lunes, 12 de octubre de 2009

Aníbal Jorge Sciorra: La tele, la radio y yo



No hay un solo lugar público donde no haya un televisor encendido en ese canal de noticias. ¿Porqué ese canal y no otro? ¿Para qué entonces más de cien canales de cable? ¿Y si uno no quiere ver ninguno? ¿No puede haber sectores para "televidentes" y para "no televidentes"? A mí no me gusta la tele en un bar, mozo, creamé. Yo vengo acá para saborear un café, leer un libro, escribir algunas ocurrencias o charlar tranquilo con algún amigo o amiga, no para contaminarme del caos que ellos prentenden contaminarme. Demasiado ruido hay allí afuera. ¿Y si le pido que ponga un canal cultural me tengo que ir? ¿Y si le digo que ponga un canal donde estén pasando una película en blanco y negro francesa me multarán? Si me quiero informar de lo que está pasando tengo otras maneras de poder hacerlo.
Lo mismo en una sala de espera en un consultorio médico o en la guardia de un Sanatorio u Hospital. Me siento mal.Veo esas imágenes, escucho esas voces y me siento peor. ¿No hay un canal que solo emita imágenes de la naturaleza con música suave que alivie mis dolencias? ¿Porqué una y otra vez la publicidad de la mujer del tránsito lento? ¿Porqué tantas veces el ladrón mató a las mismas personas? ¿Porqué ese zócalo tremendista en la pantalla indicando con mayúsculas caos en el tránsito? Me parece que voy a escupir o a vomitar. Pero no ponen ni una sola escupidera, ni una sola palangana y me la tengo que tragar.
Lo mismo en la tienda de ropa. Yo vengo a comprar un pantalón. Debo gritarle al vendedor que mi talle creo que es 42 y el pantalón quiero que sea aquel gris perla porque el volúmen de la FM con esa cumbia de "moda" se apodera de todo el sentido auditivo. ¿No hay una radio que pase un bossa nova o un tango con volúmen moderado? ¿Ustedes creen que poner esa "música" que supera los decibeles tolerables atrae a la gente? ¿La voz de esa locutora tonta que se ríe de cualquier estupidez les hace ganar clientes? No escucho lo que me responde el vendedor y finalmente termino comprándome un pantalón dos números más chico y encima color verde musgo.
En el taxi quiero solo llegar a donde le indiqué al chofer. No me interesa escuchar mientras viajo a esos tipos que hablan todos al mismo tiempo o la cornetita del informativo que anuncia que esa radio informa mejor o es la más potente del país, no hace falta que me lo vociferen, yo no les creo. Sin embargo el chofer parece estar convencido que el pasajero goza de un mejor servicio de esa manera. Ha instalado dos parlantes muy potentes detrás del asiento trasero para que se escuche mejor. Parece que el pasajero no puede ni debe dejar de estar "informado". ¿Ni una sola voz que me lea un cuento de Cortázar o un poema de Gelman? ¿Ninguna cuentacuentos que me narre algo de Graciela Cabal?... El chofer memira por el espejito y me pregunta: ¿Usted me lo dice en joda, no? Pare en la esquina, por favor, tengo náuseas otra vez. Me bajo. Prefiero el colectivo, aunque viaje parado y llegue más tarde. Pero también hay colectivos con radios encendidas. ¿Y si pruebo con el subte? Si, pero en las estaciones hay televisores instalados con un canal exclusivo que se la pasa difundiendo las bondades que brinda al ciudadano el puro y casto Gobierno de la Ciudad.
Antes de volver a casa paso por el supermercado: quiero comprar algo para comer. Tal vez comiendo algo se me vaya ese nudo que tengo en el estómago. Aquí también hay una FM bailable encendida, yo solo quiero una ensaladita, una pata y muslo de pollo, un jugo de naranja, pero el sonido ambiente me distrae y me llevo una caja de hamburguesas, una prepizza y una gaseosa de dos litros. Yo no tengo ganas de bailar ahora, señorita línea de cajas, y cuando las tenga lo haré en el lugar adecuado para eso.
Solo en mi casa elijo lo que mis oídos quieren escuchar y lo que mis ojos quieren ver. Pero puede ser no tan así. El vecino de al lado en cualquier momento pondrá su televisor al mango en el programa ese donde el conductor se ríe de la gente durante más de dos horas repitiendo cada dos o tres palabras ¡Señores...!, ¡Señores...!, ¡Señores...!...

Aníbal Jorge Sciorra
sciorra52@gmail.com

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Anibal muy bueno lo tuyo.A veces pido que me cambien a Radio nacional o a Canal 7 y a veces lo logro, después de pasar la muralla de lo establecido.Una pequeña fiesta.Me alegra leerte.


Abrazos
cristi

Rolando Revagliatti dijo...

Me gustó lo que decís y cómo lo decís, Aníbal. Me identifico. Y desde acá te abrazo y agradezco por dar noticia de mi quehacer en los rubros Video y Poesía.
R.
r.

Marta Raquel Zabaleta dijo...

Me pareció muy bueno tu escrito, Anibal
Memoria?
Cuento?
Testimonio de una epoca demoníaca?
Desafio al fin, por eso,llega.
Y apacigua.
Un fuerte abrazo,
Marta

Dora Beatriz dijo...

Anisci: excelente, es así, me identifico totalmente con cada situación.
Un deseo de que todo cambie, aunque sea lentamente como todo proceso.
Un abrazo
DB

Virginia Edit Perrone. dijo...

Aníbal, siempre Letra cierta toda tu Letra.

Te dejo aquí mi festejo por este aniversario de La Maquina de Escribir,
tan como vos: transparente, cierta, confiable, generosa, setentista, toda entrega.
Pasión Revolución Pacificación.

Poesía y loca realidad.

Besos.
Virginia.

diana poblet dijo...

Muy muy bueno lo tuyo Aníbal... Reflexionaba auténticamente preocupada: ¡¡¡Todo lo que podríamos hacer si TN desaparece de nuestra cotidianeidad!!!...la vida volvería a ser bella, no habría muertos ni miserias multiplicadas, podríamos pensar por nosotros mismos sin que nadie nos indicase atajos nefastos.
Uhhhhhhhhhhhh tantas cosas postergadas podrían volver a ser posibles... por ejemplo: la Verdad.

Con mi abrazo, siempre.
d.