viernes, 19 de septiembre de 2008

Felipe Pigna y La Noche de los Lápices



LA CRUELDAD NO TENÍA LÍMITES EN AQUELLA ARGENTINA OCUPADA DE 1976 Y ESTO ESTABA LEJOS DE SER UN DEFECTO PARA LOS USURPADORES DEL PODER Y SUS SOCIOS CIVILES.


La crueldad no tenía límites en aquella Argentina ocupada de 1976 y esto estaba lejos de ser un defecto para los usurpadores del poder y sus socios civiles. Era para ellos una de sus virtudes, aquella decisión "inclaudicable" de reorganizarnos, de llevarnos por la "senda de grandeza", aquellos "objetivos sin plazos", aquel "marchemos hacia las fronteras", "el tiempo y esfuerzo, esenciales para cualquier logro", el "achicar el Estado es agrandar la Nación" y todo esa palabrería hueca que escondía el vaciamiento del país y la peor matanza de la historia argentina.

Aquella matanza que contó con el aval explícito del Departamento de Estado de los Estados Unidos, como lo recordaba el ex embajador en nuestro país Robert Hill: "Cuando Henry Kissinger llegó a la Conferencia de Ejércitos Americanos de Santiago de Chile, los generales argentinos estaban nerviosos ante la posibilidad de que los Estados Unidos les llamaran la atención sobre la situación de los derechos humanos. Pero Kissinger se limitó a decirle al (canciller de la dictadura) almirante Guzzetti que el régimen debía resolver el problema antes de que el Congreso norteamericano reanudara sus sesiones en 1977. A buen entendedor, pocas palabras. El secretario de Estado Kissinger les dio luz verde para que continuaran con su 'guerra sucia'. En el lapso de tres semanas empezó una ola de ejecuciones en masa. Centenares de detenidos fueron asesinados. Para fin del año 1976 había millares de muertos y desaparecidos más. Los militares ya no darían marcha atrás. Tenían las manos demasiado empapadas de sangre"(1).

El general-presidente Videla quiso convertir aquella masacre en una incógnita declarando que el desaparecido "no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido". La elección de la palabra no es aleatoria, es perversa en boca del verdugo, de quien no tenía ninguna duda sobre el destino de los prisioneros políticos y exhibía en público el terrible método elegido para atormentar aún más a los familiares, crear la incógnita sobre el destino de su ser querido.

Aquel desconocimiento era parcial porque el horizonte del grupo familiar que sufría la pérdida era dramático y no era tan incógnito el destino sufrido por la víctima como conocer el lugar de detención y poder saber si seguía con vida. Sobre el resto no había incógnitas, había certezas, dolor, soledad y búsqueda incesante. En aquel panorama la represión en los colegios secundarios fue muy dura, y apuntó a terminar con el alto nivel de participación política de los jóvenes en los centros de estudiantes y en las agrupaciones políticas. Las invitaciones a vigilar y castigar pasaban de la conferencia de prensa a la sala de torturas y a la muerte.

Muchos colegios secundarios del país tienen hoy placas conmemorativas de sus alumnos desaparecidos. El hecho emblemático, "didáctico" de aquel terrorismo de Estado fue el que pasó a la historia como "la noche de los lápices", aquella noche del 16 de septiembre de 1976 -21 aniversario del derrocamiento del primer peronismo por la autodenominada Revolución Libertadora- en la que fue secuestrado un grupo de jóvenes militantes secundarios de la ciudad de La Plata y alrededores.

La que había sido la ciudad Eva Perón era ahora el reino del general Ibérico Saint Jean, autor "literario" de la inolvidable frase: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y por último a los tímidos". En la corte de Saint Jean había personajes de la talla del general Ramón Camps y su mano derecha- curiosidades de la literalidad- el comisario Miguel Etchecolatz. Fueron ellos los responsables directos del secuestro, tortura y muerte de estos jóvenes, para los que nadie reclama inocencia según los parámetros de una dictadura culpable por naturaleza y que salen honrados de la vergonzosa afirmación que aún hoy, a veinticinco años de recuperada la democracia, campea por estas tierras, ese "algo habrán hecho" que tanto daño hizo y hace.

Claro que hicieron algo, mucho. La mayoría de ellos provenían de hogares de clase media, no tenían problema en pagar el boleto de colectivo, pero sabían que había muchos de sus compañeros que no, que ya a esa corta edad tenían antigüedad en sus trabajos y que había que conseguir el boleto estudiantil para todos. Comenzaron a organizarse en cada colegio y del colegio al barrio y de ahí a la zona y nació así la Coordinadora de Estudiantes Secundarios que nucleaba a miles de ellos de todos lados y logró arrancarle al gobierno de Isabel aquel derecho. Fueron días de festejo acotado, corrido por gases y vigilado de cerca por la Triple A. Producido el golpe, la estrategia fue suspender en agosto de 1976 la vigencia del boleto estudiantil y esperar la protesta y que los estudiantes volvieran a luchar por lo que les correspondía. Las razzias duraron dos meses y el pico de detenciones se produjo aquella noche de septiembre.

Recuerda Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de aquel horror que: "hay un documento de la Jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que se llama específicamente La Noche de los Lápices. Ese documento, firmado por un comisario mayor Fernández, en ese momento asesor del Consejo del general Camps y Etchecolatz, hablaba de que luego de desarticulados política e ideológicamente los sectores "subversivos" como universitarios, barriales, trabajadores, la piedra angular eran los "potenciales subversivos", que eran los estudiantes secundarios que eran líderes en sus escuelas. Ellos hablaban de "semillero", de "potenciales subversivos"(2).

Los jóvenes secuestrados en aquella "Noche de los lápices" fueron arrancados de sus casas en la madrugada y llevados inicialmente a la "División cuatrerismo" de la policía bonaerense, donde funcionaba el centro clandestino de detención conocido como "Arana". De allí pasaron a la "División de Investigaciones de Banfield", tristemente célebre como el "Pozo de Banfield".

Allí conocieron el horror en toda su expresión: "Nosotros, en el Pozo de Banfield, éramos adolescentes que teníamos a nuestro cuidado mujeres embarazadas. En el período en que nosotros estuvimos, desde septiembre a diciembre de 1976, fuimos testigos de tres partos. A nosotros, que teníamos entre 15 y 17 años, nos ponían en un calabozo con una compañera embarazada a punto de dar a luz y cuando ellas empezaban con trabajo de parto teníamos que golpear fuertemente la celda. Estábamos en el tercer piso y hoy se sabe que en el segundo piso de donde estábamos nosotros estaba la sala de parto del médico (Jorge) Bergés. Tuvimos tres situaciones de ésas. Golpeábamos la celda, las venían a buscar y después escuchábamos el llanto del bebé. Nosotros, tanto los adolescentes que estábamos en el traslado final como las mujeres embarazadas, a las que el único cuidado apuntaba a lo que tenían dentro de la pancita, éramos residuos. Como tales éramos mantenidos. No teníamos un destino presupuesto".

Allí padecieron la tortura, simulacros de fusilamiento y el vano intento de imponerles otra mentalidad, la forma correcta de "procesar" aquel país y aceptarlo tal cual era en 1976, un país atendido por sus dueños. Tuvieron sus cuerpos pero no su obediencia. Como dicen las pancartas de los estudiantes de hoy, del 2008, aquellos lápices siguen escribiendo.

(1)Declaraciones de Robert Hill, embajador norteamericano en la Argentina durante la primera etapa de la dictadura militar, en El Periodista, Buenos Aires, 23 de octubre de 1987
(2)Reportaje a Pablo Díaz, en Felipe Pigna, "Lo pasado pensado", Buenos Aires, Planeta, 2005.

Por Felipe Pigna.
Fuente: Gacemail TEA, 17/09/2008

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo 15 años y conosco un poco esta historia , que hoy lejana sigue dando dolor , repudio , y el hecho de preguntarse ¿por que ? .
Sin un verdadero moivo , destruyeron familias ,mataron madres , jovenes , separaron bebes de los brazos de sus madres.
Mi mamá estuvo presa durante esa etapa y nunca nos a hablado de eso pero por mi parte esto me interesa , y creo que es algo que no debemos perder por que pertenece a la memoria del País , con frecuencia leo o veo programas sobre esto y cada vez de la misma manera logra sacar mi parte humana a flote es un cable a tierra que No debemos perder por el simple hecho de no perder la memoria .
Yo a mi corta edad estoy muy interesada por saber , ver justicia , y esperar que tanto las abuelas de plaza de mayo como las madres , al igual que los niños que fueron arrancados de sus familias , se reencuentren con la verdad , que esas personas queriendo "reorganizar el pais lo unico que lograron fue quitar gran parte de su identidad al igual que todos ustedes espero la justicia para aquellos que hoy estan libres caminando tal vez por la misma calla que una abuela en busca de su nieto que esto no vuelva a pasar en la Argentina jamás .

Anónimo dijo...

Hola tengo 14 años.Yo tambien conozco sobre esta historia, he visto la pelicula, y he leido varios testimonios hacerca de este hecho. A mi como que me da mucha bronca por que esas "personas" que iniciaron con este hecho no tienen ni el minimo derecho para hacer todo lo que hicieron.
medio cambiando de este tema felicito y me encantan las historias como las cuenta felipe pigna. No soy muy amante que digamos de la materia historia pero a como cuenta los hechos él me gusta y mucho.
pueda ser que este hecho no sucedanunca jamas. y esas "personas" que dicen que vuelvan los militares y que en esa epoca se vivia mejor, que revovinen y que vuelvan a pensar sobre lo que estan diciendo, porque fue un hecho muy ,pero muy malo para algunas personas que han sufrido mucho.

Anónimo dijo...

tengo 17 años conosco algo de la historia y la verdad que cuando la escuche me dio bronca por lo que hicieron y a veces me pregunto ¿por que lo hicieron?.Hicieron desaparecer mucha gente y aveces pienso "que feo debe ser estar lejos de tu familia" o para la familia misma estar sin sus familiares.
Mis papas me contaron todo lo que hicieron y la verdad que fue una epoca de mierda,poque mientras estaba el mundial la gente ignoraba lo que pasaba.
Solamente pido justia y que los milicos que estan libre vayn preso y paguen por todo lo que hicieron.
NUNCA MAS