FURTIVO
(Idem, Argentina, 2008). Dirección y guión: Nicolás León Tannchen. Intérpretes: Marcelo De Bellis, Sandra Flomenbaum, Pablo Mezzies, Pablo G. Pérez, Diego Sosa, Daniela Szlak, Máximo Tannchen, Luciana Tapia y Ricardo Aguirre.Productores: Esteban y Horacio Mentasti. Productor ejecutivo: Estaban Mentasti. Música: Cristian Gremes. Director de fotografía: Emiliano Penelas. Asistentes de cámara: Carlos R. y Nicolás Mandelman, y León Pafumi. Asistentes de producción: Carlos R. Granade, Pable Mensi, Mercedes Rey y Luz Rucielo. Sonido: Gino Gelsi, Jorge Gentile y Pablo Isola.
Sorprende ver una ópera prima realizada con tanto oficio y un férreo trabajo de equipo. Tal amalgama posibilita que Furtivo cale hondo en sus personajes y en el entorno social que los acompaña y determina: la Argentina del año 2001. Esa crisis no está insinuada con clamorosas declaraciones o condenas, sino como simple telón de fondo de esa época: sólo se ven largas colas –sobre todo en el Consulado de Italia-, marchas, protestas y gente que busca trabajo y no lo encuentra.
Hay que destacar el guión de Tannchen, que asume el riesgo de apelar al habla cotidiana, más precisamente la de los jóvenes, y a través de ese fiel verismo exprese el desamparo del protagonista y de sus relaciones. Porque estos muchachos son perdedores que han crecido en medio de crisis económicas y dictaduras militares, y se sienten desamparados en una sociedad que ha perdido su rumbo y navega en la más completa incertidumbre. Otro hallazgo es develar el maltrato encubierto que anida en la jerga de los personajes.
Pablo (notable Pablo G. Pérez en su calidez y verosimilitud), que carece de empleo y de futuro, pretende alcanzar un gran amor, pero se estrella con la aparente sensualidad de Melina (convincente Luciana Tapia), ya que su represión roza la frigidez. Otro malentendido es la desprejuiciada Nela (descuella Sandra Flomenbaum, especialmente en la escena en la que toma un helado y se ensucia las manos), que le propone dudosos juegos eróticos. Pero, al final aparece Soledad (magnífica la sutil labor de Daniela Szlak) que viene a representar el sueño romántico porque sólo la ve pasar de casualidad varias veces en la calle. Se produce un encuentro entre ambos en una fiesta, pero Pablo no la reconoce dado que un corte de luz dejó a oscuras el lugar. Este tramo es de extrema riqueza por el acercamiento que alcanzan dos almas solitarias en su sencilla conversación y por la estupenda fotografía de Emiliano Penelas, que brilla en la totalidad de la película, pero aquí se da el lujo de lucirse con un claroscuro de primorosas sugerencias plásticas.
Pablo se explaya con monólogos interiores y recuerdos que oscilan entre la melancolía y los reveses, pero que a la vez contribuyen con una cuota de contagioso humor. Estas secuencias se ven favorecidas por un montaje impecable.
O sea que en el filme el amor es posible. Y también la entrañable amistad entre Pablo y Rubén (una entrega total de Diego Sosa), el joven que anhela emigrar al exterior (en este caso, Italia). La película, al inclinarse por la salvación de estos personajes, está apostando también a que la Argentina pueda cambiar ese destino colmado de frustraciones.
Notables las interpretaciones de Marcelo De Bellis (muy profesional), Máximo Tannchen, Pablo Mezzies y Ricardo Aguirre, así como la música de Cristian Gremes.
Indudablemente, Nicolás León Tannchen ha logrado encaminar a Furtivo en la senda del gran cine argentino.
Germán Cáceres
viernes, 26 de diciembre de 2008
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