El píncipe no la despertó con un beso, el príncipe le pasó el bastón de mando, porque ella fue siempre una chica bien despierta. Hubo algo tranquilizador en el gesto, y en la cara sonriente del que lo entregaba. Como si se dijera son momentos: uno es mejor para esta situación, el otro para aquella y se cambian. Ninguno tiene la obligación de ser siempre fuerte o débil. Un alivio para las mujeres que no tienen que ocultar las fortalezas y para ellos que pueden mostrar las debilidades. En mi adolescencia, cuando muchas soñaban como excelso destino el traje de novia y a otras les encantaban los uniformes a algunas nos parecía muy poco, ese sueño privado de la marcha nupcial y de uniformes ni siquiera nos gustaba el cartero. Nos hacían tantos cuentos para educarnos como señoritas que nos rebelábamos contra los cuentos de Hadas. Es probable que la razón estuviera en que los verdaderos protagonistas de esos cuentos fueran los varones y a nosotras nos tocaran unos roles secundarios comoo de clienta de zapatería. Cuando ví la ceremonia en que la nueva presidenta juraba, me di cuenta que ahí estaba el cuento de hadas con varita y todo. Bettelheim, un psicoanalista que estuvo en los campos del nazismo, analizó estos cuentos. Considera como una de las características pricipales que el protagonista, un pequeño que pasa por terribles pruebas, al final vence al grandote y muy malo, usando su audacia, valentía e inteligencia. Esos finales no son depresivos porque permiten la esperanza. En la ceremonia hubo dos chiquitos, no por su valor, sí por su cuota de poder en la sociedad. Las mujeres, que pasaron, de no votar siquiera, a la presidencia. Y las madres, abuelas, movimientos de derechos humanos que pasaron de ser desaparecidas e insultadas al homenaje tan dignamente merecido. Creo que después de haber sufrido tanto con los ogros del "no te metás" y "algo habrán hecho" todos merecemos esta esperanza que exige trabajo, y que seguramente no se cumplirá del todo y dará lugar a otros sueños y deseos, eso es la vida.
Cristina Villanueva
pluma@velocom.com.ar
lunes, 17 de diciembre de 2007
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