domingo, 25 de julio de 2010

Televisión Pública: Volvió Capusotto



El delirio es una cosa seria

El ciclo de Diego Capusotto y Pedro Saborido muestra personajes ya clásicos –Micky Vainilla y Violencia Rivas, por ejemplo– que conservan intacta su agudeza y nuevas criaturas que redoblan la apuesta y terminan ganando.

Por Emanuel Respighi


“¿Y ahora, qué?” Esa es la pregunta que, palabras más, palabras menos, a la mayoría de los seguidores de Peter Capusotto y sus videos se les viene a la cabeza cada vez que una nueva temporada del ciclo de humor está a punto de comenzar. El escepticismo sobre si los nuevos personajes estarán a la altura de Pomelo, Juan Carlos Pelotudo, Violencia Rivas o Bombita Rodríguez reaparece con cada nuevo año, ante el desarrollo de un ciclo que redobla la fidelidad de su público temporada tras temporada, con creaciones que nunca dejan de sorprender. Y bastó ver el primer envío de la sexta temporada del programa que Canal 7 emite los lunes a las 22.30 para, una vez que las carcajadas le cedieron paso a la reflexión, concluir que Diego Capusotto y Pedro Saborido lo hicieron de nuevo. Lejos de repetirse, la dupla creativa supo reinventarse una vez más con clásicos personajes que conservan intacta su agudeza y nuevos que no sólo no defraudan, sino que logran superar a lo viejo bueno conocido. La carcajada televisiva rendida a sus pies.
A contramano de lo que creen la mayoría de los reconocidos productores y programadores locales, que en estos tiempos admiten al humor sólo en relación con el archivo televisivo, el debut 2010 de Peter Capusotto y sus videos volvió a demostrar que el de los programas de humor en formato de sketches no es un género vetusto o pasado de moda. Y que tampoco conlleva necesariamente grandes erogaciones de dinero. Con pocos recursos y mucho ingenio, el programa que parodia la política, el rock y las instituciones es la comprobación más certera de que el humor en televisión no tiene fecha de vencimiento. Siempre y cuando la creatividad sea el elemento dinamizador de una idea. Por sus segmentos de no más de 7 minutos, su humor corrosivo y el desarrollo de sus criaturas, Peter Capusotto... es la síntesis perfecta entre los viejos programas de sketches que supieron instalar comediantes como Darío Vittori o Alberto Olmedo y los actuales tiempos mediatizados.
Uno de los momentos más desopilantes que dejó el primer programa de esta temporada, de esos que literalmente son para descostillarse de risa frente al televisor (o la computadora, ya que apenas finalizó el envío ya había videos subidos a YouTube), fue la presentación de un nuevo personaje: Jesús de Laferrere, “el predicador rolinga”. Suerte de pastor de fuerte ascendencia en la comunidad, usa flequillo como inequívoco símbolo identitario (“sin el flequillo te sentís un minusválido”, afirma un miembro de la cofradía que en el sketch perdió su pelo en la frente cuando se lo quiso secar en un microondas), Jesús de Laferrere utilizó los códigos rolingas para evangelizar a sus fieles con frases como “todavía no partáis de esta tierra, tened muchas birras que tomar”, o explicándoles que no hay que ofender a los que “no son del palo”, porque “Dios creó al careta para que vosotros tengáis un peso para la birra”. El “sermón en el maxikiosco”, donde de un pancho y una cerveza el Mesías Rolinga alimentó a una frondosa tribu stone, con lluvia de papas fritas incluida para alcanzar la “felicidad plena” de la masa, fue antológico.
Otra de las nuevas criaturas surgidas de la delirante dupla Capusotto-Saborido fue ConSumo, un grupo de rock que parodia a la banda liderada por Luca Prodan. Presentada como “la banda que nos da la salida a estos tiempos de angustia y decepción”, se destaca por letras que apelan a que la única solución para alejarse de la depresión y la alienación social es el consumo desmedido de cualquier cosa. “Antes pensaba en la existencia de Dios y todas esas boludeces. Ahora mandé todo a la mierda y consumo como estilo de vida”, dice a cámara el líder pelado de ConSumo, en un dificultoso español. Así, sobre “La rubia tarada”, el grupo estimula la compra desenfrenada de sus fans de todo tipo de productos (como la Wii Drive Ass, que “no se maneja con cable ni controles, sino con el ojete”), proponiéndoles “mejor comprar/en ocho cuotas”.
Continuando con el mundo de la música, con Joaco del Garzo Peter Capusotto parece reírse de aquellos cantautores españoles que llegan al país y por sus declaraciones parecieran ser más argentinos que los propios nativos. Con un look que hace recordar a Joaquín Sabina y a Manolo Galván, el personaje que hará “74 funciones en el Luna Park” tiene letras que despotrican abiertamente contra Argentina (“La Argentina es una mala fotocopia de Europa/una España de segunda”) y demuestra su estrecha relación con la noche, el amor casual y la bohemia desde el mismo título de sus temas, como “Tendrás sexo conmigo y después te echaré a la mierda”, “Si te dije que te quiero es porque estaba drogado” y “Prefiero estar sólo a tener que amar a una mujer como tú”, entre otros.
Siguiendo con las novedades de Peter Capusotto, dentro del concurso “¿Qué está bailando este idiota?”, donde el público debe adivinar qué canción está escuchando un bailarín por el sólo movimiento de su cuerpo, el programa se animó a satirizar al mundo publicitario y periodístico. En el aviso de la cerveza “Alceimer” se contó como “maní, cerveza y cuatro pelotudos de previa” puede desencadenar en una batalla sangrienta por la ingesta excesiva de alcohol. Además, el programa contó con un flash en el que Sergio Lobestia, “el periodista más bruto de Latinoamérica”, alerta sobre la posibilidad de que se produzca un “tiramisú” en las islas del Caribe, en vez de anunciar la amenaza de un “tsunami”.
A las nuevas criaturas se sumaron en el primer envío la presencia de Micky Vainilla y Violencia Rivas, clásicos que regresaron más intransigentes que nunca. Además, Peter Capusotto... anunció para el próximo envío la presentación en sociedad de Ramita (“un hombre que requiere sin querer de un don especial”), Los Marrone (“una banda que construye su carrera buscando problemas con la policía”) y el regreso de Bombita Rodríguez, “que si no aparece –anunció el locutor en off–, va al programa que le sigue, que es el tercero. Pero seguro sale en uno de los dos”. Volvió Peter Capusotto y sus videos con las dosis de autenticidad, creatividad y delirio que lo distinguen del resto de la programación de la TV argentina y lo vuelven una propuesta tan única como irresistible.

Emanuel Respighi
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/





Diego Capusotto: “Soy nihilista, anarquista y peronista”

Por Sebastián Feijoo

Dicen que el que no apuesta no gana. Diego Capusotto viene apostando a un humor distinto desde 1992, con De la cabeza y Cha Cha Cha ; desarrolló una mirada más personal con Todo x 2$ , y parece haber encontrado su formato más afilado e influyente de la mano de Peter Capusotto y sus videos . El envío que estrenará nueva temporada mañana en Canal 7 provocó un cisma en la TV argentina. Capusotto no es Tinelli, a Dios –o quien corresponda– gracias. No tiene su masividad, rebote, ni vocación de poder. Pero su sentido del absurdo, ironía y militancia política y estética ganó un espacio poco antes inimaginable que terminó conmoviendo a la cultura rock primero e incorporándose después al imaginario social –en forma directa o indirecta– de muchos argentinos.
El universo de Peter Capusotto incluye a personajes tan inverosímiles como Bombita Rodríguez (el Palito Ortega de la Tendencia), Pomelo (la estrella de rock que promueve la estupidez y nunca compuso un tema), Violencia Rivas (la creadora del punk rock devenida en señora mayor incontinente emocional) y Micky Vainilla (el cantante pop nazi), entre tantos otros. Pero en el desarrollo de éstos y tantos otros sujetos imaginarios se cuelan medulares críticas a usos culturales, sociales y políticos, sazonados con altas dosis de liturgia peronista que en otras manos hasta podrían sonar profanos. Capusotto y el coguionista y productor Pedro Saborido construyeron un mundo que desde lo absurdo –y no tanto– cuestiona la realidad y muchas miradas que circulan sobre ella. “Siempre partimos de situaciones cotidianas, pero las llevamos a lugares inverosímiles. Eso es el humor y el nuestro incluye al peronismo”, explica Capusotto en diálogo exclusivo con Miradas al Sur.
Pero se dijo que Capusotto demostró ser un apostador exitoso y la figura no le hace estricta justicia. Establecido el éxito de Peter Capusotto y sus videos , el actor recibió múltiples propuestas para ensanchar sus bolsillos sin grandes esfuerzos. Desde que Pomelo publicite bebidas alcohólicas hasta que el programa pase a uno de los canales de mayor rating. El actor explica: “Aprendimos con Todo por 2$. Estar producido por una megaempresa hace que uno tenga que negociar ciertas cosas, como ir a algunos programas, hacer presencia, reuniones... Hoy por hoy no negociamos. En aquel entonces el medio nos intoxicaba un 30 por ciento. Ahora no aceptamos ni eso. En cuanto al tema publicidad, las ideas de los supuestos creativos suelen ser nefastas. Yo no quiero fomentar que los pibes tomen irresponsablemente”. Así las cosas, la figura del apostador audaz se desvanece para dejar lugar al artista que ganó un lugar, lo valora y no está dispuesto a desdibujarlo en el nombre del dinero o un supuesto crecimiento. Una toma de posición poco usual en estos días.
Capusotto no quiere adelantar demasiado sobre la nueva temporada del programa que comienza mañana, a las 22.30. “Desde hace meses nos venimos juntando con Pedro (Saborido) para tirar ideas. Hace poco mas de un mes que empezamos a grabar. El procedimiento –perdón por la terminología tan policial– es reunirnos, tirar ideas de nuevos personajes, seleccionar, desarrollar y grabar. La gente va a ver unos seis o siete personajes nuevos, que van a tener continuidad. Otros van a realizar apariciones casi fantasmagóricas, con fecha de caducidad. Clásicos como Micky Vainilla, Bombita o Violencia Rivas, van a tener su lugar muy pronto. En el primer programa Bombita va a protagonizar una suerte de corto, con mucho desarrollo”, desliza.
–¿Es difícil seguir con el programa y no repetirse?
–Nosotros trabajamos para que el programa nos siga interesando a nosotros. Y la única forma de lograrlo es creando nuevos personajes y jugando con eso. Creo que la gente percibe nuestro compromiso y así el vínculo se hace más fuerte. La forma de contar también es importante. Eso quizás permite que la gente recuerde algún personaje que nació y murió hace mucho tiempo.
–¿El programa fue pensado para algún público en particular?
–No. Nunca llegamos tan lejos. Simplemente pensamos en un programa que nos gustara ver como espectadores. En realidad, nos propusieron hacer un programa de videos. Primero decidimos pasar música que no tuviera cabida en la tele o la radio, después presentarla de una forma diferente y más tarde nos dimos cuenta que teníamos muchas cosas para contar del mundo rock porque es un ámbito que vivimos mucho.
–En el programa hay mucho de absurdo, pero también lecturas críticas de la realidad.
–Cuando uno hace humor se está burlando de algo que le molesta, de algo antagónico a su forma de pensar. La típica construcción moral, falsa e hipócrita, siempre nos va a encontrar de la vereda de enfrente. Con esa gente no hay nada que dialogar. No somos demócratas dialoguistas con el enemigo.
–La burla y la ironía están muy presentes en el programa. Pero algunos personajes y chistes también transmiten cierta cosa afectiva.
–Sí, porque trabajamos con muchos protagonistas e ideas con las que crecimos. Desde las canciones de Palito Ortega hasta la vuelta de Perón y las organizaciones armadas. Son íconos. Palito como el cantante popular abocado a las convenciones: la madre, la noviecita, etcétera. Pero ojo: yo no creo que Palito Ortega es algo interesante porque era popular. Esa es una mirada que habría que revisar. Sí, que en todo caso el personaje está atravesado por algo de nostalgia. Lo de la vuelta de Perón y las organizaciones es algo mucho más denso e importante. Algo casi magnífico con todos los condimentos: esperanza, fiesta y tragedia… En este caso el humor pasa por poner esos símbolos en un lugar completamente diferente.
–Pocos se animaron a hacer humor con Perón.
–El relato humorístico permite entrarle a todo: a lo que te une afectivamente y a lo que está del otro lado de la mesa. Evidentemente siempre hay un juego de lo inverosímil. Pero la figura casi patriarcal de Perón ofrece muchas posibilidades. Y no tiene adversarios. No se sostiene demasiado hacer algo con (Raúl) Alfonsín. Las distancias son siderales...
–Siempre te molestó la etiqueta de nuevo humor. ¿Por qué?
–Nos ponían la categorización de “humor nuevo” desde Cha Cha Cha . Obviamente no tenía la estructura de un típico programa de humor, sobre todo en ese momento. Fragmentar los sketchs y el auto zapping llamaba la atención, pero no era nuevo. El humor uruguayo tenía cosas similares, el inglés también. Era una etiqueta superficial que no llevaba a ningún lado, por eso no nos gustaba.
–Pero más allá de las etiquetas, encontraste un ámbito nuevo para moverte que incluye sus propias reglas.
–Eso sí. Es una elección que implica qué hacemos y cómo lo hacemos. En eso sí nos hemos corrido de la lógica televisiva que pretendería otra cosa. Generalmente, si un programa va bien se le da más exposición, más horarios y se lo condena a nunca parar. Nosotros logramos bajarnos de eso. Cuidar nuestros tiempos es una forma de cuidar la creatividad y el programa. Por eso hacemos temporadas de doce capítulos. Después nos enteramos de que en otras partes del mundo hay gente que trabaja así. Pero nosotros no lo sabíamos. Canal 7 supo entender que esa mecánica era mejor para todos. Incluso el año que viene me gustaría hacer teatro y parar un poco con la tele.
–Recibieron propuestas de otros canales. ¿Por qué decidieron dejarlas de lado?
–Porque no nos interesa aparecer en un canal con más ráting y apoyo, y que eso nos quite libertad. No tenemos una lógica capitalista. Creemos que es mejor mantener un espacio propio, sin condicionamientos. Sin ingerencias de ninguna índole. Para nosotros, ése es el mayor de los éxitos.
–Trabajaste muchos años con Fabio Alberti y en algún momento te acusó de hacer humorismo oficialista a través de los medios. ¿Pudieron aclarar el tema?
–La última vez que hablé con Fabio fue hace dos años. Lo llamé por teléfono y le deseé lo mejor, me dijo lo mismo y ahí terminó. No tengo nada más para decir. No me gustó cómo algunos medios exacerbaron el tema. Cuando empecé con el programa en Canal 7 estaba trabajando con Fabio en el teatro. Pero muchos periodistas parece que lo ignoran. Para mí lo importante con Fabio es lo que hicimos: dejo todo ahí. Si tengo que aclarar algo con él, lo hablaremos personalmente y no lo voy a hacer mediático.
–¿Lo de oficialista te incomoda?
–Lo de humor oficialista, sí. El rock no tiene nada que ver con (Néstor) Kirchner. A no ser que haya tenido una banda y nunca me enteré. Nosotros estábamos en Canal 7 en la época de la Alianza y a nadie se le ocurrió decir que hacíamos humor aliancista . Pero en el escenario de hoy, cruzado por intereses de todo tipo, uno tiene un programa en el canal estatal y es kirchnerista. Yo me cago de la risa. Pero es una mirada muy vulgar, expresa demasiada liviandad.
–Y más allá del programa en sí mismo, ¿te sentís identificado con este gobierno?
–Es el Gobierno con el que siento más empatía desde la vuelta de la democracia. Creo que se avanzó en muchos aspectos y se enfrentó a poderes muy grandes y nefastos. Pero tampoco considero que estemos en un gobierno inmaculado, o en La Habana del ’59. No soy tan pelotudo. Lo que pasa es que uno mira la oposición y se espanta. ¿”Mejor Felipe”? Quién puede creer eso. ¿De Narváez y su peronismo disidente de Perón? Menos. La UCR se abraza a un traidor como Cobos y lo bendice como ex traidor. Después... Carrió es un personaje que entra en una especie de nebulosa de mugre...
–¿Hasta dónde te identificás con el peronismo?
–Me siento un producto de muchas cosas. Yo soy nihilista, anarquista y peronista. Soy peronista por los enemigos que el peronismo ha interpelado. Desde la Iglesia a los grupos económicos empresariales y del campo. Aunque en el peronismo a veces parece que puede entrar todo. Hasta el Opus Dei... Uno también se identifica con el peronismo por la sensibilidad social y como luchar para eso. Pero no como esos pequeños burguesitos que entienden el peronismo como una liturgia y nada más.
–El 5 de agosto se estrena Pájaros volando , la nueva película que protagonizás. ¿Estás conforme con los resultados?
–Sí, laburé con gente amiga, muy cómodo. El guión es de Damián Dreizik y la dirección de Néstor Montalbano, que también dirigió Soy tu aventura (la otra película que hice con Luis Luque). Yo soy José, un flaco que labura en una remisería y siente nostalgia del breve éxito que tuvo en la época en la que tocaba con su primo Miguel (Luis Luque). Aparecen muchos roqueros, como (Miguel) Zabaleta, (Miguel) Cantilo, Claudio Puyó y personajes como Antonio Cafiero y Víctor Hugo Morales. En algún momento aparecen extraterrestres... Es muy loca y divertida.
–Estás con la tele, se viene la película, salió un libro, un DVD, hiciste un programa de radio… ¿tenés algún proyecto más en mente?
–Sí. Pero son proyectos sexuales. En los que está incluida mi mujer, pero no en todos. Hay otros en los que mi mujer está incluida con otros ( risas ). Proyectos no. Sí la decisión de hacer teatro el año que viene. Seguramente con personajes del programa y otros nuevos. Pero todavía tenemos que armarlo.

Sebastián Feijoo
sfeijoo@miradasalsur.com
Fuente: Miradas al Sur, domingo 18 de Julio de 2010.

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