domingo, 21 de febrero de 2010

Miriam Cairo: El avatar erótico



Por Miriam Cairo

SIRGA
Anoche no pude desmaterializarme, convertirme otra vez en esa partícula mínima que anda a tu alrededor, llenándote de vida, invisible y callada. Me desentendí de todos mis átomos a pesar de que el ángel sirga me hacía señas, indicándome que ya era la hora de entrar en tu paraíso en ruinas, para romper el óvulo de la desesperación con mis movimientos de hálito. Así es la vida de los sueños. Hacerse y deshacerse a los apurones para que los destiladores del tiempo no perciban mis viajes prohibidos cuando el suelo se pliega.

POSTIGOS
Anoche, el proceso estaba por comenzar. Me sangró la nariz, como siempre, y me puse de frente a mi propósito, pues hacia atrás o de costado, las desapariciones resultan particularmente desesperadas. Estaba de pie, colgando los brazos sin esfuerzo, la cabeza erguida de tal modo que los ojos no perdieran de vista el espejismo, mientra la luna me miraba encerrada en su calabozo de aire. Ya estaba a punto de transformarme en ese pedazo frágil y precario de mí misma que ante los postigos de la noche se abre y se cierra, cuando me detuve.

AGITACION
Apenas percibí tu llamado para salvar el cuerpo de la notoria esclavitud, miré hacia lo más hondo y el ángel cordel estiraba la mano desde el pasadizo, pero me contuve cuando el corazón, como de costumbre, se me iba saliendo de a chorritos por la nariz. Rojos borbotones de rubí florecían fatales buscando el tapón de tus dedos compasivos. En ese instante me di cuenta de que hago muchas cosas para verte, pero contarlo es difícil porque falta lo más importante: la agitación y la expectativa de estar haciendo todas esas cosas que no debo.

PUENTE
Luego de la sangría respiratoria quedé varios minutos mareada, temblorosa en la parte temblona, fulgurosa en la parte fulgente, alada en la parte voladora. Asumo que este proceso carece de originalidad, porque lo he copiado de amantes célebres, pero aún así, el desintegrarme no es un procedimiento sencillo ni explicable, porque siempre está a merced de los anacronismos, las sorpresas y los escándalos. Sobre todo cuando al ángel del puente se le da por reírse como loco del dolor de la locura y el resto del mundo se despierta y me sorprende desnuda en el aire, atascada en el proceso como una princesa rusa.

FRUSTRACIONES
Tengo para mí el compromiso de no confesarte nunca mis fracasos. A veces aterrizo en zonas extrañas. A veces quedo varada en la azotea del espejismo. A veces caigo en brazos equivocados. A veces pierdo la cabeza. Entonces recojo mis petates y vuelvo al principio porque no me gusta andar por el pasadizo tambaleante y decapitada. Cuando esto ocurre, el ángel bramante se desternilla en burlas y carcajadas porque quedo colgada sobre la raya negra del firmamento como una princesa rusa flameando encorvada en la cuerda de la ropa. Pero no vayas a deducir de esto que me va mal en mis esmeros. Esa es la ocasión en que me vuelvo a casa con un vertedero de palabras. Vos sabés que soy capaz de abortar cualquier resplandor antes de volverme estéril de sombras.

DEMASIADO
Yo me evaporo cada vez que puedo. No sé si esta facilidad me viene desde el origen, desde la estratósfera del lirio, desde el bajo vientre, desde el alma o desde ambos fundidos en su vibración microscópica. Es mejor siempre demasiado que jamás. En el fondo no importa de dónde me vienen estas cosas, lo único que vale es correr el riesgo para complacerte. Es natural en mí correr el riesgo y complacerte. El ángel puente a veces da vueltas con los brazos abiertos como quien sale de un templo para entrar en un manicomio, cuando algunos destiladores me ven flotando en el aire con la magnolia desnuda y se santiguan maldiciéndome con todo tipo de purificaciones.

LUMINARIAS
Por algún lado sale el acto de evaporarse en plena noche, mascullando el rito de salvación en la memoria. La desmaterialización es un proceso de sangre sensitiva como mano de ciego. Entonces yo me desplazo con mi cuerpo en flor, completamente a salvo de las canciones llorosas y con la pupila en llama. Para llegar a donde me llames, primero busco la orientación de las aguas de las fuentes, lo cual es fácil porque no figuran en los mapas. Luego afloro cerca de tus manos (donde las tengas) tensándome el cuello, los pies, el bajo vientre. Calibro los temblores en el pecho haciendo luminarias de mujer magnolia y expandiendo milimétricamente el espléndido imperio del suspiro.

AVATAR
Más difícil, más recogido y silencioso es el proceso de retorno. El hecho de que yo pueda hacerlo sin secuelas, no debe hacerte creer que voy y vengo creyendo que si no me amás nunca seré amada, porque en verdad pienso que si yo no te amara vos nunca serías amado. Por cuenta mía corre la provisión de lobos y el avatar erótico como golpe del émbolo sudario. Esto lo hago porque aunque no es original, puedo hacerlo. Lo hago porque, aunque es riesgoso, soy la única que puede arriesgarse en estos vecindarios. Y si bien tampoco es recomendable, lo hago porque nada recomendable está dentro de mis treces.

TALENTOS
Pero anoche me quedé en suspenso porque siento que mi poder transmutador se va resintiendo. No el poder de deshacerme, sino el de volverme a hacer. Por eso, anoche pensé que era más apropiado permanecer aquí, sola, horadando el diamante boca abajo. Creo que podrás entenderlo. Vos sabés qué bien me hacen a mí las ocupaciones boca abajo. Toda la noche boca abajo pensé que de algo hay que morir, pero por ahora sigo con vida, yendo y viniendo a través del pasadizo con el ángel sirirí, porque aunque mi talento no sea aconsejable, mi talento es así, y no es peor que otros talentos, mucho más difundidos y menos deseables.

Miriam Cairo
cairo367@hotmail.com

1 comentario:

mario capasso dijo...

me gustaron mucho estos textos, encierran una especie de misterio más que interesante, una textura diferente, original, me parece,