No sé si necesito hablar con alguien. Creo que es mejor acudir a esta hoja en blanco que se despliega ante mis ojos. No sé si mi cabeza está en blanco. No lo creo. Mejor dicho creo que me sucede todo lo contrario. Necesito tanto consuelo y orden para mi corazón y mi cabeza, esa paz que no llega cuando hay algo que está funcionando mal en lo cotidiano. No hacer algo a tiempo es pecado para el alma, para el ser.
Hace tiempo que no me dejaba a mi misma plasmar letras sobre el papel y esto me hace acordar a cuando comencé a escribir. Yo hacia fuera era mutismo completo pero mis cuadernos y mi pluma me salvaban hasta de mí misma. Cuando recurrí a ayuda psicológica el terapeuta elogiaba mis letras porque yo le llevaba mis cuadernos para que él pudiera entenderme un poquito más, recuerden, yo no hablaba, era muda o casi, o no entendía el por qué de tantas cosas. Quizá esté escribiendo esto ahora y no era ésa la idea que quería plasmar sobre las hojas. A veces prefiero endulzar mi mente y mi corazón con la poesía y por eso, en esos tiempos cuando yo poblaba mis cuadernos con mis letras, en un momento determinado decidí y entonces escribí: “Bueno, ahora voy a escribir un poema”. Allí empezó todo, mi mundo y mi poesía y las palabras bellas de las que me embriago también cuando leo a otros que también escriben como yo, sean o no contemporáneos.
Quiero que sepan que las letras a veces pueden salvar muchas vidas ya sea escribiéndolas o leyéndolas. Sí, sé que muchos dieron sus vidas por haber escrito algo que a los de arriba no les gustaba. Pero de eso se trata, de la vida y seguro ellos fueron mucho más valientes que yo y por eso ahora celebro mi vida y estoy en contra de toda maldad o injusticia. No pueden tapar nuestras bocas, tampoco silenciarnos. Por favor que eso no ocurra nunca jamás. Ojalá que nos salven las palabras. Es así como debe ser y debió ser siempre, pero recuerden los de arriba que ya no nos olvidaremos. El olvido trae cansancio, tedio, acostumbramiento y dejar que los otros hagan lo que nosotros debemos hacer. No dejes que te silencien. Nunca más.
Viviana F. Pelle (13/10/07)
rossopelle@ciudad.com.ar
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