domingo, 10 de enero de 2010

Teatro: Las Moiras



LAS MOIRAS

Dramaturgia y dirección: Fabián Politis. Actuación: Laura Alianelli, Laura Brauer y Mary Décima. Escenografía y vestuario: Lía Espiro. Asistencia de Dirección: Pilar Fernández. Teatro El Bardo, Cochabamba 743, los lunes 7, 14 y 21 de diciembre a las 21 horas. Vuelve en marzo de 2010.

Por Germán Cáceres

Las Moiras (Cloto, Láquesis y Atropos), o sea las diosas griegas que hilan la vida, el destino y la muerte, respectivamente, deciden emigrar de Grecia a América en busca de nuevos horizontes de esperanza, bienestar y prosperidad. Y para su desgracia recalan en el barrio porteño de Montserrat, donde las hermanas toman el nombre de Clota, Raque y Pato.
La pieza adquiere una desopilante hilaridad en el momento que Clota habla por teléfono con su padre Zeus, quien le recomienda invocar su nombre como hacedor del Olimpo para conseguir influencias sociales, y ella trata infructuosamente de hacerle entender que en Buenos Aires no le servirá de nada. O cuando Pato, teléfono mediante, le advierte a su madre que vive en Suiza (es la diosa de la justicia Temis), que si quiere que la vayan a visitar les debe pagar los pasajes y comprar una casa en ese país. Asimismo, las conversaciones telefónicas de fuerte erotismo que mantiene Raque con “machotes” anónimos hacen desternillar de risa al público por su ocurrente desenfado. Y a lo largo de Las Moiras, afloran las feroces peleas entre las hermanas en torno a su primo Polo (el dios Apolo), que coquetea con las tres, e intercambian con desparpajo denigrantes insultos.
Pero esta original obra transita con audacia entre la vulgaridad barrial en la cual las diosas sufren el hastío y el aislamiento, hasta la inmensa solemnidad que despliega la mitología griega. Y mientras se quejan de su terrible soledad, de la falta de sentido de existir eternamente y no para sí mismas, como sucedería en la envidiable brevedad de la vida, se alude a la fragilidad del ser humano, a su soledad, a su aparente incapacidad para acceder a la felicidad como consecuencia de sus ilimitados conflictos.
La dramaturgia de Fabián Politis sobresale por su creatividad, su seguro oficio y sus incisivos diálogos. Es también responsable de una puesta superlativa que obtiene un sugestivo despliegue escénico y utiliza con profesionalidad los apagones. Brillantes las actuaciones de Laura Alianelli (Clota), Laura Brauer (Raque) y Mary Décima (Pato), que saben dotar a sus personajes de convicción y contundencia dramática. La escenografía de Lía Espiro (el logrado vestuario es suyo) desemboca en un modelo de apropiación del espacio, que desdeña la aparatosidad y opta por la alusión.
Una obra valiosa, en especial para aquellos que deseen navegar entre lo terrenal y lo sublime pasando por la insondable condición humana. Y Politis, además, no deja de incursionar en el ámbito metafísico al plantear cuestiones tan resbaladizas como la libertad, el determinismo y el libre albedrío.

Germán Cáceres

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