Tormenta en lo de Silvia.
Despertamos siete treinta
y sacamos la ropa de la soga
para que el viento no se la lleve.
Vemos los árboles moviendo sus manos
como pidiendo un poco de agua.
El cielo cada vez más gris.
El viento cada vez más fuerte
anuncian la tormenta.
Los árboles sedientos
piden a gritos un poco de frescura.
Nosotros también tenemos sed...
...otra sed.
De repente una gota, luego otra.
El viento incesante golpea puertas y ventanas.
Los árboles danzan “la tormenta de verano”
Y nosotros...
...fundimos nuestros cuerpos en el baño.
La casa reposa.
Sólo se oye la lluvia y el viento
que refresca cada rincón.
El baño quema un sudor de amor
que nuestros cuerpos emanan.
Son las diez,
la tormenta sigue,
despertaron nuestros soles...
...las risas inundan la casa.
Mariela L. Sciorra
mariesciorra@yahoo.com.ar
lunes, 5 de febrero de 2007
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