Palabras Disparos
Podía apuntar al corazón, a la cabeza o a los pies. Sólo debía apretar el gatillo de mis cuerdas vocales y empezar a hablar. Disparar palabras tendría el mismo efecto que una bala... pero callaba.
Ella se encontraba como la primera vez que la vi. El mismo peinado, el mismo perfume, el mismo color de uñas, los mismos cigarrillos, la misma sonrisa triste.
Miraba, se admiraba, saludaba... encajaba. Era una pieza perfecta en el rompecabezas de ese ambiente de cinismo donde estaban los familiares, los amigos, los enemigos, los gobernantes, las amantes (encubiertas). Todos acompañaban ese cortejo.
¡Ella lo mató! ¡Yo vi todo! Eran los vocablos que yo debía pronunciar, pero no podía hablar, debía servir. En la vida no todos somos señores, muchos somos esclavos. A ella la tenía enfrente, como lo tuve a él, el emperador, cuando me descubrió en la cama con ella.
Él la veía enredarse a diario con otros señores y lo excitaba, pero nunca con un sirviente. Eso lo mató. Ella sabía que podría pasar y hasta disfrutó verlo transfigurar cuando la vio conmigo.
Sin embargo un arma estaba ahora en mi garganta, enmudecida desde que mi amo murió. No sé si en realidad quise enredarme con ella o sólo buscaba que él me viese. Estaba tan cansado de servir que por única vez me entregué al juego del placer y este sería el momento preciso para contar todo lo que había vivido, y entonces el gozo sería tan perfecto y perverso como yo lo sentía a diario.
Ella me observaba. Intuía que en algún momento yo podría hablar y se adelantó: “Él lo mató” disparó su voz, y varias armas descargaron municiones en todo mi cuerpo.
Un crimen tapa otro crimen, así sucede la historia. En otra vida quisiera ser libre para poder hablar.
Podía apuntar al corazón, a la cabeza o a los pies. Sólo debía apretar el gatillo de mis cuerdas vocales y empezar a hablar. Disparar palabras tendría el mismo efecto que una bala... pero callaba.
Ella se encontraba como la primera vez que la vi. El mismo peinado, el mismo perfume, el mismo color de uñas, los mismos cigarrillos, la misma sonrisa triste.
Miraba, se admiraba, saludaba... encajaba. Era una pieza perfecta en el rompecabezas de ese ambiente de cinismo donde estaban los familiares, los amigos, los enemigos, los gobernantes, las amantes (encubiertas). Todos acompañaban ese cortejo.
¡Ella lo mató! ¡Yo vi todo! Eran los vocablos que yo debía pronunciar, pero no podía hablar, debía servir. En la vida no todos somos señores, muchos somos esclavos. A ella la tenía enfrente, como lo tuve a él, el emperador, cuando me descubrió en la cama con ella.
Él la veía enredarse a diario con otros señores y lo excitaba, pero nunca con un sirviente. Eso lo mató. Ella sabía que podría pasar y hasta disfrutó verlo transfigurar cuando la vio conmigo.
Sin embargo un arma estaba ahora en mi garganta, enmudecida desde que mi amo murió. No sé si en realidad quise enredarme con ella o sólo buscaba que él me viese. Estaba tan cansado de servir que por única vez me entregué al juego del placer y este sería el momento preciso para contar todo lo que había vivido, y entonces el gozo sería tan perfecto y perverso como yo lo sentía a diario.
Ella me observaba. Intuía que en algún momento yo podría hablar y se adelantó: “Él lo mató” disparó su voz, y varias armas descargaron municiones en todo mi cuerpo.
Un crimen tapa otro crimen, así sucede la historia. En otra vida quisiera ser libre para poder hablar.
Fiesta Familiar
Buenos Aires, 29 de Agosto 2003
Primo de Sangre:
Te escribo desde un nuevo café de la Avenida Córdoba al 2100, bastante moderno, a vos te gustaría.
En estos momentos una moza me está sirviendo un café con leche de esos que solo se toman en Buenos Aires. En los vidrios se ve reflejado el edificio de Obras Sanitarias que tanto te fascina. Será que en tu otra vida habitaste en ese palacio belga en que se inspiraron para construirlo y que lamentablemente ya no exsite por los bombardeos de la segunda guerra mundial.
Si te preguntás que estoy haciendo acá. Bien, estoy a dos cuadras de la morgue, tuve que ir a reconocer el cuerpo de Darío, ese ahijado de la tía Martha, te acordarás de él supongo.
El viernes hicimos la fiesta familiar, lástima que ustedes no pudieran estar, pero con el video que mandaron, vós, Nadia y los mellizos estuvieron presentes. Seguimos confundiéndolos a Rómulo con Remo. Pero como ellos bien lo aclaran: - No somos mellizos, somos gemelos - porque realmente son idénticos.
Yo quedé encargado de escribirte y de mandarte las fotos, nos vas a ver a todos, bueno, menos a la tía Martha que falleció este verano..., pero nos dejó a su ahijado, que fue el invitado estrella de la noche.
Lo que no sabía fue que lo invitábamos para homenajearlo. Estaba tan contento por la manera que lo adulábamos, y que lo dejáramos tomar lo que quería durante la cena, a pesar que la tía le tenía prohibida la bebida Era nuestra vedette.
Alrededor de las doce de la noche lo desnudamos y lo sujetamos, pero estaba tan mansito por su estado de ebriedad que ni se resistió. Después lo estaqueamos... y recíen ahí se dio cuenta de todo, por ser homenajeado sería sacrificado. Sus gritos de terror más estimulaban al tío Ale a pasarle el cuchillo (afilado especialmente durante toda la mañana) por el pecho cerca del corazón, marcando el lugar donde sería la estocada final. Los hilos de sangre empezaban a mancharle el cuerpo y Darío gritaba, lloraba... suplicaba que lo soltásemos, pero era demasiado tarde. Estábamos muy excitados en nuestro rito y el tío no pudo aguantarse, y de un solo movimiento le incrustó el cuchillo arrancándole el corazón con maestría. Y entonces nos lanzamos sobre ese cadáver calentito sangrando, y de ese corazón intacto.
Ya te enteraste quien fue el plato fuerte. El resto fue lo de siempre, donde dejar el muerto, quien se encargaría de llevarlo, etc, etc, pero increíblemente lo decidimos en menos de cinco minutos (todo un récord), lo que significa que como familia estamos evolucionando.
Me llamaron a mí para identificar el cadáver, pero verlo destrozado en la morgue fue desagradable y me fui rápido.
Hummm, termino este café y despacho la carta. Espero que aprecies las fotos. Saludos de todos para vós, Nadia y los mellizos (gemelos).
Juan Cannibal
PD: No te das una idea lo fuerte que está la camarera... para hacer una fiesta.
Amores de Parque
- Si lo miro tanto se va a dar cuenta... No, que se va a dar cuenta, si lo miro, lo miro y me ignora. Con tantas chicas lindas que hay, que se va a fijar en mí... pero viene aquí cuando necesita que lo cubra...
Lo mismo a mí me gusta él, es rubio, lindo... bueno, no significa que se vaya a dar, o sí, ¿por qué no? Tiemblan cuando amenazo con esto... amenazas nada mas, que se me va a dar... Gabriel se llama.
“Gaby, sós un sol”, como te escribieron en esa tarjeta que leíste frente a mí. Y vós, “Que mina boluda” dijiste cuando la leíste. Por eso Gabriel, yo no te escribo ni te hablo, pero te dejo actuar y te conozco más que todas, y lo más lindo tuyo: tus piernas... enteritas, esas moles con pelitos que parecen hilos de oro.
Que fuerza que tendrás en esas piernas, si las chicas supieran el esfuerzo que hacés en el gimnasio para tenerlas así, moldeaditas... y también los brazos... y la espalda.
Yo veo todo lo que hacés... te observo mas que todas y me doy cuenta que detrás de esa imagen que das, no sos el superhombre, también escondés inseguridades, como todos, sinó por qué le preguntás a tu amigo, el morocho, si te queda bien la barbita de dos o tres días, o si el pelo te queda mejor cortito o con gel... pero si a vós todo te queda bien.
Por el tamaño de tu pene no hablás, sabés que lo tenés bien. Los que hablan lo tienen chico y tardan en acomodarse el pantalón para que les haga un buen bulto. Yo veo tantos Gabriel... y el tuyo es grande y bien proporcionado.
Y ahora venís así, todo mojadito, claro, con el calor que hace y después de una hora de gimnasio te echás un litro de agua encima, y los pelitos de tus piernas... que espectáculo... Y yo aquí de pie, sin poder moverme.
- Loca... desviada... creés que no me doy cuenta como te gusta ese chico, pero es imposible, es un “chico” y vos sós una planta, sós una araucaria!
Yo estuve siempre a tu lado. Yo te vi crecer. Yo te protegí de la lluvia, de los soles fuertes y vós... toda para él.
Deberías valorizar mas lo que sos... Valorizar mas a tu especie!!! Araucaria descarriada!!!
- Ya se está poniendo celoso el viejo eucalipto. Yo la tengo clara, a mí me gusta Gabriel, es un chico. ¿Y?. Me quiere atemorizar con eso que sólo me usa cuando me necesita. ¡Sí, es verdad! Cuando quiere orinar yo lo cubro, así no tiene que cruzar todo el parque para ir al baño... como ahora, que empezó a descargar esos chorros de pis bien calentitos a mis raíces... y esta brisa que hace mover mis ramas y acariciarlo.
¡¡¡Esto es un orgasmo!!!
Juan Mutante
jmutante@hotmail.com
7 comentarios:
Que bueno es poder estar viviendo tu escritura.No sè si les pasa a otros lectore tuyos,pero a mi me pasa que mi mente comienza a mesclarce con tus historias y al final termino en un extasis de hubicacion de tiempo y lugar.
Me gusta mucho lo que escribis.
Gracias por regalarme tantas bellas historias !
M O R T A L TU AMORES DE PARQUE !!
Una gran imaginación y un paseo distinto en una narrativa nueva y fresca. Felicitacines.
MARITA RAGOZZA
Hola Juan Mutante ! los tres relatos son excelentes! en particular el de la araucaria, con ese final digno de un soberbio cuentista ! aprecio mucho lo tuyo. Miguel Angel ( avanti winner ! )
Juan, me encantaron los tres cuentos.
Tenés un estilo maravilloso de escritura y tus desenlaces son sorpresivos y maravillosos, te hacen vivir el cuento.
FANTASTICO!
Muy fuertes los tres cuentos, super bien descriptos los ambientes, me parecieron muy bien escritos y dan ganas de imprimirlos para tenerlos siempre a mano y releerlos y lo de Juan Mutante ????
Liliana
Hola Juan.
Perdoname no haber leído antes tus cuentos. Son fantásticos.
Uno ya lo conocia . El de la araucaria me lo diste en un cassete grabado.
Cris
juan me gusta mucho tu estilo, me hace acordar a edgar alan poe, mezclas la narrativa con el terror en su punto justo.
tus cuentos son atrapantes,
juan mutante. mutante...
todos estamos mutando, yo como artista plastica en la tela blanca
tu como escritor en el papel blanco
juan, sigamos mutando en este maravilloso mundo del arte,
irene
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