AQUÍ COMIENZA NUESTRA HISTORIA
de Tobias Wolff
(Alfaguara, Buenos Aires, 2009, 472 páginas)
Por Germán Cáceres
Es una extensa recopilación de cuentos del prestigioso escritor norteamericano Tobias Wolff (Alabama, 1945), dividida en dos partes: “Relatos escogidos”, que reúne veintiún títulos publicados con anterioridad, y “Relatos nuevos”, que incluye diez inéditos.
El autor narra parsimoniosamente marcando la falta de horizontes y objetivos de sus personajes, su desorientación y soledad, ese costado irracional y autodestructivo que llevan consigo. Una prosa límpida y serena logra que su lectura atraiga y sea placentera.
“En el jardín de los mártires norteamericanos”, el tono refleja al mundo académico universitario como frívolo y envilecido por el orgullo y la soberbia.
Un cuento arquetípico es “La alegría del soldado”, que revela la agresión y sordidez de las relaciones humanas que caracterizan a un destacamento militar luego de la guerra de Vietnam (“Tú crees que tienes problemas, Porchoff, pero no te durarían cinco minutos en el campo de batalla. No te pasa nada que una pequeña operación de ´Busca y destruye´ no pueda curar”). Además, el adulterio es moneda corriente y el asesinato sin motivo resulta una compulsión inmanejable, circunstancia que también se aprecia en “Cazadores en la nieve”, cuyos violentos personajes carecen de rumbo y parecen navegar en el vacío. Como al pasar, se describe el paisaje con una precisión no exenta de sensibilidad.
“A la espera de órdenes” indaga en la oculta homosexualidad que campea hipócritamente en el ejército, más allá de la incomprensión y malentendidos en que se mueven los militares.
Con naturalidad y frescura, “Leviatán” describe una simple reunión de cumpleaños de dos matrimonios amigos, que en sus diálogos revelan sutilmente profundas decepciones, y los cuatro, en forma permanente, se evaden esnifando coca. Según“Avería en el desierto, 1968”, los individuos no llegan a conocerse, son extraños los unos para los otros, andan a los tumbos y sólo aguardan la frustración y el horror: “Y nunca sabías lo que estaba pasando de verdad. Renunciabas a tu vida y ni siquiera lo sabías”. En “Mortales” esa desorientación lleva a un funcionario de Hacienda a comunicar su propia muerte a un diario para que se publique una necrológica elogiosa. Y en “Héroes del aire” el protagonista comenta “y al fracasar abría una ventana de un mundo del que yo sólo había empezado a sospechar, donde las heridas no se curaban, y las cosas no salían bien”.
“El otro Miller” plantea el futuro como un ámbito donde inexorablemente ocurrirá la muerte, y refiere las fantasías engañosas que tejen las personas sobre su destino individual: “Sólo hay una cosa que tienes que saber del futuro: todo va a peor. Una vez que sabes eso, lo sabes todo”.
En “Sueño de Lady” las asociaciones libres y pensamientos dispersos de seres carentes de propósito ponen al descubierto un fuerte escepticismo y, como también en “Smorgasbord”, la inestabilidad de los afectos. Un acuciante desasosiego los acosa, no están seguros de sus actos y actúan como si estuvieran guiados por un piloto automático. Esa mirada se reitera en “La cadena”, que muestra que gente que apenas se conoce se va entrelazando en una corriente de violencia, culpa, ignorancia y frustración.
“Dos chicos y una chica” es un logradísimo cuento sobre el clásico triángulo amoroso entre adolescentes, en el cual una joven aparenta preferir al muchacho soñador y enamoradizo, pero finalmente opta por el más superficial.
Hay narraciones que se destacan por sus diálogos impecables, como “Una Biblia blanca”, “El perro de ella” y “Una estudiante madura”. Y en varias interviene la memoria, que no deja de cuestionar, como si fuera un síntoma crónico (“Fuego del hogar” y “Aquella habitación”) que se agolpara tumultuosamente en los últimos segundos de vida (“Una bala en el cerebro”).
Wolff recorre todos los recovecos del alma humana y en consecuencia aborda el miedo a la muerte en “Reducida a huesos”, en donde un hijo, ante la inminente fallecimiento de su madre, es acosado por un descontrolado erotismo, mientras que en la agonizante se produce una regresión que la retrotrae a la infancia y a sus padres.
De este autor han sido publicadas en la Argentina la novela breve Ladrón de cuarteles, sus colecciones de cuentos De regreso al mundo, La noche en cuestión y Cazadores en la nieve, y sus novelas autobiográficas Vida de este chico, En el ejército del faraón y Vieja escuela, y está considerado junto a Raymond Carver como una de las mayores expresiones de la cuentística norteamericana contemporánea. Se dice que ambos escritores se centran sobre la clase media, pero como aclara Patricia Suárez en la revista Ñ del 20.2.2010 citando al periodista Joe Bageant, “EE.UU. es un país de clase obrera, lo que podría definirse como: ´eres obrero si careces de cualquier control sobre tu trabajo. No decides cuándo trabajas, ni cuándo cobras, ni cuál es el ritmo de trabajo, o si te quedarás en la calle a la primera caída de la Bolsa´”. Además, Wolff señala que la posesión de un automóvil vistoso puede hacer olvidar momentáneamente a estos hombres y mujeres su extrema insatisfacción.
Germán Cáceres
de Tobias Wolff
(Alfaguara, Buenos Aires, 2009, 472 páginas)
Por Germán Cáceres
Es una extensa recopilación de cuentos del prestigioso escritor norteamericano Tobias Wolff (Alabama, 1945), dividida en dos partes: “Relatos escogidos”, que reúne veintiún títulos publicados con anterioridad, y “Relatos nuevos”, que incluye diez inéditos.
El autor narra parsimoniosamente marcando la falta de horizontes y objetivos de sus personajes, su desorientación y soledad, ese costado irracional y autodestructivo que llevan consigo. Una prosa límpida y serena logra que su lectura atraiga y sea placentera.
“En el jardín de los mártires norteamericanos”, el tono refleja al mundo académico universitario como frívolo y envilecido por el orgullo y la soberbia.
Un cuento arquetípico es “La alegría del soldado”, que revela la agresión y sordidez de las relaciones humanas que caracterizan a un destacamento militar luego de la guerra de Vietnam (“Tú crees que tienes problemas, Porchoff, pero no te durarían cinco minutos en el campo de batalla. No te pasa nada que una pequeña operación de ´Busca y destruye´ no pueda curar”). Además, el adulterio es moneda corriente y el asesinato sin motivo resulta una compulsión inmanejable, circunstancia que también se aprecia en “Cazadores en la nieve”, cuyos violentos personajes carecen de rumbo y parecen navegar en el vacío. Como al pasar, se describe el paisaje con una precisión no exenta de sensibilidad.
“A la espera de órdenes” indaga en la oculta homosexualidad que campea hipócritamente en el ejército, más allá de la incomprensión y malentendidos en que se mueven los militares.
Con naturalidad y frescura, “Leviatán” describe una simple reunión de cumpleaños de dos matrimonios amigos, que en sus diálogos revelan sutilmente profundas decepciones, y los cuatro, en forma permanente, se evaden esnifando coca. Según“Avería en el desierto, 1968”, los individuos no llegan a conocerse, son extraños los unos para los otros, andan a los tumbos y sólo aguardan la frustración y el horror: “Y nunca sabías lo que estaba pasando de verdad. Renunciabas a tu vida y ni siquiera lo sabías”. En “Mortales” esa desorientación lleva a un funcionario de Hacienda a comunicar su propia muerte a un diario para que se publique una necrológica elogiosa. Y en “Héroes del aire” el protagonista comenta “y al fracasar abría una ventana de un mundo del que yo sólo había empezado a sospechar, donde las heridas no se curaban, y las cosas no salían bien”.
“El otro Miller” plantea el futuro como un ámbito donde inexorablemente ocurrirá la muerte, y refiere las fantasías engañosas que tejen las personas sobre su destino individual: “Sólo hay una cosa que tienes que saber del futuro: todo va a peor. Una vez que sabes eso, lo sabes todo”.
En “Sueño de Lady” las asociaciones libres y pensamientos dispersos de seres carentes de propósito ponen al descubierto un fuerte escepticismo y, como también en “Smorgasbord”, la inestabilidad de los afectos. Un acuciante desasosiego los acosa, no están seguros de sus actos y actúan como si estuvieran guiados por un piloto automático. Esa mirada se reitera en “La cadena”, que muestra que gente que apenas se conoce se va entrelazando en una corriente de violencia, culpa, ignorancia y frustración.
“Dos chicos y una chica” es un logradísimo cuento sobre el clásico triángulo amoroso entre adolescentes, en el cual una joven aparenta preferir al muchacho soñador y enamoradizo, pero finalmente opta por el más superficial.
Hay narraciones que se destacan por sus diálogos impecables, como “Una Biblia blanca”, “El perro de ella” y “Una estudiante madura”. Y en varias interviene la memoria, que no deja de cuestionar, como si fuera un síntoma crónico (“Fuego del hogar” y “Aquella habitación”) que se agolpara tumultuosamente en los últimos segundos de vida (“Una bala en el cerebro”).
Wolff recorre todos los recovecos del alma humana y en consecuencia aborda el miedo a la muerte en “Reducida a huesos”, en donde un hijo, ante la inminente fallecimiento de su madre, es acosado por un descontrolado erotismo, mientras que en la agonizante se produce una regresión que la retrotrae a la infancia y a sus padres.
De este autor han sido publicadas en la Argentina la novela breve Ladrón de cuarteles, sus colecciones de cuentos De regreso al mundo, La noche en cuestión y Cazadores en la nieve, y sus novelas autobiográficas Vida de este chico, En el ejército del faraón y Vieja escuela, y está considerado junto a Raymond Carver como una de las mayores expresiones de la cuentística norteamericana contemporánea. Se dice que ambos escritores se centran sobre la clase media, pero como aclara Patricia Suárez en la revista Ñ del 20.2.2010 citando al periodista Joe Bageant, “EE.UU. es un país de clase obrera, lo que podría definirse como: ´eres obrero si careces de cualquier control sobre tu trabajo. No decides cuándo trabajas, ni cuándo cobras, ni cuál es el ritmo de trabajo, o si te quedarás en la calle a la primera caída de la Bolsa´”. Además, Wolff señala que la posesión de un automóvil vistoso puede hacer olvidar momentáneamente a estos hombres y mujeres su extrema insatisfacción.
Germán Cáceres
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