El domingo a las 18 (en algunas ciudades a las 19) cerraron las elecciones. Una abrumadora mayoría de votos depositados en las urnas consagraron a Cristina presidenta de los argentinos. Como ella misma dijo, la mayor diferencia desde 1983 a la fecha entre la opción mas votada y su inmediato perseguidor. Duplicó en votos (voluntades) a Carrió, estuvo cerca de triplicar al tercero (Lavagna) y sextuplicó al cuarto (Rodríguez Saa).
Y sin embargo, desde el mismo domingo muy temprano ya, a través de los medios, empezaba una campaña sucia tendiente a deslegitimar el triunfo. Era una obviedad el voto que contenían las urnas –ya se había anunciado con suficiente antelación que era imposible arrancarle una segunda vuelta a Cristina- entonces no había razón para esperar a contar los votos. Había que "embarrar la cancha" desde temprano.
Podría suponerse que esta campaña es producto de la esquizofrenia política a la que nos tienen acostumbrados algunos dirigentes o formadores de opinión. Lamentablemente no. Es peor aún, ya que se trata de una campaña perfectamente determinada desde los sectores de poder de la economía concentrada, que utilizan como voceros a dirigentes políticos y como difusores a las empresas periodísticas (también concentradas y socias en muchos casos).
Y queda muy claro que se trata de una campaña cuando la propia incontinencia verbal de Lilita Carrió la deschava: "Este gobierno nace con legitimidad segmentada". A confesión de parte, relevo de pruebas.
Pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre: Los gorilas no pudieron detener la marcha del proyecto nacional.
No vale la pena detenerse en el escándalo "armado" por la falta de boletas. Simplemente decir que quienes han fiscalizado ya otras elecciones saben que esa es una práctica común de los "punteros" (que no son patrimonio de un solo partido) y que perjudica la totalidad del menú electoral. Por ejemplo, el domingo se robaban boletas de todos los partidos, incluida las de Cristina y si no pregúntenle a los fiscales y autoridades de mesa.
En lo que vale detenerse un poco es en el trasfondo político de lo que busca con esta campaña.
En primer lugar, para la candidata perdedora, habitué de veraneos en Punta del Este, hay que volver al voto calificado. Retrotraerse un siglo y valorar los votos cultos de los sectores medio-altos urbanos por sobre los de los cabecitas negras y los pobladores de la Argentina profunda. Toda una definición política e ideológica.
El gobernador electo de Santa Fe dijo: "La provincia sigue siendo progresista". En su particular estilo de surfear siempre a dos aguas, suponemos que Binner se refería al triunfo de Cristina en el ámbito provincial. Ya que verdaderamente la única propuesta "progresista" proyectada en un modelo de país fue la de la presidenta electa y que es, nada mas y nada menos, que la continuidad del proyecto que desde 2003 encabeza el presidente Kirchner. Porque no podemos creer que se refiera a progresismo si hablamos de María Eugenia Estensoro (senadora electa e hija del ideólogo de la privatización de YPF), a Patricia Bullrich o a la propia Susana García (que encabezó la lista de diputados de la CC en la provincia y fue una de las principales defensoras – junto a María del Carmen Alarcón- de la quita de retenciones a la oligarquía agroganadera).
Mal que le pese a algún grupo de acomodados de las grandes ciudades, en este país está Puerto Madero pero también Tilcara o el Impenetrable. Y los votos se cuentan de a uno.
DE ESTO NO SE HABLA
Algunas cosas que no se dijeron: El voto de las poblaciones rurales de Santa Fe y Buenos Aires fue para Cristina. Ergo, la campaña orquestada por las entidades representantes de la oligarquía, la SRA y las Confederaciones Rurales, por "la política destructiva hacia el campo" que tiene este gobierno, parece que no es lo que piensa la inmensa mayoría de las poblaciones rurales.
En Santa Cruz, ganó Cristina por afano y el gobernador kirchnerista. ¿Y la campaña de los medios sobre las atrocidades que cometía el gobierno nacional en esa provincia?. Parece que los santacruceños supieron distinguir entre un conflicto social que ocupaba a un sector determinado de lo que es un gobierno que involucra al conjunto de los habitantes de esa provincia.
Misiones, la que otrora fue la perla y avanzada del antikirchnerismo, hoy estás olvidada por los medios y la dirigencia. Ya no te nombran más los periodistas y políticos de la oposición. Cosa e' mandinga: Ganó Cristina con casi el 70 por ciento de los votos.
Queda claro, datos en mano y podríamos dar muchos más, acerca de la legitimidad de este gobierno electo por más de 8 millones de argentinos.
Queda claro de la campaña que tratan de instrumentar y quiénes son sus voceros.
Queda claro por qué callan, los que ayer vociferaban.
Queda claro que (parafraseando a Mirta) hay quien quiere que se venga "el gorilaje".
Por eso, llamemos a las cosas por su nombre: Cristina ganó abrumadoramente, la mayoría de la sociedad entendió que –aún con dificultades- el camino emprendido en 2003 por el presidente Kirchner es el correcto y que, a partir del 10 de diciembre, nosotros, el pueblo, vamos por más.
Flavio R. Giménez
gimenezflavio@yahoo.com.ar
www.flaviogimenez.galeon.com
jueves, 1 de noviembre de 2007
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