Yo lo vi
Azul fuego
Lo vi
luz que ciega.
Yo lo vi
enorme
diminuto.
Me aplastó
contra la tierra.
Me disparó como una flecha
hasta el sol.
Oí su música
melosa
brava.
Sentí en la lengua
su viscosa dulzura.
En las yemas de los dedos
su aspereza
caliente
su frío de seda.
Me sacudió
de pies a cabeza
como un relámpago violeta.
Me meció en sus brazos
hasta dormirme
sonriente.
Me dio de mamar
hasta el hartazgo.
Me hizo estallar
en lágrimas
en carcajadas.
Sentí sus pasos mudos
cuando ya era tarde.
Lo celebré
lo padecí
lo compartí.
Guardé un poco
para tiempos magros.
Se esparció como
el polen
el viento
la lluvia
la nieve.
Un simún de arena
que arranca la piel.
Un estruendo que
en sor de ce.
Una inmensa flor
amarilla
que te traga.
Una ola gigante
que te arrastra
por el fondo del mar.
Un susurro sonámbulo.
Mano que roza
apeeenas
y enciende enciende
enciende.
Fragante
suntuoso
verde necesario
arrasador.
Me lleva de la mano
por la vida
y no me suelta más.
Mejor así.
¡Ave, César!
A César Vallejo
Ave sangrante
emplumada
desplumada
negra, amarilla, roja.
El corazón emplumado
de flechas
que gotean.
Una pluma clavada
en el ojo
en ese ojo.
Un palpitar antiguo
antiguo.
Un latir que crece
hasta retumbo, erupción
cataclismo
Y la tierra que cae
no cae
Estalla dispara
Pedazos de gente
de mares
de peces
de frutas
entran en la órbita del sol
y se acabó.
Se acabó.
Ana Silvia Mazía
http://www.diariodeunadiariera.blogspot.com/
http://www.radioyentesdelmolino.blogspot.com/
Azul fuego
Lo vi
luz que ciega.
Yo lo vi
enorme
diminuto.
Me aplastó
contra la tierra.
Me disparó como una flecha
hasta el sol.
Oí su música
melosa
brava.
Sentí en la lengua
su viscosa dulzura.
En las yemas de los dedos
su aspereza
caliente
su frío de seda.
Me sacudió
de pies a cabeza
como un relámpago violeta.
Me meció en sus brazos
hasta dormirme
sonriente.
Me dio de mamar
hasta el hartazgo.
Me hizo estallar
en lágrimas
en carcajadas.
Sentí sus pasos mudos
cuando ya era tarde.
Lo celebré
lo padecí
lo compartí.
Guardé un poco
para tiempos magros.
Se esparció como
el polen
el viento
la lluvia
la nieve.
Un simún de arena
que arranca la piel.
Un estruendo que
en sor de ce.
Una inmensa flor
amarilla
que te traga.
Una ola gigante
que te arrastra
por el fondo del mar.
Un susurro sonámbulo.
Mano que roza
apeeenas
y enciende enciende
enciende.
Fragante
suntuoso
verde necesario
arrasador.
Me lleva de la mano
por la vida
y no me suelta más.
Mejor así.
¡Ave, César!
A César Vallejo
Ave sangrante
emplumada
desplumada
negra, amarilla, roja.
El corazón emplumado
de flechas
que gotean.
Una pluma clavada
en el ojo
en ese ojo.
Un palpitar antiguo
antiguo.
Un latir que crece
hasta retumbo, erupción
cataclismo
Y la tierra que cae
no cae
Estalla dispara
Pedazos de gente
de mares
de peces
de frutas
entran en la órbita del sol
y se acabó.
Se acabó.
Ana Silvia Mazía
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2 comentarios:
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cris
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