viernes, 19 de septiembre de 2008

Rubén Vedovaldi: Dos poemas de final de invierno


OJOS SOLOS, HIELOS ROTOS

he quitado las últimas hojas
en las ramas resecas

final de invierno
el cielo trae al mediodía nubes aisladas
con fondo en vasto celeste claro

anoche llovieron piedras desde las nubes como pájaros muertos
por diez minutos
y ya todo acabó

sobre el asfalto que se esfuma hacia las vías
silba un pobre diablo
y la bilis del desolado silbo
me quiebra el pecho
como aquellas palabras de amor que no dijimos
y nos resuenan
nos re-suenan




CASAL-YUNTA

ha vuelto al tendedero del patio
ese casal de torcazas plumaje iris arratonado
no sé si son las mismas palomitas que emigraron nueve meses atrás
con los primeros vientos de aquel marzo

la siesta es gris ahora aunque ya pía, trina y gorjea el aire
y despuntan rebrotes de la llovida,
dormida y oscura tierra

quien fuera amparo de pichones
aguada o claro cuenco
para la sed viajera de estas visitas!
quien fuera alpiste, miga de pan,
sacrificial insecto o néctar
restaurando la energía de sus vuelos

donde deja lugar el vano afán de renta
la vida es solidaria de la vida
y cada célula es arte y parte

humilde y sabiamente cada briznita
cada grano minúsculo, cada criatura,
cumple en su instinto la ley de su especie

todo ama con todo aunque no lo diga
nada yace sin yunta en lo natural

Rubén Vedovaldi

1 comentario:

Gabriela dijo...

Bellos poemas, el primero muy bueno los últimos versos...

Gabriela Abeal