a Julián E. Echevarría
fue un duende que caminaba
buenos aires
el viento anudaba sus zapatos
crecía en malvones
y en rayuelas de infancia
te contaba historias
remendaba sueños
armaba barriletes
para olvidar el miedo
era un niño descalzo
un asombro de luz
perdido entre la gente
restauraba silencios
con paciencia de orfebre
escondía soledades antiguas
abría ventanas en los cerrojos
y guardaba su pena en los armarios
para no preocuparte
después vino la noche
con su traje de ausencia
lo vistió de sudario
y fue un duende de menos
en buenos aires
el alma es un encuentro a ciegas
alguien toca el corazón de otro
y los miedos caen
como pájaros solos en silencio
no hay un porqué
la lógica es pérdida de tiempo
el miedo se desnuda en coraje
la piel herida cicatriza en abrazo
y los ojos despiertan la noche
Alba Estrella Gutiérrez
alba.estrella@gmail.com
martes, 12 de junio de 2007
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