy esa perpetua sensación de extrañeza que me genera habitar este planeta.
"Yo" soy mi singular forma de interpretar el mundo y mi irónica manera de contárselo a los otros.
"Yo" soy el caos que percibo en el universo y esta ilusión de darle un orden poniéndolo en palabras.
"Yo", decís, mientras por reflejo te señalás el pecho con los dedos.
"Yo", me decís, y pretendés que esa escueta afirmación monosilábica alcance para que entienda de qué estás hablando.
Alfredo Di Bernardo
De "Crónicas del Hombre Alto" Nº 45
alfdibernardo@fibertel.com.ar
1 comentario:
Yo soy la que escribo y le canto a la luna
Yo soy la que lloro cuando algo no tiene cura
Yo soy el alma que cuando vuela...
Yo soy mucha
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