miércoles, 7 de octubre de 2009

Todas las voces todas para Mercedes Sosa



Imagen: "Dibujo a la Negra Sosa", de Celso Agretti, enviado por el autor a "La Máquina de Escribir"


"He vivido volando como un pájaro, pero en aviones, lo que nunca me gustaba demasiado y a veces necesitaba descansos que no tuve. Nunca soporté la injusticia sobre los pueblos y elegí cantar para todos. Elegí cantar lo que sentía de impotencia ante cualquier tipo de injusticia y porque nunca me encasillé en nada que me quitara esa libertad de amar a los pueblos del mundo."

Mercedes Sosa


Mensajes en su página web oficial:
“Ahora la vida misma te debe mucho”

“La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas, haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia. A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y salimos al sol. ¿Sabés qué? Valió la pena. Si estás cansada, que tu partida sea en paz. Sabremos entender.” Mercedes.

- “Querida Negra: Mi madre te trajo a casa cuando yo tenía unos 14, 15 años (tengo 53). Tu voz sonaba por la casa desde Mujeres argentinas. Desde ese momento te quise y sigo queriéndote... Amo tu voz tan clara, inconfundible. Un día te vi en la entrega de diplomas de mi hija sorda. Los chicos habían aprendido a cantar ‘Dale alegría a mi corazón’ y lo cantaste con ellos. Y allí mi hija (hoy de 24 años) te quiso y te sigue queriendo. ¡Qué maravilla, Negra! Tu voz fue pasando, acariciándonos de generación en generación, y lo seguirá haciendo.” Patricia.

- “Aquellas canciones que entonaste en mi Ecuador, me han hecho recapacitar y cambiar mi forma de pensar. Has dado tanto por la vida que ahora la vida misma te debe tanto. Estamos contigo siempre, así estemos lejos, eres la estrella que brilla en la penumbra de la noche. Has ayudado a un grande de Ecuador, Oswaldo Gauayasamín, ahora sé que él te está eternamente agradecido, desde donde se encuentre. Mil gracias por tu música y tus valores, eres un icono argentino para mí..” Angelo Puente.

- “Nunca te encontrará la muerte ‘vacía y triste’, porque fuiste y serás voz de libertad, fortaleza y conciencia de ciudadana del mundo. Gracias por tu canto, gracias por ser siempre tú misma, gracias porque en honor a tu forma de ser, mi hija se llama orgullosamente Libertad.” Laura May.

- “Tus canciones me han acompañado en la adolescencia, en las canciones de los sueños de mis hijos. A mis hijos cuando andan ahora lejos de nuestra tierra melancólicos, y a mi corazón cada vez que necesito un barrilete. Desde España, en la que suenas en mis discos para que todo el mundo que no te conoce escuche la voz más emblemática de América latina, vamo’ arriba.” María.

- “Desde que era muy pequeña recuerdo a mi padre tomar mate acompañado por las canciones de la Negra. El hacía suyas esas canciones y siempre me repetía: ‘Escuchá lo que dice la Negra, y aprendé’. Así aprendí yo también a hacerla parte mía. Si algo me reconforta, es el pensar que ahora puede que sea mi viejo quien la disfrute, en donde quieran que estén.” Rita.

- “Adiós, Mercedes. Espero que estés tomando un café con Gardel.” Orquídea.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/





Virginia Edit Perrone: Un Trazo para la Negra


//// Y no se me hace pájaro la pena.


No te quemes de río, en algas van las otredades,
dame el anzuelo, el jade de tu almohada.
Levanto plumas, la sed viaja de aire.


Un Trazo más de Los Trazos,
para vos, Negra querida.


Virginia Edit Perrone
http://virginiaperrone.blogspot.com/






Diana Poblet: La Máxima

Íbamos por octubre soleado cuando Ella se detuvo
hoy no fuimos Radicales ni Peronistas
tampoco de River ni de Boca
ni el Obelisco ni la Casa de Tucumán
hoy dejaron de demolernos los antagonismos
y por un instante sólo fuimos nosotros,
los desnudos
los doloridos,
los huérfanos,
nosotros los todos
los militantes,
los pacatos,
los grandiosos,
los simples,
los utópicos,
los políticos,
los esperanzados,
los suicidas,
los oficinistas,
los cartoneros,
nosotros los todos juntos por esta única vez
y vos dormida ahí, en el Congreso Nacional
y el cielo que se cae a pedazos diluvia sobre tu sombra
los relámpagos te buscan en el Salón de los Pasos Perdidos
rayos que rugen el dolor de tu partida
esta noche madrugada de lunes 5 que fuimos a llorarte
a cantar aquello de Silvio Rodríguez que vos sembrabas

SI NO CREYERA EN LOS QUE LUCHAN
AY QUÉ COSA FUERA
QUE COSA FUERA LA MAZA SIN CANTERA

Y acá estamos
ahítos de pena recostados en nosotros mismos
somos un ejército replegado,
porque has partido Mercedes
aunque nos esperes ahí
en esa esquina de lumbre que a veces en tus recitales
supo tener el alma.

Y ahí va Mercedes
“Gracias a la Vida”…“Salgo a caminar por la cintura cósmica del SUR”
Para que America se abrace,
se encienda,
rompa en fuegos.
Sea posible.

Diana Poblet







Miguel Angel de Boer: Lamento de mi tierra esperanzada

Lamento de mi tierra esperanzada (en homenaje a Mercedes Sosa) (*)

Quien sabe si podré, cansada como estoy,
rumbear hacia la luz del amor,
no sé ni que decir, mi voz ya se gastó,
gritando mi desolación.

Fui joven una vez, con ganas de vivir,
y el canto estaba en mi corazón,
el cielo era mi hogar, la luna mi almohadón,
con sueños de felicidad.

Ahora me estoy angustiando,
llorando un tiempo que pasó,
quisiera yo morir,
así no he de sentir,
nostalgias deshaciéndonos.

Llegaron sin saber, lo que iban a encontrar,
en el regazo de mi alma,
labraron con furor, sin miedo de agotar,
la sangre que yo cobijaba.

A cambio de mi dar, promesas recibí,
que nunca se vieron cumplidas,
si no fuera por vos, que aún estás aquí,
se hubieran llevado mi vida.

Yo sé que estás entendiendo,
porque soy tu razón de ser,
por eso no morí,
luchando he de segui r,
así no me podrán vencer.

(*) Balada

Letra: Miguel Angel de Boer
Música: Pablo Kusselman
Voz: Carlos Catalán

Cuando hace años ya, compusimos con Pablo este tema, una de las fuentes de inspiración fue la voz de la Negra (y nuestra admiración por ella, claro). Mi querida amiga Haydée Teresa García la interpretó con todo el amor que también sentía por Mercedes. Uno de nuestros mayores deseos era que algún día la Negra pudiera cantarla. Seguramente se habrá de concretar, pase lo que pase. Gracias Negra querida.

Miguel Angel de Boer
deboer_miguel@uolsinectis.com.ar
Comodoro Rivadavia, Octubre 4, 2009





Cristina Villanueva: Un día en que cantamos todos

La voz iba a llenar el teatro ¿de música? ¿de canciones?. No, era otra cosa, teníamos miedo, no sabíamos si se iba a hacer el recital o no. Sucedía que con ellos nunca nada era previsible. Esa era la esencia de ellos, lo enloquecedor. Actuaban como dioses malignos que no respetaban ninguna regla, ninguna lógica, para empequeñecernos. Las entradas vendidas, nosotros en las butacas no eran indicios suficientes. Debería saber el año, la fecha, sólo sé que era verano y que la dictadura, me imagino, empezaba a.acabarse. Quién puede saber las últimas heridas que el cuerpo tambaleante de los monstruos son capaces de provocar. En las películas el asesino serial en el piso siempre se levanta y arremete. Lo conocen los hondureños, esa jóven mujer que acaba de morir, con gases tóxicos en su garganta todavía con gritos por gritar. Norberto, me digo, sabría la fecha, podría rescatarla, pero él no está. Recuerdo el aplauso gigante cuando apareció, ese aplauso gigante porque estaba lleno de palabras, de llantos ahogados, de rabia, de amor. Ese aplauso como un abrazo que nos unía y la unía a ella con nosotros y con los ausentes. Esa liberación antes de que cantara. Ese aplauso contaba a quienes quisieran oirlo que estábamos ahí por algo más que por el canto. Desde la puerta entreabierta de mi memoria.lo escucho en el cuerpo. Mi memoria en el cuerpo, en las manos que duelen, en la piel estremecida por la música de las manos que duelen de los otros clavada en la piel, música fuerte de libertad oprimida que se desata, como una bandera ondeada en el cuerpo colectivo, cuerpo que ya se había parado, como un animal que busca la salida. Después solo después la voz llenó el teatro.


Cristina Villanueva
libera@arnet.com.ar






Canto para no Morir

Un cuento de Claudia Korol para la Juana Pimienta(*)

Para no morir, canta Mercedes su canto en lugares lejanos de nuestra memoria.
Canta en un disco negro y redondo, de esos que ya no existen. La pasta, la púa, la voz de la Negra… hacen un agujero en los sentidos. Perfora la Negra nuestro cansancio, nuestras derrotas, nuestra desmemoria. Rompe la tarde su voz, hasta el eco de ayer.
Canta desde el vinilo para dormir al negrito, para despertar a la negrita. Canta a los antiguos dueños de las flechas, a la luna tucumana, a run run que fue pal norte, a su hermana la libertad. Canta y protesta. Canta y enamora. Canta y baila. Canta lo que cuenta.
Canta la Negra zambas y sambas; tangos y vidalas; chacareras y carnavalitos; himnos y oraciones. Canta violetas, zitarrosas, victorjaras y atahualpas. Cantando rockea y rapea; folklorea y milonguea. Todo canto canta la Negra para no morir.
El escenario en el que reina, es territorio recuperado para los cantores y cantoras que no callan, para quienes hacen rebeliones, para quienes se siembran en la tierra su esperanza, o navegan sin rumbo, como lo hace el tiempo en el destiempo. Todas las voces todas caben en su poncho.
Muere cantando la Negra. Muere en su costado más humano. Muere porque no quiere ser eterna. Muere porque no es una diosa. Muere porque su canto ancho e intenso, es más grande todavía porque es definitivamente humano. Definitivamente humana es la Negra. Y su magia, su encanto, su forma de enamorarnos para siempre, nace precisamente de esa manera vulnerable de ser fuerte, de esa ternura guardada en un golpe de bombo. De esa inasible y valiente fragilidad. En su voz que se perdía cuando la lejanía le rajaba el alma.
Recuerdos. La Negra cantando en los fogones de los 70. La Negra cantando entre la policía que intenta desalojar al teatro en plena dictadura. Una canción tras otra dispara la negra contra los oficiales de la muerte… Todos pedimos y ella dispara… la carta. La Negra cantando en el exilio como la cigarra. La Negra volviendo gigantesca, enorme. Crecida por el dolor y el amor. Acunada nuevamente por su pueblo.
Cuando la Negra canta, cuesta entender que tanto canto pueda nacer de un solo cuerpo. Que en un grito puedan entrar nuestros muchos gritos. Y que aquel cuerpo monumental, que parece agotado, comience a levantarse de su asiento, para bailar, encendiendo nuestras emociones, ardiendo nuestro fuego.
Canta la Negra de una manera que conmueve, evoca, decide, entusiasma, duele, esperanza, alegra, abriga, anima, sostiene. Canta como quien cuenta un continente. El canto que la Negra canta contiene un territorio, un pueblo, una revolución, un camino, un poema, una caricia, un lamento, una esperanza. Cuando tenga la tierra…
Mercedes canta su canto como quien conoce todos los secretos de la vida y de la muerte. Morir con su canto no es morir, pienso cuando vivo con su canción.
Mercedes muere su canto para no morir, para sí vivir. Vida y muerte canta la cantora desde las resistencias de todos los tiempos.
La Negra es Juana Azurduy en el Alto Perú, es Rosarito Vera, la maestra argentina, es Alfonsina la poeta, es la gringa chaqueña. Y soy yo, y sos vos, y somos todas las mujeres argentinas que no queremos volvernos sombra.
Mercedes es luz, y se queda. Abre sus brazos y se vuelve historia. Yo… maldigo del alto cielo la hora en que se calla su canto.
Cierro los ojos. La Negra regresa con su poncho rojo hasta el piso. Golpea su bombo. Llega la Negra cantando. Canta para no morir. Su voz es contraseña cuando con Amor nos pide: no te entregues corazón libre, no te entregues. Y sí, no nos entregamos. Todavía luchamos.
Nuestros cuerpos duelen guitarras antiguas, mientras la gente te despide como puede. Te despide cantando. Dicen que tu voz se arrulla en los fogones de Honduras, de Guatemala, de Colombia, de Brasil, de Venezuela, de Chile… y de todita la Argentina, desde el Jardín de la República hasta Animaná, desde Balderrama hasta la Patagonia. Cantamos llorando y lloramos cantando la despedida. Te vamos a extrañar. Te vamos a pedir, como tantas veces, con todas las voces, todas: “Una más y no jodemos más”.

Una más Negra. Cantá con nosotros. Cantá para no morir.

Mercedes Sosa, Cantora de América. Hasta el canto libre… ¡siempre!

Claudia – Octubre 2009
(*) Publicado en Facebook por Liliana Daunes para su programa "Juana Pimienta" de AM 870, Radio Nacional.







Silvia Loustau: La Negra Sosa, esa amiga...


Digo adios a tu cuerpo /

en cada color

en cada reencuentro
y en cada esperaza

Paco Urondo (1930, desaparecido en 1976)



Repetir el nombre de la Negra , es entrar en una ola de tiempo. Es darnos cuenta que, como el río de Realcito este paso, y su voz siempre estuvo.
Es recordar las guitarreadas del atardecer en la playa, son las reuniones y las peñas en la época de la Universidad , es escuchar aún la voz de amigos queridos que hoy no están dando gracias a la vida, uniendo a dos grandes La Negra y Violeta.
Nombrar a la Negra es recordar ahorrar para cómpranos Cantata Sudamericana con mi compañero y gastar el vinilo con la púa del Winco, es soñar junto él, también ausente, con un niño que hubiésemos querido mecer.
Es desprenderse de los discos de La Negra cuando llego la época del plomo, quizá florezcan, algún día árboles con notas musicales en más de un fondo de casas de La Plata.
Repetir el nombre de La Negra es el recuerdo de una cinta cortada en el único cassette que viajó a l exilio.
Decir el nombre de la Negra es la remembranza de su regreso a la Argentina , con las primeras flores de la Democracia , y ver, aun, lleno no recuerdo que teatro de Mar del Plata, donde hermanados, llorando, abrazándonos con quien estuviese al lado, cantábamos:

Todavía cantamos, todavía pedimos ,
Todavía soñamos, todavía esperamos,
a pesar de los golpes
que asestó en nuestras vidas
el ingenio del odio
desterrando al olvido
a nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
que nos digan adónde
han escondido las flores
que aromaron las calles
persiguiendo un destino

Y se unian así La Negra , Víctor y Mario Benedetti.
Porque, aunque dicen que la Negra se fue, no lo crean, no lo crean porque:

Todavía cantamos, todavía pedimos,
Todavía soñamos, todavía esperamos;
por un día distinto
sin apremios ni ayuno
sin temor y sin llanto,
porque vuelvan al nido
nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
Todavía soñamos, todavía esperamos...
Si, todavía cantamos aunque los ojos se nublen.


Silvia Loustau (Mar del Plata)
syllous@yahoo.com.ar
http://www.silvialoustau.blogspot.com/
Miembro de Poetas del Mundo






La Negra, una voz que no se apaga

Por Pedro de la Hoz para Granma (Cuba)

Armando Tejada y César Isella son los autores de Canción con todos. Pero Canción con todos fue, es y será Mercedes Sosa. La Negra, la grande, la que dio voz a los pobres de esta tierra, le dijo adiós a la vida este domingo a los 74 años de edad en Buenos Aires, víctima de una dolencia hepática.
En Cuba cultivó afectos. La Casa de las Américas fue su casa. Silvio y Pablo compartieron jornadas con la cantante. Haydée charló largamente con ella. En algún momento hubo desencuentros, por qué no. Pero ahí está, con su pecho profundo y la canción necesaria.
Una crónica fechada hace pocas horas en la capital argentina da cuenta de cómo hombres y mujeres del pueblo, muchos con una flor en la mano y los ojos vidriosos por las lágrimas, se encolumnaron desde las primeras horas de la tarde en las afueras del Parlamento esperando su ingreso al Salón de los Pasos Perdidos para decirle adiós a la artista.
Los restos de la cantora serán cremados este lunes y las cenizas esparcidas en forma repartida en su natal ciudad de Tucumán, su adoptiva Mendoza y Buenos Aires, informó la familia.
Su estatura artística se empezó a notar cuando en 1965 grabó el álbum Canciones con fundamento, hoy día registro de culto para entender lo que comenzó a ser la nueva canción latinoamericana.
En 1970, Canción con todos, incluida en el disco El grito de la tierra se convirtió en un manifiesto. Fue tal el signo de rebeldía que emanaba de su voz que la dictadura que volvió a campear en Argentina a mediados de los setenta la persiguió y obligó al exilio. Ya era famosa en el mundo, ya todos reclamaban su presencia, ya todos cantaban con ella sus nostalgias y pasiones.
Antes de enfermar su ilusión fue promover el último registro fonográfico, Cantora, en el que hace dúos, entre otros, con el catalán Joan Manuel Serrat, el brasileño Caetano Veloso, la mexicana Julieta Venegas y su entrañable compatriota Víctor Heredia. Incluyó la canción La maza, de Silvio, y para la segunda voz escogió a la colombiana Shakira.
Un buen tributo a la Sosa es tomar en cuenta sus palabras: "Yo no pretendo tener ni barco ni aviones como otros artistas, mi gloria es estar con amigos". "El canto es una ceremonia de amor del artista para con el público". "Mi meta es cantar para la gente del pueblo". "Hasta creo haber superado el momento halagador del aplauso para quedarme en la pura alegría del cantar, ahí encuentro yo toda la felicidad". "La mayoría de los cantantes cree que el papel del intérprete es conmover al que está enfrente sin importar lo que pasa dentro suyo, entonces se colocan anillos, vestidos raros, se cambian el peinado. ¿Sabe cuál es la mejor ropa de un cantante? Salir a escena con paz. Mucha e infinita paz. Solo así se transmite algo a un semejante". "Se podrán golpear muchas puertas, se podrá hacer mucha promoción de un artista, pero es el corazón de la gente el que tiene la última palabra".

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu
Fuente: Granma, 05/10/2009, La habana, Cuba.

1 comentario:

diana poblet dijo...

Gracias Aníbal Sciorra por hacerme partícipe de este Homenaje a Mercedes
la que duele tanto. Sigue doliendo, algo nuestro, muy nuestro se ha ido con Ella y no tampoco tiene retorno.
Aunque la escuchamos y la cantamos e insistimos en mantenerla aquí, hemos perdido identidad en nuestros recuerdos.
Te abrazo desde esta desolación que se pasa.
d.