Párpados cerrados
Es oscuro y denso. Un lugar atestado de murciélagos de ojos pequeños y pálidos, de mirar opaco. Beben para sobrevivir, absorben lo que deja una luna menguante o los restos de una lluvia ventosa y mezquina. Se unen cuando arrecia el mal tiempo, se tocan cuando los despierta el alba o cuando desaparece, se buscan para contagiarse inmunidad. Son pocos y solitarios, pero andan en bandadas. Tienen las almas muertas repletas de emblemas que se les caen como al pasar, que rebotan contra el asfalto y quedan como un tatuaje. Tatuajes hechos de gritos y de silencios desesperados.
En las alturas se mueven cuando los ojos reposan. Pero están ahí, buscándonos, con sus ojos vidriosos. En los espejos.
A veces salen a la calle y el sol pesado les deja marcas de luz en unas ojeras que semejan tumores. Lanzan pequeños quejidos parecidos al raspar de dos metales y tratan de esconderse.
Pero no pueden. Al salir de la milonga quedan desnudos.
Entonces los emblemas se les caen como una cara hecha de papel picado.
Prensa Ciudad Baigon
(Extraído del Boletín Nº 3 - 23/10/07)
prensa@ciudadbaigon.com.ar
www.ciudadbaigon.com.ar
sábado, 27 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario