HALCONES DE LA NOCHE
de Roberto Ampuero
(Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2009, 344 páginas)
Por Germán Cáceres
Roberto Ampuero (Valparaíso, 1953), que ha obtenido importantes premios literarios, es conocido en la Argentina principalmente por su novela Los amantes de Estocolmo (2003, libro del año en Chile), en la cual había creado una tensión y un suspenso insoportables acerca de un posible adulterio rodeado de misterio.
Aquí, en Halcones de la noche, vuelve a repetir esa intensidad narrativa, pero esta vez centrada en un thriller que posee bastantes elementos del género de espionaje. Su protagonista es el peculiar detective privado Cayetano Brulé, nacido en Cuba pero radicado en Valparaíso, “de calvita insinuada, anteojos gruesos y unos bigotazos que asociaba con películas de bandoleros mexicanos”. Además de exitoso seductor es —como el Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán—un sibarita apasionado de las comidas elaboradas y el vino exquisito. Así, Ampuero no recurre a un policía de una comisaría, sino al prototipo personaje de la novela de enigma y de la serie negra, cuya verosimilitud es cuestionable, sobre todo si desarrolla sus actividades en un lugar del tercer mundo como Valparaíso. Sin embargo, Cayetano Brulé ya es un clásico del neopolicial hispanoamericano y ha aparecido en otras cuatro novelas del autor.
El libro impresiona por su tratamiento cinematográfico: está compuesto por capítulos cortos que ocurren en distintas ciudades del mundo, pero los une el tema de una conspiración de los antirrevolucionarios de Miami para asesinar a Fidel Castro. Es como si la frecuentación por parte de Ampuero de películas policiales contemporáneas hubiese impregnado su narrativa: el lector tiene la sensación de estar apresado por una serie de planos breves a los que se les aplicó un montaje incisivo. En cierto sentido también puede hablarse de una novela globalizada por todos los lugares del planeta en que se despliega la acción (Valparaíso, La Habana, Miami, Washington, Berlín, San Petersburgo, ciudad de México y la lista sigue).
Y aunque describe a los anticastristas de Miami como multimillonarios que gozan de lujos extravagantes y cuyos hijos estudian en universidades europeas, y denuncia que Estas Unidos cuenta con prisiones clandestinas alrededor del mundo, y que en Chile “la macroeconomía seguía floreciendo para los de arriba y la gente en la calle andaba sin un peso en los bolsillos”, no en vano es profesor de escritura creativa y literatura latinoamericana en la Universidad de Iowa, y brinda una imagen deplorable de la situación política y económica de Cuba, cuyo sistema desaprueba desde lo más profundo de su alma. Pero su escritura logra separarse de la ideología y se nutre de la aventura y la calidad: la investigación de Brulé, sólida y lógica, resulta apasionante. El oficio de Ampuero trabaja con sorpresas, vueltas de tuerca, un ritmo que no da respiro y elipsis excelentemente entrelazadas en una trama imaginativa.
Germán Cáceres
de Roberto Ampuero
(Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2009, 344 páginas)
Por Germán Cáceres
Roberto Ampuero (Valparaíso, 1953), que ha obtenido importantes premios literarios, es conocido en la Argentina principalmente por su novela Los amantes de Estocolmo (2003, libro del año en Chile), en la cual había creado una tensión y un suspenso insoportables acerca de un posible adulterio rodeado de misterio.
Aquí, en Halcones de la noche, vuelve a repetir esa intensidad narrativa, pero esta vez centrada en un thriller que posee bastantes elementos del género de espionaje. Su protagonista es el peculiar detective privado Cayetano Brulé, nacido en Cuba pero radicado en Valparaíso, “de calvita insinuada, anteojos gruesos y unos bigotazos que asociaba con películas de bandoleros mexicanos”. Además de exitoso seductor es —como el Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán—un sibarita apasionado de las comidas elaboradas y el vino exquisito. Así, Ampuero no recurre a un policía de una comisaría, sino al prototipo personaje de la novela de enigma y de la serie negra, cuya verosimilitud es cuestionable, sobre todo si desarrolla sus actividades en un lugar del tercer mundo como Valparaíso. Sin embargo, Cayetano Brulé ya es un clásico del neopolicial hispanoamericano y ha aparecido en otras cuatro novelas del autor.
El libro impresiona por su tratamiento cinematográfico: está compuesto por capítulos cortos que ocurren en distintas ciudades del mundo, pero los une el tema de una conspiración de los antirrevolucionarios de Miami para asesinar a Fidel Castro. Es como si la frecuentación por parte de Ampuero de películas policiales contemporáneas hubiese impregnado su narrativa: el lector tiene la sensación de estar apresado por una serie de planos breves a los que se les aplicó un montaje incisivo. En cierto sentido también puede hablarse de una novela globalizada por todos los lugares del planeta en que se despliega la acción (Valparaíso, La Habana, Miami, Washington, Berlín, San Petersburgo, ciudad de México y la lista sigue).
Y aunque describe a los anticastristas de Miami como multimillonarios que gozan de lujos extravagantes y cuyos hijos estudian en universidades europeas, y denuncia que Estas Unidos cuenta con prisiones clandestinas alrededor del mundo, y que en Chile “la macroeconomía seguía floreciendo para los de arriba y la gente en la calle andaba sin un peso en los bolsillos”, no en vano es profesor de escritura creativa y literatura latinoamericana en la Universidad de Iowa, y brinda una imagen deplorable de la situación política y económica de Cuba, cuyo sistema desaprueba desde lo más profundo de su alma. Pero su escritura logra separarse de la ideología y se nutre de la aventura y la calidad: la investigación de Brulé, sólida y lógica, resulta apasionante. El oficio de Ampuero trabaja con sorpresas, vueltas de tuerca, un ritmo que no da respiro y elipsis excelentemente entrelazadas en una trama imaginativa.
Germán Cáceres
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