miércoles, 9 de julio de 2008

Simón Esain: BP No Tangos


DEL POEMARIO EN PREPARACION BP NO TANGOS



Al volver de nuestros navíos vi detrás de una arboleda

no sé que gentes que hacían no sé qué, yo no sé cómo,

aguzando no sé qué hierros que sacaron no sé de

donde, no sé de qué manera.


Francois Rabelais, Pantagruel, Libro V, Cap. 9





pálido

sale afuera / el futuro

en manos del pozo



atardece / y la paz

se aprovecha de mí

que pensaba en apoderarme de tus garras



oír unos pasos

últimamente mi vida / es eso

que recién ha pasado




el olvido comienza

no sabemos si estos de hoy

son recuerdos de ayer



y si no te veo

¿cómo me veré?

¿cómo sabré quién soy

si no te conozco?

y si no te conozco

¿cómo me libraré de este agobio

de creerme espejo

donde se mira un ciego?





este / pecho de tantos

que me abandonan

si respiro




o este / ocaso

o grana contrita

a las 19:00 horas concretas

del cada vez más ejército

de mi retirada



adonde me arrodille / allí estará

lo que los otros contemplan

y resulta invisible para mí




oh, sexta vez / sexta vez

cuanto menos tiempo

me dan para contarte

más te cuento


tocar un pájaro / pegarle

a eso que vuela


decirte / no me he derramado

y que aparezca

soy tanto

de las cosas que ya no podremos



porque el objeto / de mi sí

eras vos

te dije que no



nadie debiera entender nada

nadie debiera contagiarse de nada

por ejemplo, sueño con ir a Las Rosas

como si contuviera un ángel llamandomé

repantigado escuchando

música para clavecín

tomando el fresco

en la única curva del camino

en realidad / ya no me interesa

que alguien lo entienda

como si él me lo dijera / lo digo



venimos con azadas, rastrillos

escobas de alambre

sufrimos de la misma enfermedad

la inexactitud del dolor

vos nos perdonás

yo te perdono

los días continúan


sufrimos de parecida enfermedad

la falta de dolor

me perdonás / yo te perdono

en tanto florecen las flores del crimen

el tiempo pasa

te sentís mejor


nosotros, unas de esas cuestiones pendientes

o esas que dijiste guirnaldas

o que dije condecoraciones

que tu viento o que mi viento




nadie duda que la dicha sea

un instante que puede ser reconstruido

debí haberme visto mirando a lo lejos




va a anochecer y falta

la canción de la lluvia




el que se muere es uno

y la muerte no está afuera

está en uno y uno es el que la toma en broma

se envuelve con ella como con una frazada

se queda dormido, envolvido, como siempre

sin darse vuelta

sin dar cuenta de los cambios de temperatura

sin despedirse del espejo

sin tantear antes del piso




en un nudo de la tormenta

tímida / aparece mi imaginación


también la poesía es algo

que si no respira se muere


animal sufrido el corazón callado doméstico

el estuche del estuche difícil


contengo la respiración mientras los violines suspiran

va quedando apoyada la música en mis porciones de aire

lo sueña Debussy




un poema culmina

si el que muere

comprende que ha vivido


ponerse una flor

en la tumba del ojal

agacharse a su olor de

perro que te mea


ahí va al mutis / mi personaje

que no me deja solo

donde hay drama

donde un aplauso sonaría ilógico



es artificial pero ya es viejo

cubierto de musgo

a punto de florecer


el necesario cadáver de los que están vivos

el mercenario cadáver de los que están muertos


color y perfume servirán de fallo

sobre la almohada del extinto




tal vez hubo un hombre que lo vio todo

y lo olvidó todo

sintió mucha piedad y pudo regalarla

quizá se transformó en creador




los pájaros han cantado y se han ido


como el canario en el patio que era del vecino

como el temblor que una vez habitó mi garganta

ahora donde habita cada uno de mis viejos amigos


entonces me pregunto

si no estamos prisioneros ¿estamos?


una fotografía, aquí, igual de perenne

como una montaña impenetrable



ahora la verdadera búsqueda me busca

la luz se cansó de esperarme


tanto atardecer que

llega el otoño

se piensa en uno de estos días




ahí está / la angustia que fabrico

después vendrá / la que me fabricaba

con el que fabricó




a cierta hora todo color pasa entristecido

porque es luz yendosé

me acompañan por un largo corredor

que lleva al baño y después a morir



abonar tu seriedad es mi huerta

es una flor tan delicada mi decepción

que le molesta que sonrías


siempre

debiera ser vino a futuro

no ruidos de cosecha


cuando la realidad parpadea / se ve

el observador / ojo del diablo



I


el frío suena lejos / sólo

sacaron el tren / sacaron el tren

no más guirnaldas azules

a lo largo de las despedidas

no más casitas veloces

corriendo a visitar mi pasado


II


como el dócil volumen del paquidermo

como la larga historia que se acerca a un final

como la calle vista a través de una careta

fría mente / adornada con trazos de seda

el tren llega a Gándara

y Gándara se detiene en el andén


III


cuando el tren pasó por Gándara

los chicos de la escuela se pararon en los vidrios

para que los fotografiaran

unos altos, otros bajos

aquél sonreía, alzó su mano / a otro

se le caían los hombros como su modo de sonreírnos




la casa rosada de la esquina se refleja en el charco de la lluvia

meto la rueda por la ventana de la casa porque tengo que cruzar

el agua se ondula / la imagen se triza / paso

no dejo de contemplarla como si continuara

al otro lado, en el instante previo

que era un desborde de calificativos

no puedo escribir el verso del hombre que cruzó un reflejo

aunque mi bicicleta avance y lo diluya

el verso repite la imagen / me vuelve atrás

encantado por un simple reflejo en el agua sucia

así llego al nuevo charco / al inusual de mí

importa aquella lluvia que me sorprendió

el charco de lluvia refleja la casa rosada en la esquina

una y otra vez al otro lado del verso / y después

empezamos a repetirnos yo / y el intento

el charco que nadie cruza

salvo el cielo gris



LA NOTA MI


coincide / sobre la casa

la condición del pino

no gravita / lo observado

surge

la luz pasa

callo



en el suelo la mancha a sangre

a su lado un hombre acostado

junto a ellos un hombre de pie

frente a ellos un hombre sentado

miran al cielo / desorientados

su hombre y la mancha a sangre

el crimen desorienta / sentimos

seguimos presintiendo que la paz

consigue algún rumbo exterior




la falta de alcohol puede beberse

cabe emborracharse de abstinencia

uno puede ir a cegarse bajo control

dejando la tiesura de los envases vacíos

a disposición de otros congéneres

igual de afortunados




recién llegada desde el sol

corre una cucaracha sobre la mesa


casas vacías donde el tiempo no entra


algún día lo destruido constituirá el secreto

escribirá la poesía de la destrucción




el sol cayó en la mesa

un sacacorchos de cera sobre fotografías de pueblo

le pregunté con qué iría a soñar esta noche

recité la callecita tupida

madreselvas y ligustros / florida

de estas mixturas que la gente inventa




hueco / forjador

amanecer con la inquietud, amigos

me es bastante




las expresiones de la estupidez violan el aire

que recién ahora / siento mío




por encima de las arrugas

del maquillaje

los ojos carbones a punto de encenderse

pájaros a punto de picar




ese que está sentado en la cama

en realidad está muerto

yo también necesito respirar

yo también necesito descansar

yo también necesito ver

pasar de largo la carga tambaleante

que porte una revelación

que se lleve las vísperas deseadas


Simón Esain
simonesain@hotmail.com

2 comentarios:

Mucha dijo...

Sin palabras , las tuyas lo dicen todo. te espero en mi casa, café o chocolate?

Rolando Revagliatti dijo...

Muy bien, Aníbal Jorge, por albergar en tu propuesta-e textos de uno de los más sólidos y poco difundidos poetas argentinos contemporáneos (y te lo dice uno que tiene releídos más de una vez todos los poemarios de Esain).
Desde Chascomús, provincia de Buenos Aires, durante varios años editó "La Silla Tibia", artesanal e inolvidable revista de difusión literaria.