lunes, 7 de abril de 2008

El significante "campo"

Acerco a las cuatro Listas, y a algunas otras pocas publicaciones-e en las que participo, este texto de la psicoanalista argentina Lidia Ferrari, por considerarlo de interés para escritores y para personas que escriben y para personas que leen textos literarios & deseen involucrarse en otra mirada sobre el asunto que conmociona en estos días a la República Argentina.
Rolando Revagliatti


El significante "campo"


Por Lidia Ferrari
El dicho "campo", que no es sino un sector que se constituyó como tal
en este momento, y que aglutina a gentes de diversos orígenes y
condiciones, se formó como grupo. Este grupo se apropió de un
significante que puede juntar algo tan variado como los oligarcas, los
terratenientes, los latifundistas, el chacarero, el peón rural, la
vaca, la leche, el tambo, los caballos de polo, las margaritas a los
chanchos, los chorizos y salchichas, la soja, el arroyo que cruza, la
alfalfa que no se cultiva, la soja y el girasol, el monocultivo, la
pampa húmeda, la pulpería, la paja en el ojo ajeno, el corral, las
gallinas, Don Segundo Sombra, el caballo criollo, el casero de la
estancia. Juntó a todos, no porque compartan el mismo reclamo, sino
porque (para analizar su origen habría que preguntarle a Ernesto
Laclau) una serie de circunstancias los nucleó y los hizo hacerse
propietarios de un significante. Este significante "campo" hace
lagrimear a la gente de la villa que se identifica con el peón que
trabaja de sol a sombra, a la señora de la Recoleta que se acuerda del
verano en la estancia del abuelo, cierta izquierda porque por las
dudas me opongo, a los políticos oportunistas que no van a quedarse
afuera así nomás, a la señora que fue a cacerolear a la plaza y no
sabía de qué se trataba, a los pequeños agropecuarios que sienten que
les ponen la mano en el bolsillo y, a los grandes, que están
encantados de poder ir en contra de un gobierno que consideran de
izquierda, populista y, para peor, conducido por una mujer. Como tal,
como grupo que asumió una identidad en función de oponerse al
gobierno, no puede de ninguna manera dejar de ser. Si dialogara, aún
si se le respondieran todos sus reclamos, su ser, el que se constituyó
en el momento de sentirse tocados, aún si le dieran más de lo que
piden, seguirían protestando, porque su "ser" es ese. Por lo tanto, no
creo que por más que el gobierno les ofrezca el diálogo y conceda sus
reclamos, aún más, les ofrezca más de lo que tenían antes del 11/3
(casi un 11/9 parece), ellos no van a escuchar, no van a transigir,
porque encontraron una identidad, formaron su existencia, "son" eso,
el "campo", lo que los junta en contra del Gobierno. Por eso,
considero que lo que necesitan, como grupo que se opone, como grupo
que logró unir a distintos sectores que no se hubieran unido entre sí,
es un psicoanalista. Lo lamentable es que no creo que exista un
psicoanalista de lo social para intervenir en tamaño asunto. Además,
por cierto, porque ellos, el "campo" no hará ninguna demanda de
análisis para salir de esa situación. Ahora están establecidos en este
ser y va a ser difícil que, como movimiento social, cedan.
Se trata de una crisis, de una efusión en la colectividad, un grano
que se forma y puede estallar, algo que se cocina en la multitud, en
la gran masa de la sociedad. No sé si es algo que pueda pensarse y
resolverse en lo político y en lo económico, salvo que se contemplara
otra forma de pensar las acciones políticas.
Haría falta una intervención social en la esfera de la psicología de
las masas. Pero si vamos a textos que se han ocupado de asuntos
similares, vemos que se puede llegar a entender cómo ha sido el
proceso después que termine, que pase el tiempo. Se han analizado
diversos movimientos políticos y sociales similares mucho, pero mucho
despues de su ocurrencia. Y se les puede encontrar su lógica y una
explicación. Pero no he leído nadie que haya podido predecir, y hasta
saber el nivel de intervención que puede cortar una situación que se
desencadena de este modo. Es una ira colectiva, que no sabe bien
porqué se gesta, pero que cuando se gesta tiene su propia inercia,
como una bola de nieve. Por eso Cristina puede tener problemas, no
porque ella se equivoque, es más, puede ser que lo que haga sea lo más
sensato, lo que habría que hacer desde un punto de vista político,
económico e institucional. Puede ser la Presidenta más interesante que
nos toque y nos pueda tocar. Pero cuando un movimiento de masas arde,
cuando se desata una locura de tipo colectivo, la solución, quién sabe
cuál es.

Lo que ha hecho el significante "campo" es unir el agua y el aceite.
Quizá no fue ninguna acción de Gobierno que desató esto. Quizá si.
Pero cuando un significante logra unir la biblia y el calefón
plenamente, quizá la solución esté en otro lado. Quizá es que este
país no puede soportar hacerse cargo de su historia, quizá la misma
gente que ha sido beneficiada por este Gobierno no soporta que esto
ocurra. Quizá la gente quiere lo mismo, siempre lo mismo, tener a qué
oponerse, tener de qué quejarse. Quizá cuando se presenta algo que es
diferente a lo esperado: una continuidad posible, una cierta
inteligencia política, una cierta bonanza económica, criterio,
independencia, pensamiento algo cercano a lo popular. Cuando varias
cosas se juntan para hacer diferencia a lo que se está acostumbrado,
quizá, quizá eso muchos no se lo banquen. Y no sería raro. No sería
raro que estuviéramos en presencia de un movimiento que quiera
destruir lo poco que podemos haber reconstruido. Está visto que
nuestra sociedad, nuestra comunidad también sabe incendiarse a sí
misma. Si bien no hay homogeneidad en ninguna sociedad, los ciclos
nuestros, los ciclos de este país entre vacas flacas y vacas gordas,
se aceleran. Del abismo a la gloria, y rápidamente al abismo. La
pendularidad de una sociedad que, como tantos neuróticos, prefiere
sufrir antes que le cambien el libreto. Prefiere perder lo poco que ha
logrado, antes de tener que hacer alguna autocrítica, algún movimiento
de cambio real. Que se empecina en gritar en lugar de hablar. Qué
pena, que la conversación, tan reconocida como virtud de la
argentinidad, haya dado paso al grito, al exabrupto, al capricho.

Esta reflexión surge al calor de la sensación de que algo se ha
desatado, incomprensible. Me gustaría que contribuyera al diálogo,
pero quizá no sea más que un exabrupto, otro más.

Lic. Lidia Ferrari

1 comentario:

Virginia Edit Perrone. dijo...

Privilegiados y esclarecedores esos veintipico de renglones inciales que definen este eufemismo que se da en llamar "el Campo". En verdad los Significantes suceden, se suceden, nos suceden, nos producen. Cuando un Significante se produce por el alambrado y la apropiación intelectual pierde su posibilidad de vincularse al deseo.
A desalambrar, entonces.
Las principales prisiones son las que se producen desde la Palabra. Hay que desalambrar desde allí.
Mi felicitación Lidia.
Virginia.