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LILITH
Moriré una vez en el infierno de los encantamientos –dijo-
Evoco la mueca que paga su sueño –siguió diciendo-
Nada de recibir el cielo de un bien
Buscar –dijo- el rostro rojo perla que se alza,
lo que pueda encender el intacto trigo de los suplicantes
Muerta llegué a la lluvia, al lugar de las aguas con historia
¿Y acaso importa la rueca del centro? ¿La antigua celebración
de esas espinas abiertas en la tierra,
abiertas a las estrellas, ahogada en lo perverso? -clamó-
Desfile de relojes y desfile de piedras en los fantasmas del regreso
caravana de piedras espectrales –dijo-
DOLOR BLANCO QUE HUNDE
Dolor blanco que hunde la noche azul del amor en el cuerpo del grito
ogro dolor que penetra instancias como una fiera o libro trágico de los ojos
prisionero dolor de las estampas la amiga luna fría abandona este aliento en medio del mar
una promesa de ropas espanta al verano
El río se hunde en la cremación de los roces
aquel poeta pide un dolor que devenga santo un fuego
desde la hendija malograda
la sobrevida milagrosa que resta a las cosas es sorda oscuridad
(R)ubén Vedovaldi
domingo, 18 de mayo de 2008
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1 comentario:
La poética de Rubén vibra, corta aires y estalla.De a poco te filtra y anida, arrullando una tristeza sorda.
Un abrazo Vedo,
d.
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