Cosa Complicada esa de hablar o escribir sobre nombres, y mas aún, describir las mil y una sensaciones que puede despertar en otras personas si se le asocia a la manera de ser de su portador.
Por ejemplo, a mi amiga Mirta (a quien llamamos Mirtita por ser de tamaño pequeño y para distinguirla de la otra Mirta, alta y robusta), no le gusta su nombre. Sin embargo, le queda bien, o mejor, le sienta bien, quizá porque ella es como es: dulce, tibia, familiera, charlatana con fundamentos que le permiten explayarse con holgura en una gran variedad de temas.
Desde que nos conocimos hicimos buenas migas y a medida que pasó el tiempo se acentuó la empatía y hoy nos entendemos con una mirada, siempre cómplice,
aunque estemos una en cada punta de la estancia. Es como si una tomara de la mente de la otra lo que esa otra está pensando. En muchas ocasiones, y si es algo gracioso, basta la mirada para que debamos sofocar la risa delante de los demás. Y como ésa, tantas…
Recuerdo la ocasión en que por un ejercicio sugerido por la profesora del taller literario al que ambas concurrimos, debimos mirarnos un largo rato a los ojos, como si yo llevara una pantalla en mis manos y ella tuviera que leer lo que estaba escrito; caminamos un rato alrededor de la mesa y luego, a escribir! Increíblemente, ambas inventamos historias similares ubicándolas en países lejanos y misteriosos.
Sí, Mirta es como su nombre: etérea, romántica, leal. Bajo su corta estatura se esconde una montaña de mujer a veces niña, otras, ángel.
Para mí es como Platero: pequeña, frágil, como si fuera de algodón. Como si fuera de algodón…¡pero no peluda!
Fanny Garbini Téllez
fannygarbini@yahoo.com.ar
Por ejemplo, a mi amiga Mirta (a quien llamamos Mirtita por ser de tamaño pequeño y para distinguirla de la otra Mirta, alta y robusta), no le gusta su nombre. Sin embargo, le queda bien, o mejor, le sienta bien, quizá porque ella es como es: dulce, tibia, familiera, charlatana con fundamentos que le permiten explayarse con holgura en una gran variedad de temas.
Desde que nos conocimos hicimos buenas migas y a medida que pasó el tiempo se acentuó la empatía y hoy nos entendemos con una mirada, siempre cómplice,
aunque estemos una en cada punta de la estancia. Es como si una tomara de la mente de la otra lo que esa otra está pensando. En muchas ocasiones, y si es algo gracioso, basta la mirada para que debamos sofocar la risa delante de los demás. Y como ésa, tantas…
Recuerdo la ocasión en que por un ejercicio sugerido por la profesora del taller literario al que ambas concurrimos, debimos mirarnos un largo rato a los ojos, como si yo llevara una pantalla en mis manos y ella tuviera que leer lo que estaba escrito; caminamos un rato alrededor de la mesa y luego, a escribir! Increíblemente, ambas inventamos historias similares ubicándolas en países lejanos y misteriosos.
Sí, Mirta es como su nombre: etérea, romántica, leal. Bajo su corta estatura se esconde una montaña de mujer a veces niña, otras, ángel.
Para mí es como Platero: pequeña, frágil, como si fuera de algodón. Como si fuera de algodón…¡pero no peluda!
Fanny Garbini Téllez
fannygarbini@yahoo.com.ar
2 comentarios:
Fanny, tus narraciones tiene muchas facetas pero hay una que jamás se escapa y es la ternura. Ni impostada ni fabricada, nacida.Este texto además de eso tiene una sabor muy lindo= Abrazos. Mercedes Sáenz
Gracias, Merci! como siempre,tu comemtario es una caricia para el alma, tines la virtud de conmoverme con tu actitud de presencia permanente para los halagos.
un abrazo grande para tí y ADELANTE, POETA!!
fanny
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