sábado, 26 de diciembre de 2009

Mario Capasso: Cambalache



Mi casa es un cambalache. Creo que hasta Discepolín se negaría a poner un pie acá adentro. Es una inmensa pila de cosas al pedo y en la cima, por ahora, quedó la máquina de escribir que me sirve para dejar testimonio de lo que pasa.
Todo comenzó a agravarse anoche, cuando mi vecina vino a buscar su ración acostumbrada y se agachó a tal efecto y algo que hasta ese momento no se había roto, se rompió. Pero ya la voy a encontrar, en algún lado debe estar, aunque por ahora no tengo ninguna pista y tampoco un perro que me ayude a olerla.
Es sólo cuestión de paciencia, ella lo decía siempre cuando se iba de aquí, más bien defraudada por mi falta de carácter o por alguna otra cuestión no resuelta o resuelta con excesiva rapidez. Esta manera de pensar acerca de las ventajas de la paciencia, supongo, debe ser su sostén en estos momentos, en que los gritos del marido intentan confundirme y de paso tirar la puerta abajo y convertir mi cabeza en un cambalache, tal vez parecido al de mi casa, en el que mi vecina debe estar esperándome, inmersa entre las muchas cosas sin sentido, supongo.

Mario Capasso
http://www.textos-en-escombros.com.ar/

1 comentario:

Ana Silvia Mazía dijo...

Ahhh... qué vértigo.
Me alegro de no ser tu vecina, MC.
Ana