Regreso de un año sordo, adonde la gente ya no se escucha.
Son una crónica de voces repitentes, hoy que necesitamos saberque el otro está ahí. Ya no se escucha.
Si hubiese un oficio de escuchador, tal vez la gente volvería a sentarse bajo la parra con esa nostalgia triste heredada de otras Navidades y hablaría con sus hijos, con los parroquianos, con el pueblo y como decían, hablando la gente se entiende.
Eso sería antes, porque ahora ya no sucede ese realismo mágico.
Ahora hay una predisposición a la sordera. Cada uno a su celular, a su mp3, a su CD, a sus mensajitos de texto, a su vida. Estamos tan comunicados que es imposible escucharnos, no hay tiempo.
Es por eso que esta Navidad he resuelto regalarme la voz de la gente, la del subte, la del colectivo, la de la plaza, la del indigente, la del pibe que vende medias, la del loco que sólo putea.
Porque suenan lindo, suenan mejor que la filarmónica, suenan a certeza, a problema, a aumentó el pan, a no se pueden comprar morrones rojos, a contame qué estás leyendo. Suenan a gente común y silvestre. La necesaria para cambiar esta ciber Navidad y que ojalá, pudiese llegar a ser algo sin enchufes ni auriculares. Algo que nos amigue con nosotros y con los fabricantes de pelotudeces inimaginables creadas por un tipo que ni conocemos y que las inventa porque su soledad le impide regresar a su casa y como venganza trata de que tampoco logremos llegar a la nuestra. Hoy, que todavía podemos.
Afuera con las sordinas, escuchemos una Navidad diferente desde nosotros mismos y
con el afecto que reservo para vos,
Diana Poblet
Tengo un frasco de luciernagas para iluminar la noche que llevo encima- diana poblet
http://remontandosoles.blogspot.com/
http://enlaclaridadelanoche.blogspot.com/
(ELLOS Y YO)
Son una crónica de voces repitentes, hoy que necesitamos saberque el otro está ahí. Ya no se escucha.
Si hubiese un oficio de escuchador, tal vez la gente volvería a sentarse bajo la parra con esa nostalgia triste heredada de otras Navidades y hablaría con sus hijos, con los parroquianos, con el pueblo y como decían, hablando la gente se entiende.
Eso sería antes, porque ahora ya no sucede ese realismo mágico.
Ahora hay una predisposición a la sordera. Cada uno a su celular, a su mp3, a su CD, a sus mensajitos de texto, a su vida. Estamos tan comunicados que es imposible escucharnos, no hay tiempo.
Es por eso que esta Navidad he resuelto regalarme la voz de la gente, la del subte, la del colectivo, la de la plaza, la del indigente, la del pibe que vende medias, la del loco que sólo putea.
Porque suenan lindo, suenan mejor que la filarmónica, suenan a certeza, a problema, a aumentó el pan, a no se pueden comprar morrones rojos, a contame qué estás leyendo. Suenan a gente común y silvestre. La necesaria para cambiar esta ciber Navidad y que ojalá, pudiese llegar a ser algo sin enchufes ni auriculares. Algo que nos amigue con nosotros y con los fabricantes de pelotudeces inimaginables creadas por un tipo que ni conocemos y que las inventa porque su soledad le impide regresar a su casa y como venganza trata de que tampoco logremos llegar a la nuestra. Hoy, que todavía podemos.
Afuera con las sordinas, escuchemos una Navidad diferente desde nosotros mismos y
con el afecto que reservo para vos,
Diana Poblet
Tengo un frasco de luciernagas para iluminar la noche que llevo encima- diana poblet
http://remontandosoles.blogspot.com/
http://enlaclaridadelanoche.blogspot.com/
(ELLOS Y YO)
1 comentario:
Total y absolutamente de acuerdo, lo digo siempre, en la era de la comunicación, es en el momento que más incomunicados estamos...Se perdio el mirarse a los ojos, el decir las cosas cara a cara... el mentir cotidiano, no tengo tiempo, no tenía credito, o el sistema se cayó, ya no hay ganas de comunicarse con el otro, ayer veía la realidad o el futuro en la Pélicula WALL.E, para chicos no tan chicos... oajlá nos demos cuenta antes, no?...
Gabriela Abeal
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