martes, 24 de junio de 2008

Mónica Russomanno: Uno de gallegos


UNO DE GALLEGOS

Tópico significa "perteneciente a un lugar determinado", y se aplica también a los medicamentos de uso externo.

Los tópicos, además, son esos lugares comunes que suelen usarse para el humor, para evitar la fatiga de pensar con mayor profundidad sobre algún tema, para discriminar o denostar a ciertas personas pertenecientes a alguna clase o grupo. Por ejemplo, los ingleses son flemáticos, los alemanes fríos, los latinos fogosos.

Cada tópico tiene una innumerable cantidad de casos para justificarlo. No vienen los tópicos de la nada, sino de hechos verificables en la experiencia. Pero cada tópico, también, tiene un pasado que lo explica.

Los judíos atesoradores de sus monedas, los judíos pendientes del oro escondido en los recovecos de las buhardillas, eran los judíos sin derecho a comprar tierras, siempre a punto de la expulsión, siempre a un momento de tomar los hijos y las monedas para escapar a otra tierra que los dejase por unos años simular ciudadanía. Esas monedas contadas y recontadas eran la posibilidad de futuro para su prole y su nación.

Los "turcos" de Argentina, los regateadores, los que dan el precio según la cara del cliente. Los libaneses, los sirios, los "turcos" comerciantes, vendedores de baratijas, eran los hombres de barbas oscuras que tenían que dormir al descampado, porque matar a un turco no era delito. Sólo les estaba permitido comerciar con chucherías, mientras no resultasen molestos a los cristianos, a la gente de bien.

Los indios y negros sucios, olorientos, estaban confinados a condiciones de miseria en que calentar una olla de agua en el invierno era un privilegio imposible. Y los aborígenes del sur si no se untaban con grasa el cuerpo morían congelados, pero si, eran sucios, inaceptablemente sucios, a nuestros ojos.

Los campesinos ignorantes, bastos, palurdos, tan poco sofisticados. Hasta hace poco tiempo los niños en el campo debían viajar kilómetros para llegar a alguna escuela, y en tiempos de siembra o cosecha debían interrumpir los estudios para ayudar a la familia. Escuela secundaria, si, en la ciudad. Quién pudiera.

Las mujeres débiles, sin capacidad de mando ni de organización ni dirección, menos de dirección de ninguna cosa. Las primeras promociones de universitarias todavía viven, tan reciente es la inserción de la mujer en la sociedad política, económica y académica. Hasta hace unos segundos en tiempo histórico, las mujeres tenían los mismos derechos que un menor de edad o incapacitado mental. Si, no se tienen, nadie les tiene confianza.

Hay muchos, muchos tópicos. Es notable cómo el pensamiento políticamente correcto en estos tiempos se ha hecho carne en la gente, y es cada vez más difícil escuchar que en un discurso se usen despreciativamente los viejos tópicos. Muchos de estos conceptos no tienen, hoy, asidero. Sin embargo, basta una discusión, y no importa sobre qué sea, para que floten los cadáveres que pensábamos fondeados en el río.

Cada insulto de este tipo es un golpe artero que se descarga no sobre la cabeza del adversario, sino sobre su pasado, su familia, su grupo de pertenencia, sus hijos. Son los insultos más fáciles, más dolorosos, más personales. Porque se aplican en la zona donde duele, y se derraman externamente abarcando la pertenencia étnica, social, de género.

Están agazapados detrás de la falsa cortesía, de la débil capa de urbanidad, de la aparente "aceptación gozosa de las diferencias". Subsisten, subyacen, finalmente aparecen.

Me pregunto si la creación de tópicos será una condición humana natural, si será, finalmente, una necesidad el pertenecer a un grupo, y por lo tanto no pertenecer a otro, y por lo tanto creer que ese grupo es peor, y por lo tanto despreciarlo. No lo se.

Llega a mi casilla un chiste de gallegos. Es gracioso. Me digo que es gracioso.


Mónica Russomanno
russomannomonica@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente comentario. Sería bueno difundirlo por mayores medios.
Simón