FUEGOS DE COMUNA, CENIZAS DE WEIMAR
Glosas a la historia política europea
Carlos Enrique Haller
Ediciones Suárez, Mar del Plata, año 2008
Reseña del libro:
Antes de constituirse en Naciones, alrededor de los siglos XVI y XVII, varios pueblos conducidos por monarcas o nobles venían disputándose la preeminencia sobre el multicultural escenario europeo. Sus integraciones políticas y sociales adquirieron diversas figuras, al ritmo cambiante de sus nuevos modelos de producción en acelerado desarrollo: de la mesnada conquistadora hasta el imperio; desde la comuna libre hasta el Estado soberano; desde la república aristocrática o la reyecía absoluta hasta el consenso jurídico constitucional. No recorrieron etapas prefijadas ni ciclos irreversibles: los modos de apetecer la libertad o de ejercerla se alteraron en correlación con la expoliación de la naturaleza, las revoluciones científicas y técnicas, la dominación sobre otros continentes, hasta culminar (¿provisionalmente?) en sociedades parciales o globales anónimamente administradas.
El siglo XIX y los comienzos del XX vieron confluir sobre Europa y algunas de sus dependencias coloniales las mejores promesas civilizadoras engendradas por la etapa de la Ilustración (Aufklärung, en alemán, o Siècle des Lumières): ciencias, técnica, alta productividad económica, progreso, libre despliegue de potencialidades y derechos del hombre. Liberalismo, socialismo y cosmopolitismo parecían destinados a forjar, en conjunto, la senda por donde avanzaría una humanidad con futuro sin límites. Es fácil ironizar hoy sobre tan falaces ilusiones. Guerras mundiales, regímenes totalitarios y genocidios se incubaron a su abrigo, aunque los combates parecieran otorgar fugaces victorias al bando de las nobles causas. Entre éstas parecía descollar la del socialismo democrático de centroizquierda, con multitudinarias afloraciones en Francia y Alemania. Dicho movimiento hubo de aceptar reproches de utopismo, de radicalismo, de inmadurez insurreccionalista, hasta que su relativa ?domesticación? acreditó a su dirigencia los insultantes epítetos de reformistas, oportunistas, renegados y socialfascistas.
Se los acusaba de haber sucumbido al hechizo de la ?grandeza nacional? y de su forzosa secuela: la primera Guerra Mundial; a cuya finalización recayeron sobre sus hombros responsabilidades de cogobierno, en un contexto de mutuas intolerancias, agresiones y graves crisis socioeconómicas. Nuestra Argentina iberoamericana, prematuramente independizada de la sujeción política para caer en las lianas de la dependencia socioeconómica bajo otro imperialismo, padecía los conflictos de inconciliables intereses provinciales y sectoriales, mientras tenues capas de su intelectualidad acunaban idealizadoras fantasías de fraternización ya malogradas en el otro hemisferio.
Este libro, motivado por una actualidad de persistentes desencantos que parecen reiterar ciertas frustraciones padecidas por siglos de catastrofal historia europea, selecciona y acentúa dos episodios relativamente efímeros, unidos por la bisagra de la continuidad temporal y la intransigencia revolucionaria: la Comuna de Paris de 1871 y la república de Weimar de 1919/33. Encima de ambos sobrevuela el sempiterno antagonismo nacional de franceses y alemanes, desde las guerras napoleónicas hasta la proclamación del Reich bismarckiano y la consiguiente guerra mundial; dramas pautados por la correlativa desinteligencia entre modos divergentes de entender el Socialismo y la Revolución: P.-J. Proudhon y K. Marx.
El penoso recuento de dos paradigmáticos fracasos en el ápice del primer ciclo revolucionario socialista anticipa en cierto modo las modificaciones tácticas y organizativas que dicho movimiento ensayará desde 1917, con riesgo luego comprobado de su tergiversación. Quizá también nos ponga enfrente ese relato el espejo en el cual mirarnos cuando, aun empañado, lo embistamos desencajados en la bruma de invernadero de nuestra atmósfera social.
Carlos Enrique Haller
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