Resistir hasta el lunes
Las llamas rodean los arsenales nucleares de Rusia.
Los EEUU están a punto de atacar con armas nucleares a Irán para salvar a esa mujer que va a ser lapidada.
Nos rodean los vacíos existenciales, los vacíos del bolsillo y no tenemos nunca un vacío de Lilita en la pantalla. Magnetto cena con un grupo de mafiosos y nada nos dice que va a ser la última cena.
Muchos en su desesperación se dirigen a un poder superior, pero las coorporaciones no rsponden.
Otros se dirigen al psicoanalista que contesta ¿a usted qué le parece?''
Cuando todo parece perdido resistan:
hasta el lunes a las 22 y 30 en canal 7 llega Peter Capusotto.
Si no se ríen, Lilita tenía razón, es el fin del mundo.
Para pensar
Con asombro y pena vemos que muchos callaron ante los horrores casi indecibles que sucedieron durante la dictadura militar de 1976. Toleraron las dictaduras anteriores con sus muertes y falta de libertad, exilio de la cultura y la ciencia. Aceptaron una guerra donde fueron maltratados nuestros soldados, obligados a hacer el servicio militar. Pese a todo siguieron mandando sus hijos a ese ejército hasta que la muerte a golpes del soldado Carrasco terminó con el ejercicio de la corrupción y la arbitrariedad que fue el servicio militar. Más adelante, no reaccionaron frente a la entrega de las riquezas y empresas nacionales. En todos estos períodos hubo muertes en manifestaciones y asesinatos de periodistas. Los últimos corresponden al gobierno que confiscó los ahorros, cerró las puertas de los bancos y dejó las calles ensangrentadas. Sin olvidar la hiperinflación y toda clase de desastres económicos por los que pasamos. Desde el principio, este gobierno da pasos para reparar todo lo que recibieron como legado, incluso una deuda que no contrajeron y, sin embargo, hay intentos de golpearlo. Una ofensiva sin tregua, una ofensiva destructiva para el país, laofensiva del odio es desarrollada por los poderes económicos. Para esto cuentan con las armas poderosas de los medios de comunicación. Estos sectores, que siempre dominaron al país a su antojo, van a sacar ventajas si logran sus objetivos. Los que nos vamos a hundir somos la gran mayoría, incluida la clase media, y el país en el que viven nuestros hijos. Pensar, comparar, crear, tiene que ver con la vida. El odio se manifiesta con isultos tan agraviantes que nosofenden como mujeres. El odio tiene que ver con el ser, no con el hacer, y no da alternativa. Por eso vemos que se ataca una medida y la contraria, se ataca todo. No queremos vivir en una guerra, queremos que predominen las propuestas, de las que carece la oposición. Que la competencia se haga en el plano de las ideas de las que carecieron para sacar al país adelante. Queremos, no el Apocalipsis que nos anuncian los interesados en el miedo, deseamos e invitamos a apostar y luchar por la esperanza.
Papel Prensa o la mujer del vestido de artesanía mexicana desbordado de flores
Estoy conmovida por la lectura del reportaje en Tiempo Argentino a Lidia Papaleo. Muy conmovida, tan conmovida que lloré y seguiría llorando.
El vestido de flores bordadas envuelve su embarazo a término. Yo también tengo una foto así, con mi pequeña hija mayor, junto a una amiga, también embarazada de su hijo mayor, en unas vacaciones que pasamos juntas en México.
Todos los que vivimos sin negación esos terribles tiempos, sabíamos y sabemos que en esa época no se podía hablar de tratos libres ni de libertad, en un tema de esa trascendencia. Menos aun cuando los diarios interesados demonizaban las figuras de los dueños de la empresa Papel Prensa. Cuando en el medio estaba la Junta Militar y no había ningún orden en el que ampararse. Cuando hacer aparecer al periodista Timerman y a los Graiver y a tantos otros como monstruos, por esa prensa que ahora se presenta como víctima, incitaba a la tortura y la justificaba. Todo eso lo sabía hace mucho tiempo y creo que a ninguna persona honesta le resulta una sorpresa que la empresa le fue robada a sus dueños, que firmaron por miedo.
Lo que yo no sabía era que Lidia tenía ese vestido, y las manos de Graiver y las de ella entrelazadas sobre la panza. Y esa sonrisa de los sueños de un hijo o una hija por venir. Lo que yo no sabía es que aunque me oponía a todos los discursos oficiales de los militares y a todas las versiones de la prensa, de esa época algo quedó. Algo de esa basura que deshumanizaba a la gente que perseguían, me habrá infiltrado a mÍ también para que el contraste con esta mujer que habla de su amor con David Graiver, me tocara tanto. Seres humanos complejos, en un momento histórico complejo, matices. Ella relata la sensación de su duelo reciente por la muerte de su amor. Dice que fue como dejar de tener piel, que es como dejar de tener una protección, en un país en el que no había ninguna protección frente a un poder sin límites. Yo sentí algo parecido en el año 2001, con la muerte de mi amor. En ese momento, mi duelo se enredó con lo que pasaba en el país. Una crisis de tal magnitud que me hacía sentir indefensa y sin suelo debajo de los pies. Sentía que mi patria se había perdido, sin esperanzas y sin moneda. Espero que no nos olvidemos de los muertos que dejaron los que hoy hablan de institucionalidad, y de la alegría de haber vuelto a tener un país donde dos periodistas pueden hacer una nota como esta.
(*) Textos publicados por el matutino Tiempo Argentino en Cartas de lectores los días 14, 19 y 31 de agosto respectivamente.
Cristina Villanueva
libera@arnet.com.ar
Las llamas rodean los arsenales nucleares de Rusia.
Los EEUU están a punto de atacar con armas nucleares a Irán para salvar a esa mujer que va a ser lapidada.
Nos rodean los vacíos existenciales, los vacíos del bolsillo y no tenemos nunca un vacío de Lilita en la pantalla. Magnetto cena con un grupo de mafiosos y nada nos dice que va a ser la última cena.
Muchos en su desesperación se dirigen a un poder superior, pero las coorporaciones no rsponden.
Otros se dirigen al psicoanalista que contesta ¿a usted qué le parece?''
Cuando todo parece perdido resistan:
hasta el lunes a las 22 y 30 en canal 7 llega Peter Capusotto.
Si no se ríen, Lilita tenía razón, es el fin del mundo.
Para pensar
Con asombro y pena vemos que muchos callaron ante los horrores casi indecibles que sucedieron durante la dictadura militar de 1976. Toleraron las dictaduras anteriores con sus muertes y falta de libertad, exilio de la cultura y la ciencia. Aceptaron una guerra donde fueron maltratados nuestros soldados, obligados a hacer el servicio militar. Pese a todo siguieron mandando sus hijos a ese ejército hasta que la muerte a golpes del soldado Carrasco terminó con el ejercicio de la corrupción y la arbitrariedad que fue el servicio militar. Más adelante, no reaccionaron frente a la entrega de las riquezas y empresas nacionales. En todos estos períodos hubo muertes en manifestaciones y asesinatos de periodistas. Los últimos corresponden al gobierno que confiscó los ahorros, cerró las puertas de los bancos y dejó las calles ensangrentadas. Sin olvidar la hiperinflación y toda clase de desastres económicos por los que pasamos. Desde el principio, este gobierno da pasos para reparar todo lo que recibieron como legado, incluso una deuda que no contrajeron y, sin embargo, hay intentos de golpearlo. Una ofensiva sin tregua, una ofensiva destructiva para el país, laofensiva del odio es desarrollada por los poderes económicos. Para esto cuentan con las armas poderosas de los medios de comunicación. Estos sectores, que siempre dominaron al país a su antojo, van a sacar ventajas si logran sus objetivos. Los que nos vamos a hundir somos la gran mayoría, incluida la clase media, y el país en el que viven nuestros hijos. Pensar, comparar, crear, tiene que ver con la vida. El odio se manifiesta con isultos tan agraviantes que nosofenden como mujeres. El odio tiene que ver con el ser, no con el hacer, y no da alternativa. Por eso vemos que se ataca una medida y la contraria, se ataca todo. No queremos vivir en una guerra, queremos que predominen las propuestas, de las que carece la oposición. Que la competencia se haga en el plano de las ideas de las que carecieron para sacar al país adelante. Queremos, no el Apocalipsis que nos anuncian los interesados en el miedo, deseamos e invitamos a apostar y luchar por la esperanza.
Papel Prensa o la mujer del vestido de artesanía mexicana desbordado de flores
Estoy conmovida por la lectura del reportaje en Tiempo Argentino a Lidia Papaleo. Muy conmovida, tan conmovida que lloré y seguiría llorando.
El vestido de flores bordadas envuelve su embarazo a término. Yo también tengo una foto así, con mi pequeña hija mayor, junto a una amiga, también embarazada de su hijo mayor, en unas vacaciones que pasamos juntas en México.
Todos los que vivimos sin negación esos terribles tiempos, sabíamos y sabemos que en esa época no se podía hablar de tratos libres ni de libertad, en un tema de esa trascendencia. Menos aun cuando los diarios interesados demonizaban las figuras de los dueños de la empresa Papel Prensa. Cuando en el medio estaba la Junta Militar y no había ningún orden en el que ampararse. Cuando hacer aparecer al periodista Timerman y a los Graiver y a tantos otros como monstruos, por esa prensa que ahora se presenta como víctima, incitaba a la tortura y la justificaba. Todo eso lo sabía hace mucho tiempo y creo que a ninguna persona honesta le resulta una sorpresa que la empresa le fue robada a sus dueños, que firmaron por miedo.
Lo que yo no sabía era que Lidia tenía ese vestido, y las manos de Graiver y las de ella entrelazadas sobre la panza. Y esa sonrisa de los sueños de un hijo o una hija por venir. Lo que yo no sabía es que aunque me oponía a todos los discursos oficiales de los militares y a todas las versiones de la prensa, de esa época algo quedó. Algo de esa basura que deshumanizaba a la gente que perseguían, me habrá infiltrado a mÍ también para que el contraste con esta mujer que habla de su amor con David Graiver, me tocara tanto. Seres humanos complejos, en un momento histórico complejo, matices. Ella relata la sensación de su duelo reciente por la muerte de su amor. Dice que fue como dejar de tener piel, que es como dejar de tener una protección, en un país en el que no había ninguna protección frente a un poder sin límites. Yo sentí algo parecido en el año 2001, con la muerte de mi amor. En ese momento, mi duelo se enredó con lo que pasaba en el país. Una crisis de tal magnitud que me hacía sentir indefensa y sin suelo debajo de los pies. Sentía que mi patria se había perdido, sin esperanzas y sin moneda. Espero que no nos olvidemos de los muertos que dejaron los que hoy hablan de institucionalidad, y de la alegría de haber vuelto a tener un país donde dos periodistas pueden hacer una nota como esta.
(*) Textos publicados por el matutino Tiempo Argentino en Cartas de lectores los días 14, 19 y 31 de agosto respectivamente.
Cristina Villanueva
libera@arnet.com.ar
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