martes, 26 de febrero de 2008

Juan Arabia: Tres piezas


Elegía


Eres los otros, y ya nadie te escucha.

Y sólo eres canción, algunas palabras, elegía.

La tarde es la tarde, y Borges es Whitman.

Ya no estás entre mis páginas

y te escucho solo en los sueños; esa esperanza que no existe.

Allí eras quien conocía,

Allí eres, mientras dormías.

No siento tu ausencia: todo lo fuiste.






Eidos



Temí pensar que eras tú y no un lugar, el motivo de mi alegría.

Regresé temblando, como un niño perdido,

Recorriendo los desolados rincones,

Y contemplando la infinita y geométrica parra.

El aire era tan distinto a todo lo demás,

como cuando estabas conmigo.

Las calles, tierra mojada hacia el atardecer,

Me llevaban hacia los mismos y maravillosos lugares:

El tranquilo y solitario cementerio,

el silencio irrepetible del silencio,

El efímero entusiasmo de saber que no nos cruzaremos con nadie.

Yo quería vivir allí, por siempre,

En ese mismo momento, y bajo esas precarias circunstancias.

(Tú preferías volver, hacia el gris y sórdido detalle).

Aquí, las horas desaparecen:

Mientras somos, estamos siendo también el mayor de los enigmas.

Un lugar perdido y desconocido por todos me delata.






San Francisco


El joven viste el desnudo,

Sobre la más fría eventualidad de la naturaleza.

Se encuentra solo y sin destino,

Pero es más valiente aún que los seis demonios juntos.

Olvida su pena, mejor dicho, la desconoce;

Y no pudiendo más que sufrir canta,

en el lenguaje de los trovadores.

Silvestre misionero,

En las calles profesó su doctrina.

Como Cristo, y como el poeta,

Lleva en ese largo camino su cruz a cuestas.



Juan Arabia
Director de la Revista Literaria Megafón
juanarabia@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

1Que lindos poemas!
Me gusto muchísimo "elegía",
saludos,
Nati.