domingo, 4 de marzo de 2007

Un texto breve de Andrés Gustavo Fernández Ayala


LOS TATUAJES DE DALILAH

Dalilah ató su cuerpo al tarot de las aves que viven del Nilo.
Sus hermosos pies desnudos de libélula pueden orbitar contra la gravedad de la Tierra y sus piernas blancas como puentes se afirman al sonido de tambores cuyo pulso llena el cáliz de los sexos; ambas se conectan a través de un protolenguaje armado a partir de ritmos orgánicos y arquetipos cuya tensión tiene la impronta de un Big-Bang oculto en una cesta o un Loto de diez pétalos apenas cubierto por las hojas del suelo.
Ellas se pertenecen a sí mismas cuando se pertenecen una a la otra.
Y su vitalidad se incrementa a medida que en sus batallas más se juega la vida y la muerte. Los tatuajes son las marcas de triunfo sobre la magia de su oponente, y solo la que predomine podrá dar a Luz las Notas de los Elementos faltantes.
Es entonces cuando los animales ceremoniales de Dalilah la flanquean arrastrándola dolorosamente hasta los portales donde toda su vida será música. Mientras baila advierte que ese momento estaba tatuado en uno de sus tobillos con un jeroglifo gracias al cual ahora cruza ambos mundos. Su sexo pulsátil exorciza a su único dueño.


Andrés Gustavo Fernández Ayala
pachakamakin@hotmail.com

2 comentarios:

MORGANA dijo...

Me ha encantado, precioso.
Beso.

La Máquina de Escribir dijo...

N. de la R.: No se publican comentarios anónimos (sin firma), si desean comunicarse directamente con el autor al pié del texto está su dirección de correo electrónico.
Muchas Gracias.
Redacción de "La Máquina de Escribir"