PIERNAS ENTRELAZADAS
Autor y director: Omar Aita. Intérpretes: Cecilia Tognola, Verónica Intile y Sabrina Lara. Escenografía: Inés Castro. Luces: Soledad Ianni. Vestuario: César Drago. Música: Martina Vior. Maquillaje: Camila Aita. Fotografía: Michel Marcu. Diseño Gráfico: Santiago Corti. Producción Ejecutiva: Teatros4. Asistente de dirección: Anabel Ferreira. Los sábados a las 21 horas en el Teatro Belisario, Av. Corrientes 1624, Reservas: 4373-3465.
por Germán Cáceres
Esta excelente obra de Omar Aita puede entenderse como un grotesco, aunque en una clave menos exasperada que su anterior Familia de Vancini y Antonia su mujer. Está ubicada en los años cincuenta, durante el segundo gobierno peronista, pero si bien la referencia es concreta, no intenta proponer una reflexión política sobre ese momento de nuestra historia. Sólo quiere señalar cómo impactó en el feminismo la figura de Eva Perón.
La anécdota es sencilla: tres hermanas se instalan en Buenos Aires huyendo de las limitaciones y de la falta de oportunidades que ofrece la vida en el campo. Alquilan un departamento, trabajan como obreras en Alpargatas, y a partir de ese planteo se presentan varias situaciones que dan cuenta de la evolución tanto de sus personalidades como del entorno social.
En un determinado momento, Herminda tilda de “solteronas” a sus hermanas Delia y Celia, y ese calificativo, ya inexistente ante el cambio cultural que se experimentó en el transcurso de más de medio siglo, señala cuánto evolucionó la mujer en la sociedad argentina. Hoy, lejos de ese estereotipo que tanto espantaba, no pocas jóvenes deciden permanecer solteras.
Es sorprendente la convicción que poseen los diálogos de las protagonistas, su verosimilitud y carnadura. Es más, Aita empleó expresiones propias de esa época. Esta perfección no hubiera sido posible sin las impresionantes actuaciones de Cecilia Tognola (Delia), Verónica Intile (Herminda) y Sabrina Lara (Celia), que logran que sus personajes sean viscerales, no sólo con la voz y los gestos, sino también con los frenéticos movimientos que evidencian un sólido entrenamiento corporal.
Sin embargo, Piernas entrelazadas cuenta con otros personajes: son de ficción y pertenecen a la radionovela que las tres mujeres escuchan con devoción. En determinados tramos hasta el espectador puede llegar a pensar que los mismos no aparecen en el escenario pero se vinculan realmente con Delia, Herminda y Celia, dado que éstas así lo sienten. Como manifiesta una de las hermanas, a los héroes de la novela les pasa de todo —amor, sexo, crimen pasional, cárcel, adulterio— mientras que a ellas, nada. Insatisfechas, proclaman a gritos su vacío existencial, la falta absoluta de futuro y de proyectos. Y también reclaman sexualidad con gritos desesperados y contorsiones de sus excitados cuerpos. Por supuesto que el hombre en esos años contaba con las ventajas de tener un mayor reconocimiento laboral, la permisividad en la vida amorosa y una mayor libertad de conducta, pero su horizonte era también estrechísimo y tampoco escapaba de la total frustración.
Pero no sólo la interpretación apuntala la obra de Aita: la escenografía de Inés Castro es un modelo de síntesis y funcionalidad, y posee detalles como el de un espejo colgante en una de las paredes, que al reflejarlas da la sensación de que complementa la introspección de las hermanas. La iluminación de Soledad Ianni saca partido de los contraluces y opera con sensibilidad las penumbras que van pautando el paso del tiempo y las distintas escenas. Muy acertado el vestuario de César Drago, como también el trabajo de investigación que permite escuchar de la omnipresente radio, clásicos de aquella década como la voz del cantante Gregorio Barrios y la radionovela Los Pérez García. Impecable el resto del equipo (Martina Vior, Camila Aita, Michel Marcu, Santiago Corti y Anabel Ferreira).
Germán Cáceres
Autor y director: Omar Aita. Intérpretes: Cecilia Tognola, Verónica Intile y Sabrina Lara. Escenografía: Inés Castro. Luces: Soledad Ianni. Vestuario: César Drago. Música: Martina Vior. Maquillaje: Camila Aita. Fotografía: Michel Marcu. Diseño Gráfico: Santiago Corti. Producción Ejecutiva: Teatros4. Asistente de dirección: Anabel Ferreira. Los sábados a las 21 horas en el Teatro Belisario, Av. Corrientes 1624, Reservas: 4373-3465.
por Germán Cáceres
Esta excelente obra de Omar Aita puede entenderse como un grotesco, aunque en una clave menos exasperada que su anterior Familia de Vancini y Antonia su mujer. Está ubicada en los años cincuenta, durante el segundo gobierno peronista, pero si bien la referencia es concreta, no intenta proponer una reflexión política sobre ese momento de nuestra historia. Sólo quiere señalar cómo impactó en el feminismo la figura de Eva Perón.
La anécdota es sencilla: tres hermanas se instalan en Buenos Aires huyendo de las limitaciones y de la falta de oportunidades que ofrece la vida en el campo. Alquilan un departamento, trabajan como obreras en Alpargatas, y a partir de ese planteo se presentan varias situaciones que dan cuenta de la evolución tanto de sus personalidades como del entorno social.
En un determinado momento, Herminda tilda de “solteronas” a sus hermanas Delia y Celia, y ese calificativo, ya inexistente ante el cambio cultural que se experimentó en el transcurso de más de medio siglo, señala cuánto evolucionó la mujer en la sociedad argentina. Hoy, lejos de ese estereotipo que tanto espantaba, no pocas jóvenes deciden permanecer solteras.
Es sorprendente la convicción que poseen los diálogos de las protagonistas, su verosimilitud y carnadura. Es más, Aita empleó expresiones propias de esa época. Esta perfección no hubiera sido posible sin las impresionantes actuaciones de Cecilia Tognola (Delia), Verónica Intile (Herminda) y Sabrina Lara (Celia), que logran que sus personajes sean viscerales, no sólo con la voz y los gestos, sino también con los frenéticos movimientos que evidencian un sólido entrenamiento corporal.
Sin embargo, Piernas entrelazadas cuenta con otros personajes: son de ficción y pertenecen a la radionovela que las tres mujeres escuchan con devoción. En determinados tramos hasta el espectador puede llegar a pensar que los mismos no aparecen en el escenario pero se vinculan realmente con Delia, Herminda y Celia, dado que éstas así lo sienten. Como manifiesta una de las hermanas, a los héroes de la novela les pasa de todo —amor, sexo, crimen pasional, cárcel, adulterio— mientras que a ellas, nada. Insatisfechas, proclaman a gritos su vacío existencial, la falta absoluta de futuro y de proyectos. Y también reclaman sexualidad con gritos desesperados y contorsiones de sus excitados cuerpos. Por supuesto que el hombre en esos años contaba con las ventajas de tener un mayor reconocimiento laboral, la permisividad en la vida amorosa y una mayor libertad de conducta, pero su horizonte era también estrechísimo y tampoco escapaba de la total frustración.
Pero no sólo la interpretación apuntala la obra de Aita: la escenografía de Inés Castro es un modelo de síntesis y funcionalidad, y posee detalles como el de un espejo colgante en una de las paredes, que al reflejarlas da la sensación de que complementa la introspección de las hermanas. La iluminación de Soledad Ianni saca partido de los contraluces y opera con sensibilidad las penumbras que van pautando el paso del tiempo y las distintas escenas. Muy acertado el vestuario de César Drago, como también el trabajo de investigación que permite escuchar de la omnipresente radio, clásicos de aquella década como la voz del cantante Gregorio Barrios y la radionovela Los Pérez García. Impecable el resto del equipo (Martina Vior, Camila Aita, Michel Marcu, Santiago Corti y Anabel Ferreira).
Germán Cáceres
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