Escucha golpes en la puerta. Cubre su desnudez con la sábana. Ella aparece en la penumbra. Transparente y corto traje negro; sin mangas y escotado apenas cubre una parte del torso y el bikini negro. Gruesas piernas blancas y carnosos bustos pezones rosados.
Durante la tarde había jugado lucha libre con ella y su hijo. Maruca lo venció montada, él sintió movimiento pélvico de anchas caderas aplastándole pene erecto.
Santiago no la esperaba, tampoco pensó en la tarde un roce de tal magnitud. Ella, muy amiga de la familia, se hospeda en casa con sus tres hijos cuando llega a la capital.
El se levanta de la cama y contra la pared besa su boca con sabor a menta. Maruca baja el bikini y se voltea. Emite un ay apagado y rápido lo aparta. Empuja suave a la cama y le succiona el miembro. Ella se acuesta boca arriba y le agarra la cabeza. El siente un aroma que no le agrada, pero lame. Molestan los vellos, repele el olor del sabor ácido.
Ella dice le va a enseñar. Cabalga. Gime reprimida agarrada a los hombros de él. Siente la humedad resbalando por el pene, el cosquilleo en el prepucio, la sensación en la columna. Ella abandona la habitación al amanecer.
Maruca está divorciándose. Se hospedó diez días en la casa de Santiago mientras le acondicionaban su nueva residencia en la capital.
Cuando la mudanza Santiago acompaña a Maruca. Se van los trabajadores, ella lo arrastra hacia la ducha fría. Goza la corriente de agua en todo el cuerpo, mientras eyacula en una boca primera vez.
Maruca, radiante a sus treinta y dos años. Contenta, copula diario con Santiago. Se libró del marido que no la satisfacía sexualmente ni la atendía como esposa.
Siete años casada y descubrió a marido en la cama con amigo. Sufrió mucho. Por los hijos decidieron continuar viviendo en la misma casa, aparentar bienestar. El marido siguió acostándose con el amante. Ella desilusionada para buscar compañía.
Dos años soportó vida hipócrita. Demandó divorcio y decidió trasladarse a vivienda de la capital. Allí encontró la libertad y se desbocó con Santiago, la mitad de años menor que ella.
Al viajar, ella solicita se aparque al lado de la carretera, se van al asiento trasero y ella se monta, o bien el conduce y ella se agacha a chuparlo. Justo el semáforo en rojo y Santiago se riega. Apenas logra frenar.
En casa la doméstica, van a motel. Una noche, Maruca se enoja. Santiago primera vez usa condón y no está puesto cuando saca el pene de la vagina. Lo acusa de irresponsable y exige la retorne a su casa. No acepta explicaciones. Termina aventura de tres meses.
Santiago siente culpa, pero no se enamoró. Se masturba.
Sergio Simpson
Director
Centro de comunicación y estudios sociales (CESOS)
Managua y Matagalpa, Nicaragua.
http://sergiosimpson.ysublog.com/
Durante la tarde había jugado lucha libre con ella y su hijo. Maruca lo venció montada, él sintió movimiento pélvico de anchas caderas aplastándole pene erecto.
Santiago no la esperaba, tampoco pensó en la tarde un roce de tal magnitud. Ella, muy amiga de la familia, se hospeda en casa con sus tres hijos cuando llega a la capital.
El se levanta de la cama y contra la pared besa su boca con sabor a menta. Maruca baja el bikini y se voltea. Emite un ay apagado y rápido lo aparta. Empuja suave a la cama y le succiona el miembro. Ella se acuesta boca arriba y le agarra la cabeza. El siente un aroma que no le agrada, pero lame. Molestan los vellos, repele el olor del sabor ácido.
Ella dice le va a enseñar. Cabalga. Gime reprimida agarrada a los hombros de él. Siente la humedad resbalando por el pene, el cosquilleo en el prepucio, la sensación en la columna. Ella abandona la habitación al amanecer.
Maruca está divorciándose. Se hospedó diez días en la casa de Santiago mientras le acondicionaban su nueva residencia en la capital.
Cuando la mudanza Santiago acompaña a Maruca. Se van los trabajadores, ella lo arrastra hacia la ducha fría. Goza la corriente de agua en todo el cuerpo, mientras eyacula en una boca primera vez.
Maruca, radiante a sus treinta y dos años. Contenta, copula diario con Santiago. Se libró del marido que no la satisfacía sexualmente ni la atendía como esposa.
Siete años casada y descubrió a marido en la cama con amigo. Sufrió mucho. Por los hijos decidieron continuar viviendo en la misma casa, aparentar bienestar. El marido siguió acostándose con el amante. Ella desilusionada para buscar compañía.
Dos años soportó vida hipócrita. Demandó divorcio y decidió trasladarse a vivienda de la capital. Allí encontró la libertad y se desbocó con Santiago, la mitad de años menor que ella.
Al viajar, ella solicita se aparque al lado de la carretera, se van al asiento trasero y ella se monta, o bien el conduce y ella se agacha a chuparlo. Justo el semáforo en rojo y Santiago se riega. Apenas logra frenar.
En casa la doméstica, van a motel. Una noche, Maruca se enoja. Santiago primera vez usa condón y no está puesto cuando saca el pene de la vagina. Lo acusa de irresponsable y exige la retorne a su casa. No acepta explicaciones. Termina aventura de tres meses.
Santiago siente culpa, pero no se enamoró. Se masturba.
Sergio Simpson
Director
Centro de comunicación y estudios sociales (CESOS)
Managua y Matagalpa, Nicaragua.
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