Imágenes: Salinger y Mc Cullers
Por Marcela Bublik
Cuando tenía 16 años, en una revista de la sala de espera del dentista, leí un cuento. Se llamaba “Justo antes de la guerra con los esquimales” y me fulminó como un rayo.
Tiempo después tomé “Nueve cuentos” de la biblioteca de mis viejos. Mientras lo devoraba, enamorada y conmovida, encontré ese cuento y descubrí a Salinger.
Durante más de diez años busqué “El cazador oculto” por muchas librerías de Buenos Aires, sin éxito. Hasta que un librero que sabía, me enteró de que ese título se trataba de una de las traducciones-adaptaciones de “El guardián entre el centeno” y lo compré. Ya no volví a quedar desamparada de Salinger. No más que el desamparo (y el amor) que puede provocar sentir que tantos rincones de mí misma entraban en sintonía con la familia Glass.
En una Feria del Libro encontré “Franny y Zooey”. A partir de esos tres libros mi hija y yo empezamos a humedecer la mirada y entrecortar la voz cada vez que decíamos “Salinger”. Los libros fueron y vinieron varias veces de su casa a la mía.
Hace un par de días, ante la noticia de la muerte de don Jerome D, me anoticié de la existencia de “Levantad, carpinteros, la viga del tejado”. Salí corriendo a primera hora de la mañana siguiente a mi librería habitual, a buscar los cuatro libros.. No sé si los nueve cuentos del guardián de Franny y Zoey están en una caja que todavía no desembalé, o en casa de Gaby, o en la de alguien a quien los he prestado y sabiamente no los devolvió, pero fui a comprarlos raudamente, antes de que todo el mundo salga a desabastecer de Salinger las librerías (como sucede cuando muere un escritor). De todos modos, pensé, si encuentro los que tenía, se replicarán en la biblioteca de mi niña, o serán obsequiados a algún corazón que los necesite.
En una de las tres librerías en las que hice el acopio, se me metió en el camino “El corazón es un cazador solitario”, de Carson McCullers. Menos mal que me resistí al impulso de comprarlo y a cambio, mi librera-amiga me puso delante de los ojos una edición de cuentos y novelas breves de McCullers con el nombre de “El aliento del cielo”, que engrosó inmediatamente mi bolsa. Al llegar a casa, mientras hablaba por teléfono y miraba distraídamente el estante de mi biblioteca a la altura exacta de mis ojos, me salió al encuentro la vieja edición del corazón cazador solitario. La que leí hace muchos años y volveré a leer en cualquier momento.
Esta mañana, ando saltando de Carson a J. D, y me falta el aire por la emoción que ambos me provocan.
Recomiendo, recomiendo… de más está decirlo....
Marcela Bublik
Cuando tenía 16 años, en una revista de la sala de espera del dentista, leí un cuento. Se llamaba “Justo antes de la guerra con los esquimales” y me fulminó como un rayo.
Tiempo después tomé “Nueve cuentos” de la biblioteca de mis viejos. Mientras lo devoraba, enamorada y conmovida, encontré ese cuento y descubrí a Salinger.
Durante más de diez años busqué “El cazador oculto” por muchas librerías de Buenos Aires, sin éxito. Hasta que un librero que sabía, me enteró de que ese título se trataba de una de las traducciones-adaptaciones de “El guardián entre el centeno” y lo compré. Ya no volví a quedar desamparada de Salinger. No más que el desamparo (y el amor) que puede provocar sentir que tantos rincones de mí misma entraban en sintonía con la familia Glass.
En una Feria del Libro encontré “Franny y Zooey”. A partir de esos tres libros mi hija y yo empezamos a humedecer la mirada y entrecortar la voz cada vez que decíamos “Salinger”. Los libros fueron y vinieron varias veces de su casa a la mía.
Hace un par de días, ante la noticia de la muerte de don Jerome D, me anoticié de la existencia de “Levantad, carpinteros, la viga del tejado”. Salí corriendo a primera hora de la mañana siguiente a mi librería habitual, a buscar los cuatro libros.. No sé si los nueve cuentos del guardián de Franny y Zoey están en una caja que todavía no desembalé, o en casa de Gaby, o en la de alguien a quien los he prestado y sabiamente no los devolvió, pero fui a comprarlos raudamente, antes de que todo el mundo salga a desabastecer de Salinger las librerías (como sucede cuando muere un escritor). De todos modos, pensé, si encuentro los que tenía, se replicarán en la biblioteca de mi niña, o serán obsequiados a algún corazón que los necesite.
En una de las tres librerías en las que hice el acopio, se me metió en el camino “El corazón es un cazador solitario”, de Carson McCullers. Menos mal que me resistí al impulso de comprarlo y a cambio, mi librera-amiga me puso delante de los ojos una edición de cuentos y novelas breves de McCullers con el nombre de “El aliento del cielo”, que engrosó inmediatamente mi bolsa. Al llegar a casa, mientras hablaba por teléfono y miraba distraídamente el estante de mi biblioteca a la altura exacta de mis ojos, me salió al encuentro la vieja edición del corazón cazador solitario. La que leí hace muchos años y volveré a leer en cualquier momento.
Esta mañana, ando saltando de Carson a J. D, y me falta el aire por la emoción que ambos me provocan.
Recomiendo, recomiendo… de más está decirlo....
Marcela Bublik
1 comentario:
Hola soy de Victoria (E.R.) docente de literatura... con esos libros conquisto a mis chicos!!! me adhiero a tu recomendación!!! yoly schneider
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