DEL POEMARIO EN PREPARACION BP NO TANGOS
Al volver de nuestros navíos vi detrás de una arboleda
no sé que gentes que hacían no sé qué, yo no sé cómo,
aguzando no sé qué hierros que sacaron no sé de
donde, no sé de qué manera.
Francois Rabelais, Pantagruel, Libro V, Cap. 9
pálido
sale afuera / el futuro
en manos del pozo
atardece / y la paz
se aprovecha de mí
que pensaba en apoderarme de tus garras
oír unos pasos
últimamente mi vida / es eso
que recién ha pasado
el olvido comienza
no sabemos si estos de hoy
son recuerdos de ayer
y si no te veo
¿cómo me veré?
¿cómo sabré quién soy
si no te conozco?
y si no te conozco
¿cómo me libraré de este agobio
de creerme espejo
donde se mira un ciego?
este / pecho de tantos
que me abandonan
si respiro
o este / ocaso
o grana contrita
a las 19:00 horas concretas
del cada vez más ejército
de mi retirada
adonde me arrodille / allí estará
lo que los otros contemplan
y resulta invisible para mí
oh, sexta vez / sexta vez
cuanto menos tiempo
me dan para contarte
más te cuento
tocar un pájaro / pegarle
a eso que vuela
decirte / no me he derramado
y que aparezca
soy tanto
de las cosas que ya no podremos
porque el objeto / de mi sí
eras vos
te dije que no
nadie debiera entender nada
nadie debiera contagiarse de nada
por ejemplo, sueño con ir a Las Rosas
como si contuviera un ángel llamandomé
repantigado escuchando
música para clavecín
tomando el fresco
en la única curva del camino
en realidad / ya no me interesa
que alguien lo entienda
como si él me lo dijera / lo digo
venimos con azadas, rastrillos
escobas de alambre
sufrimos de la misma enfermedad
la inexactitud del dolor
vos nos perdonás
yo te perdono
los días continúan
sufrimos de parecida enfermedad
la falta de dolor
me perdonás / yo te perdono
en tanto florecen las flores del crimen
el tiempo pasa
te sentís mejor
nosotros, unas de esas cuestiones pendientes
o esas que dijiste guirnaldas
o que dije condecoraciones
que tu viento o que mi viento
nadie duda que la dicha sea
un instante que puede ser reconstruido
debí haberme visto mirando a lo lejos
va a anochecer y falta
la canción de la lluvia
el que se muere es uno
y la muerte no está afuera
está en uno y uno es el que la toma en broma
se envuelve con ella como con una frazada
se queda dormido, envolvido, como siempre
sin darse vuelta
sin dar cuenta de los cambios de temperatura
sin despedirse del espejo
sin tantear antes del piso
en un nudo de la tormenta
tímida / aparece mi imaginación
también la poesía es algo
que si no respira se muere
animal sufrido el corazón callado doméstico
el estuche del estuche difícil
contengo la respiración mientras los violines suspiran
va quedando apoyada la música en mis porciones de aire
lo sueña Debussy
un poema culmina
si el que muere
comprende que ha vivido
ponerse una flor
en la tumba del ojal
agacharse a su olor de
perro que te mea
ahí va al mutis / mi personaje
que no me deja solo
donde hay drama
donde un aplauso sonaría ilógico
es artificial pero ya es viejo
cubierto de musgo
a punto de florecer
el necesario cadáver de los que están vivos
el mercenario cadáver de los que están muertos
color y perfume servirán de fallo
sobre la almohada del extinto
tal vez hubo un hombre que lo vio todo
y lo olvidó todo
sintió mucha piedad y pudo regalarla
quizá se transformó en creador
los pájaros han cantado y se han ido
como el canario en el patio que era del vecino
como el temblor que una vez habitó mi garganta
ahora donde habita cada uno de mis viejos amigos
entonces me pregunto
si no estamos prisioneros ¿estamos?
una fotografía, aquí, igual de perenne
como una montaña impenetrable
ahora la verdadera búsqueda me busca
la luz se cansó de esperarme
tanto atardecer que
llega el otoño
se piensa en uno de estos días
ahí está / la angustia que fabrico
después vendrá / la que me fabricaba
con el que fabricó
a cierta hora todo color pasa entristecido
porque es luz yendosé
me acompañan por un largo corredor
que lleva al baño y después a morir
abonar tu seriedad es mi huerta
es una flor tan delicada mi decepción
que le molesta que sonrías
siempre
debiera ser vino a futuro
no ruidos de cosecha
cuando la realidad parpadea / se ve
el observador / ojo del diablo
I
el frío suena lejos / sólo
sacaron el tren / sacaron el tren
no más guirnaldas azules
a lo largo de las despedidas
no más casitas veloces
corriendo a visitar mi pasado
II
como el dócil volumen del paquidermo
como la larga historia que se acerca a un final
como la calle vista a través de una careta
fría mente / adornada con trazos de seda
el tren llega a Gándara
y Gándara se detiene en el andén
III
cuando el tren pasó por Gándara
los chicos de la escuela se pararon en los vidrios
para que los fotografiaran
unos altos, otros bajos
aquél sonreía, alzó su mano / a otro
se le caían los hombros como su modo de sonreírnos
la casa rosada de la esquina se refleja en el charco de la lluvia
meto la rueda por la ventana de la casa porque tengo que cruzar
el agua se ondula / la imagen se triza / paso
no dejo de contemplarla como si continuara
al otro lado, en el instante previo
que era un desborde de calificativos
no puedo escribir el verso del hombre que cruzó un reflejo
aunque mi bicicleta avance y lo diluya
el verso repite la imagen / me vuelve atrás
encantado por un simple reflejo en el agua sucia
así llego al nuevo charco / al inusual de mí
importa aquella lluvia que me sorprendió
el charco de lluvia refleja la casa rosada en la esquina
una y otra vez al otro lado del verso / y después
empezamos a repetirnos yo / y el intento
el charco que nadie cruza
salvo el cielo gris
LA NOTA MI
coincide / sobre la casa
la condición del pino
no gravita / lo observado
surge
la luz pasa
callo
en el suelo la mancha a sangre
a su lado un hombre acostado
junto a ellos un hombre de pie
frente a ellos un hombre sentado
miran al cielo / desorientados
su hombre y la mancha a sangre
el crimen desorienta / sentimos
seguimos presintiendo que la paz
consigue algún rumbo exterior
la falta de alcohol puede beberse
cabe emborracharse de abstinencia
uno puede ir a cegarse bajo control
dejando la tiesura de los envases vacíos
a disposición de otros congéneres
igual de afortunados
recién llegada desde el sol
corre una cucaracha sobre la mesa
casas vacías donde el tiempo no entra
algún día lo destruido constituirá el secreto
escribirá la poesía de la destrucción
el sol cayó en la mesa
un sacacorchos de cera sobre fotografías de pueblo
le pregunté con qué iría a soñar esta noche
recité la callecita tupida
madreselvas y ligustros / florida
de estas mixturas que la gente inventa
hueco / forjador
amanecer con la inquietud, amigos
me es bastante
las expresiones de la estupidez violan el aire
que recién ahora / siento mío
por encima de las arrugas
del maquillaje
los ojos carbones a punto de encenderse
pájaros a punto de picar
ese que está sentado en la cama
en realidad está muerto
yo también necesito respirar
yo también necesito descansar
yo también necesito ver
pasar de largo la carga tambaleante
que porte una revelación
que se lleve las vísperas deseadas
Simón Esain
simonesain@hotmail.com
Al volver de nuestros navíos vi detrás de una arboleda
no sé que gentes que hacían no sé qué, yo no sé cómo,
aguzando no sé qué hierros que sacaron no sé de
donde, no sé de qué manera.
Francois Rabelais, Pantagruel, Libro V, Cap. 9
pálido
sale afuera / el futuro
en manos del pozo
atardece / y la paz
se aprovecha de mí
que pensaba en apoderarme de tus garras
oír unos pasos
últimamente mi vida / es eso
que recién ha pasado
el olvido comienza
no sabemos si estos de hoy
son recuerdos de ayer
y si no te veo
¿cómo me veré?
¿cómo sabré quién soy
si no te conozco?
y si no te conozco
¿cómo me libraré de este agobio
de creerme espejo
donde se mira un ciego?
este / pecho de tantos
que me abandonan
si respiro
o este / ocaso
o grana contrita
a las 19:00 horas concretas
del cada vez más ejército
de mi retirada
adonde me arrodille / allí estará
lo que los otros contemplan
y resulta invisible para mí
oh, sexta vez / sexta vez
cuanto menos tiempo
me dan para contarte
más te cuento
tocar un pájaro / pegarle
a eso que vuela
decirte / no me he derramado
y que aparezca
soy tanto
de las cosas que ya no podremos
porque el objeto / de mi sí
eras vos
te dije que no
nadie debiera entender nada
nadie debiera contagiarse de nada
por ejemplo, sueño con ir a Las Rosas
como si contuviera un ángel llamandomé
repantigado escuchando
música para clavecín
tomando el fresco
en la única curva del camino
en realidad / ya no me interesa
que alguien lo entienda
como si él me lo dijera / lo digo
venimos con azadas, rastrillos
escobas de alambre
sufrimos de la misma enfermedad
la inexactitud del dolor
vos nos perdonás
yo te perdono
los días continúan
sufrimos de parecida enfermedad
la falta de dolor
me perdonás / yo te perdono
en tanto florecen las flores del crimen
el tiempo pasa
te sentís mejor
nosotros, unas de esas cuestiones pendientes
o esas que dijiste guirnaldas
o que dije condecoraciones
que tu viento o que mi viento
nadie duda que la dicha sea
un instante que puede ser reconstruido
debí haberme visto mirando a lo lejos
va a anochecer y falta
la canción de la lluvia
el que se muere es uno
y la muerte no está afuera
está en uno y uno es el que la toma en broma
se envuelve con ella como con una frazada
se queda dormido, envolvido, como siempre
sin darse vuelta
sin dar cuenta de los cambios de temperatura
sin despedirse del espejo
sin tantear antes del piso
en un nudo de la tormenta
tímida / aparece mi imaginación
también la poesía es algo
que si no respira se muere
animal sufrido el corazón callado doméstico
el estuche del estuche difícil
contengo la respiración mientras los violines suspiran
va quedando apoyada la música en mis porciones de aire
lo sueña Debussy
un poema culmina
si el que muere
comprende que ha vivido
ponerse una flor
en la tumba del ojal
agacharse a su olor de
perro que te mea
ahí va al mutis / mi personaje
que no me deja solo
donde hay drama
donde un aplauso sonaría ilógico
es artificial pero ya es viejo
cubierto de musgo
a punto de florecer
el necesario cadáver de los que están vivos
el mercenario cadáver de los que están muertos
color y perfume servirán de fallo
sobre la almohada del extinto
tal vez hubo un hombre que lo vio todo
y lo olvidó todo
sintió mucha piedad y pudo regalarla
quizá se transformó en creador
los pájaros han cantado y se han ido
como el canario en el patio que era del vecino
como el temblor que una vez habitó mi garganta
ahora donde habita cada uno de mis viejos amigos
entonces me pregunto
si no estamos prisioneros ¿estamos?
una fotografía, aquí, igual de perenne
como una montaña impenetrable
ahora la verdadera búsqueda me busca
la luz se cansó de esperarme
tanto atardecer que
llega el otoño
se piensa en uno de estos días
ahí está / la angustia que fabrico
después vendrá / la que me fabricaba
con el que fabricó
a cierta hora todo color pasa entristecido
porque es luz yendosé
me acompañan por un largo corredor
que lleva al baño y después a morir
abonar tu seriedad es mi huerta
es una flor tan delicada mi decepción
que le molesta que sonrías
siempre
debiera ser vino a futuro
no ruidos de cosecha
cuando la realidad parpadea / se ve
el observador / ojo del diablo
I
el frío suena lejos / sólo
sacaron el tren / sacaron el tren
no más guirnaldas azules
a lo largo de las despedidas
no más casitas veloces
corriendo a visitar mi pasado
II
como el dócil volumen del paquidermo
como la larga historia que se acerca a un final
como la calle vista a través de una careta
fría mente / adornada con trazos de seda
el tren llega a Gándara
y Gándara se detiene en el andén
III
cuando el tren pasó por Gándara
los chicos de la escuela se pararon en los vidrios
para que los fotografiaran
unos altos, otros bajos
aquél sonreía, alzó su mano / a otro
se le caían los hombros como su modo de sonreírnos
la casa rosada de la esquina se refleja en el charco de la lluvia
meto la rueda por la ventana de la casa porque tengo que cruzar
el agua se ondula / la imagen se triza / paso
no dejo de contemplarla como si continuara
al otro lado, en el instante previo
que era un desborde de calificativos
no puedo escribir el verso del hombre que cruzó un reflejo
aunque mi bicicleta avance y lo diluya
el verso repite la imagen / me vuelve atrás
encantado por un simple reflejo en el agua sucia
así llego al nuevo charco / al inusual de mí
importa aquella lluvia que me sorprendió
el charco de lluvia refleja la casa rosada en la esquina
una y otra vez al otro lado del verso / y después
empezamos a repetirnos yo / y el intento
el charco que nadie cruza
salvo el cielo gris
LA NOTA MI
coincide / sobre la casa
la condición del pino
no gravita / lo observado
surge
la luz pasa
callo
en el suelo la mancha a sangre
a su lado un hombre acostado
junto a ellos un hombre de pie
frente a ellos un hombre sentado
miran al cielo / desorientados
su hombre y la mancha a sangre
el crimen desorienta / sentimos
seguimos presintiendo que la paz
consigue algún rumbo exterior
la falta de alcohol puede beberse
cabe emborracharse de abstinencia
uno puede ir a cegarse bajo control
dejando la tiesura de los envases vacíos
a disposición de otros congéneres
igual de afortunados
recién llegada desde el sol
corre una cucaracha sobre la mesa
casas vacías donde el tiempo no entra
algún día lo destruido constituirá el secreto
escribirá la poesía de la destrucción
el sol cayó en la mesa
un sacacorchos de cera sobre fotografías de pueblo
le pregunté con qué iría a soñar esta noche
recité la callecita tupida
madreselvas y ligustros / florida
de estas mixturas que la gente inventa
hueco / forjador
amanecer con la inquietud, amigos
me es bastante
las expresiones de la estupidez violan el aire
que recién ahora / siento mío
por encima de las arrugas
del maquillaje
los ojos carbones a punto de encenderse
pájaros a punto de picar
ese que está sentado en la cama
en realidad está muerto
yo también necesito respirar
yo también necesito descansar
yo también necesito ver
pasar de largo la carga tambaleante
que porte una revelación
que se lleve las vísperas deseadas
Simón Esain
simonesain@hotmail.com
2 comentarios:
Sin palabras , las tuyas lo dicen todo. te espero en mi casa, café o chocolate?
Muy bien, Aníbal Jorge, por albergar en tu propuesta-e textos de uno de los más sólidos y poco difundidos poetas argentinos contemporáneos (y te lo dice uno que tiene releídos más de una vez todos los poemarios de Esain).
Desde Chascomús, provincia de Buenos Aires, durante varios años editó "La Silla Tibia", artesanal e inolvidable revista de difusión literaria.
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