miércoles, 21 de abril de 2010

Cuando la plaza se pone a hablar

Imagen: La Máquina de Escribir

Por Jimena Arnolfi

La marcha empieza a moverse frente al Congreso de la Nación, pero sólo en partes autónomas. Mientras algunas columnas esperan para nutrirse de más y más gente, parte la cabeza de la movilización: las Madres y Abuelas, legisladores de diversos bloques, funcionarios oficialistas, dirigentes sindicales, periodistas, artistas. Apenas pasan las cinco de la tarde y ya hay gente ansiosa que prefiere eludir el circuito por Callao y Corrientes; gente que ya se junta en Tribunales. Antes de que nadie se mueva, en las señales de noticias la movilización apenas si merece lo habitual: una vaga asociación en el informe de tránsito. Lo que suceda después también es previsible: a la hora de buscar voces que hablen por los miles de personas convocadas, los medios elegirán a aquellos peleados con sus audiencias, Luis D’Elía entre ellos, la Gran Bestia Nack & Pop.
Estoy ahora en Lavalle y Talcahuano y no puedo parar de mirar. Vienen de todos lados. Algunos grupos por la calle Libertad. Otros por Lavalle. Banderas de todos los colores. Redoblantes. Fuegos artificiales. Murgas. Cada tanto se escucha un cachengue cumbiero con letras alusivas. Después de los cantitos dedicados al Grupo Clarín, el que más pega es el dedicado a Cobos. Asoman en una esquina unos cartelitos novedosos: “El que se quemó con De la Rúa, cuando ve venir un Cobos se larga a llorar”.
Un nenito tironea los pantalones de su papá a la altura de la cadera. “Papá, papá –lo llama–, ¿ya son las siete?”, pregunta impaciente. Su padre responde que sí. “Me dijiste que a las siete hablaban las Abuelas”, recrimina el gurrumín. Pecheras de camioneros, pecheras cegetistas, los pibes exaltados de La Cámpora, los che pibes del conurbano, los de 6,7,8, radios y revistas alternativas. Las empresas de la información hablarán de piqueterismo y olor a goma. Pero hay también mucho oficinista recién salido del trabajo, familias enteras, estudiantes, niños, señoras, señores. Hay de todo y están todos mezclados. Esta plaza es un quilombo y se disfruta.
–Los medios, así, con ese nombre, no es otra cosa que el lenguaje. Estamos luchando por nuestro lenguaje, por esclarecerlo para reconocernos como sujetos más democráticos –dice Horacio González, director de la Biblioteca Nacional. El hombre tendrá bastante de erudito, pero también de emocionado.

Pañuelos blancos. Llegan las Madres Línea Fundadora cuando son más de la siete de la tarde. No bien aparecen los pañuelos blancos, la gente empieza a aplaudir y se abre el paso para que puedan subir al escenario. La telonera del acto central es la dirigente social Milagro Sala, que sorprende con su columna de la Túpac. “A esta ley la tienen secuestrada y lo que no se bancan es que los negros podamos hablar”, grita. En seguida viene Estela de Carlotto, encargada de inaugurar la lista de oradores y dice: “Estamos en democracia. El pueblo argentino no acepta cuando no se cumplen las leyes”. Más tarde, Hugo Yasky, el secretario general de la CTA, promete “seguir en la calle hasta que la ley se aplique”. Lo vuelve a decir el secretario de Derechos Humanos de la CGT, Julio Piumato. “El pueblo va a defender en las calles lo que sancionó el Congreso”. Aplausos, alaridos populares.
Se va a acabar. “Se va a acabar, se va a morir, el monopolio de Clarín”, grita la plaza y ya se sabe que Hebe de Bonafini es la última oradora. Al costado, una señora, una señora bien, agita a Hebe. “Dale que ahí empieza, eh, dale Hebe, que vos podés.” Su hijo que tendrá unos veinti, me mira y dice: “Es que a Hebe se la bancamos, ahora va a empezar a decir que le va a cortar el cuello a Ernestina Noble, y a los jueces. Es medio bestia pero dice la verdad”. Hebe empieza correcta hasta que toma temperatura. Habla de las pelotas bien puestas. Habla de salir a defender la ley hasta con el cuerpo si hace falta. Se va a acabar, se ve venir: los medios y la oposición van a recortar el párrafo para construir un esperpento. Dicho y hecho.

La espía paradójica. Termina la marcha y me encuentro con otra colega. En su momento, ella fue una de las 30 contratadas por el Grupo Clarín para realizar una campaña política en contra de la ley de radiodifusión. Su tarea consistía en intervenir medios gráficos on line a través de la redacción de comentarios que se postean en las notas que se publican en los sitios. Ella contaba cuántos comentarios a favor o en contra de la ley aparecían, quiénes eran los usuarios, se peleaba con los bloggers k, bardeaba la ley. Otros se dedicaban a dejar mensajes grabados en las principales radios. Como comunicadora, defiende y apoya la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “Siempre traté de contarle a todo el mundo el trabajo que tenía, para que la gente abra los ojos...”.
Volviendo a casa nos preguntamos si todas estas voces se van a escuchar alguna vez. Jugamos a buscar posibles títulos para los diarios de mañana. “Caos en el tránsito por acto K.” “Mucha gente, pocas ideas.” “El reflujo K gana la calle otra vez.” Ah, no, ése no lo habíamos dicho. Ese fue el título de Perfil del diario de ayer.

Jimena Arnolfi
jarnolfi@miradasalsur.com
Fuente: Miradas al Sur
www.elargentino.com.ar

1 comentario:

Ana Silvia Mazía dijo...

Me gustaría señalar un par de cosas que no vi en ningún medio... ¡ni siquiera en éste!
-Había mucha GENTE. Gente común o poco común, autoconvocada, que no pertenecía a ninguna agrupación en particular.
-Es una de las pocas veces que he visto, en una marcha, que la GENTE se mire y se sonría.
¡Nos sonreímos!
Nosotros, los retobados, rezongones, malhumorados porteños -o habitantes de Buenos Aires-, nos mirábamos y nos sonreíamos.
ESA ES UNA CONQUISTA