A veces ingresan a bandeja de entrada del escritorio de mi PC, ofertas publicitarias que yo no pedí: mensajes SPAM que venden viagra o lencería erótica o lotería electrónica o una desesperada mujer de algún país árabe cuyo marido murió en algún bombardeo y la dejó con enorme fortuna que ella quiere sacar de ese país y pide mi número de cuenta bancaria para hacer allí el depósito.
Mensajes invasivos ofreciendo prótesis peniana o consoladores o toda clase de artículos de porno shop o costosísimos cursos de control mental que si controlan mi mente descontrolarán mi bolsillo, o todo para mi mascota o viajes al Caribe, etc.
Un par de veces he eliminado esa invasión extraterrestre cambiando mi dirección de correo, pero he tenido que avisar a todos mis contactos y es engorroso.
Quise adoptar un anti-spam pero quien sabe lo que deja pasar y lo que bloquea y perdemos, así que prefiero seguir a bandeja expuesta. Esos mensajes molestan pero uno los elimina sin abrir.
En cambio hoy recibo otro mensaje que sí me parece altamente corrosivo y éticamente virósico y más perjudicial porque no me afecta exclusivamente a mí sino a todos los argentinos. Un rabioso panfleto que pretendía hacer la gran cadena instándome a re-enviarlo con patriótica furia que no tuvieron antes a cinco amigos y cada uno de ellos a otros cinco para que así llegara a todo el país. Una muestra de intolerancia peor que eso de acribillar con huevos podridos el auto de Agustín Rossi solamente porque representa al oficialismo y el oficialismo estaría en guerra contra el campo y entonces todo lo que hace el gobierno está mal y hay que pintarse la cara y salir a la calle a derrotarlo quemando el país si es necesario.
Estoy cansado de tanta guerra. Y me pregunto: ¿no hubo ya demasiadas divisiones en el mundo y en el país? Conquistadores godos contra indios, patricios contra realistas, federales y unitarios, conservadores y radicales, peronistas y gorilas, libre o laica, guerrilleros contra militares, carapintadas contra alfonsinistas, duhaldistas contra menemistas, moyanistas contra barrionuevistas, pro-judíos contra pro-palestinos, bosteros y gallinas, chetos y gronchos, lengua española contra lenguas americanas, duhaldistas contra kirschneristas, Cromañón versus Ibarra, ambientalistas contra Botnia, el Frente contra el PRO, la Coalición Cívica contra el Frente, Guerras, odios, insultos, destrozos y más divisiones en un país que tendríamos que construir entre todos. ¿No ha habido demasiadas guerras ya como para seguir apostando a más división, más cadenas de odio, más bandería ciega?
Lo peor es que este mensaje y lesa cadena no me vino de algún cliente de operador político o de aparato partidista sino impulsada reiteradamente por una mujer de mi propia provincia que se dice poeta (no voy a decir su nombre porque lo que me produce rechazo aquí es la conducta y no la persona).
Me pregunto si alguien que se pronuncia como secretaria de la Comisión Directiva de la filial Santa Fe de la Sociedad Argentina de ¿Escritores? tiene que dejar abandonar la poesía o la literatura para caer en el burdo bardo de esas patéticas cadenas de odio divisionista, en esos mensajes tan despóticos, tan rabiosos y ciegos que no analizan nada, no pesan lo bueno y o malo para proponer algo superador, sino que pretenden imponerse como si por sólo llegar a mi bandeja yo voy a agachar mi cabeza como oveja de rebaño y me voy a encolumnar tras la patota para salir a insultar y tirar piedras sin mirar a quien.
Hemos sufrido tantos golpes y se cortaron tantas cabezas desde la dictadura de Rosas hasta hoy,
que ¿no podemos los escritores escribir para todos, por encima de tantas banderías?
¿No debe y puede el artista crear su obra para todos, inclusive para los extranjeros sin distinguir entre cubanos o norteamericanos, bolivianos o canadienses, ingleses o venezolanos?
No digo que cada uno tenga que ser apolítico, porque todos somos además de artistas, ciudadanos, con deberes y derechos indelegables, pero…¿qué será de la historia del arte o de la historia humana misma si cada bando sale a barrer a cadenazos o kadenazos a cualquiera que no lleve la misma bandera o pancarta o camiseta partidaria ni sienta lo mismo?
Que en los economistas esté lo económico por encima de la salud o de la educación es comprensible, nuestros economistas y financistas desgraciadamente han sido siempre comprados por la escuela del mercado y no ven seres humanos sino intereses, ganancia o pérdida de dinero. Que en los políticos esté la política por encima de la poesía o del arte, es lógico: son sus prioridades. Pero no creo equivocarme mucho si me parece que para los artistas, con lo mucho que nos cuesta ser reconocidos en esta sociedad indiferente, consumista y basurista shopping y bolsones de violencia y miseria, nuestra prioridad debería ser el arte, sacar el arte de adentro de cada uno y organizarnos para difundirlo entre todos y no al revés, traer al arte las divisiones económicas, políticas, religiosas o ideológicas de este país siempre en crisis.
No me gustó recibir otra vez ese burdo brulote, esa chicana fanática, esa cobarde o estúpida cadena que fomenta más odio donde ya hay demasiado y divide aún más lo ya bastante dividido. Para debatir están las asambleas que son un buen ejercicio de democrcia y concientización. No me gustó esa cosa velada y urdida con mala leche y se lo dije a esa señora de dos apellidos que dice ser poeta y, por reiterado ejercicio subalterno de ese activismo mal llevado, dudo que le quede tiempo para serlo realmente.
No me gustó porque esas divisiones frenan no sólo la economía, sino que también malgastan lo único que tenemos para dar, que es el impulso creador con fines artísticos tratando de trascender la geografía y la época. Sin negar los otros problemas más o menos urgentes del país y del mundo, los poetas de verdad queremos volver a los problemas de la poesía y del arte, que son los únicos problemas que no nos envenenan sino que nos gratifican. ¿O me equivoco?
Rubén Vedovaldi
Mensajes invasivos ofreciendo prótesis peniana o consoladores o toda clase de artículos de porno shop o costosísimos cursos de control mental que si controlan mi mente descontrolarán mi bolsillo, o todo para mi mascota o viajes al Caribe, etc.
Un par de veces he eliminado esa invasión extraterrestre cambiando mi dirección de correo, pero he tenido que avisar a todos mis contactos y es engorroso.
Quise adoptar un anti-spam pero quien sabe lo que deja pasar y lo que bloquea y perdemos, así que prefiero seguir a bandeja expuesta. Esos mensajes molestan pero uno los elimina sin abrir.
En cambio hoy recibo otro mensaje que sí me parece altamente corrosivo y éticamente virósico y más perjudicial porque no me afecta exclusivamente a mí sino a todos los argentinos. Un rabioso panfleto que pretendía hacer la gran cadena instándome a re-enviarlo con patriótica furia que no tuvieron antes a cinco amigos y cada uno de ellos a otros cinco para que así llegara a todo el país. Una muestra de intolerancia peor que eso de acribillar con huevos podridos el auto de Agustín Rossi solamente porque representa al oficialismo y el oficialismo estaría en guerra contra el campo y entonces todo lo que hace el gobierno está mal y hay que pintarse la cara y salir a la calle a derrotarlo quemando el país si es necesario.
Estoy cansado de tanta guerra. Y me pregunto: ¿no hubo ya demasiadas divisiones en el mundo y en el país? Conquistadores godos contra indios, patricios contra realistas, federales y unitarios, conservadores y radicales, peronistas y gorilas, libre o laica, guerrilleros contra militares, carapintadas contra alfonsinistas, duhaldistas contra menemistas, moyanistas contra barrionuevistas, pro-judíos contra pro-palestinos, bosteros y gallinas, chetos y gronchos, lengua española contra lenguas americanas, duhaldistas contra kirschneristas, Cromañón versus Ibarra, ambientalistas contra Botnia, el Frente contra el PRO, la Coalición Cívica contra el Frente, Guerras, odios, insultos, destrozos y más divisiones en un país que tendríamos que construir entre todos. ¿No ha habido demasiadas guerras ya como para seguir apostando a más división, más cadenas de odio, más bandería ciega?
Lo peor es que este mensaje y lesa cadena no me vino de algún cliente de operador político o de aparato partidista sino impulsada reiteradamente por una mujer de mi propia provincia que se dice poeta (no voy a decir su nombre porque lo que me produce rechazo aquí es la conducta y no la persona).
Me pregunto si alguien que se pronuncia como secretaria de la Comisión Directiva de la filial Santa Fe de la Sociedad Argentina de ¿Escritores? tiene que dejar abandonar la poesía o la literatura para caer en el burdo bardo de esas patéticas cadenas de odio divisionista, en esos mensajes tan despóticos, tan rabiosos y ciegos que no analizan nada, no pesan lo bueno y o malo para proponer algo superador, sino que pretenden imponerse como si por sólo llegar a mi bandeja yo voy a agachar mi cabeza como oveja de rebaño y me voy a encolumnar tras la patota para salir a insultar y tirar piedras sin mirar a quien.
Hemos sufrido tantos golpes y se cortaron tantas cabezas desde la dictadura de Rosas hasta hoy,
que ¿no podemos los escritores escribir para todos, por encima de tantas banderías?
¿No debe y puede el artista crear su obra para todos, inclusive para los extranjeros sin distinguir entre cubanos o norteamericanos, bolivianos o canadienses, ingleses o venezolanos?
No digo que cada uno tenga que ser apolítico, porque todos somos además de artistas, ciudadanos, con deberes y derechos indelegables, pero…¿qué será de la historia del arte o de la historia humana misma si cada bando sale a barrer a cadenazos o kadenazos a cualquiera que no lleve la misma bandera o pancarta o camiseta partidaria ni sienta lo mismo?
Que en los economistas esté lo económico por encima de la salud o de la educación es comprensible, nuestros economistas y financistas desgraciadamente han sido siempre comprados por la escuela del mercado y no ven seres humanos sino intereses, ganancia o pérdida de dinero. Que en los políticos esté la política por encima de la poesía o del arte, es lógico: son sus prioridades. Pero no creo equivocarme mucho si me parece que para los artistas, con lo mucho que nos cuesta ser reconocidos en esta sociedad indiferente, consumista y basurista shopping y bolsones de violencia y miseria, nuestra prioridad debería ser el arte, sacar el arte de adentro de cada uno y organizarnos para difundirlo entre todos y no al revés, traer al arte las divisiones económicas, políticas, religiosas o ideológicas de este país siempre en crisis.
No me gustó recibir otra vez ese burdo brulote, esa chicana fanática, esa cobarde o estúpida cadena que fomenta más odio donde ya hay demasiado y divide aún más lo ya bastante dividido. Para debatir están las asambleas que son un buen ejercicio de democrcia y concientización. No me gustó esa cosa velada y urdida con mala leche y se lo dije a esa señora de dos apellidos que dice ser poeta y, por reiterado ejercicio subalterno de ese activismo mal llevado, dudo que le quede tiempo para serlo realmente.
No me gustó porque esas divisiones frenan no sólo la economía, sino que también malgastan lo único que tenemos para dar, que es el impulso creador con fines artísticos tratando de trascender la geografía y la época. Sin negar los otros problemas más o menos urgentes del país y del mundo, los poetas de verdad queremos volver a los problemas de la poesía y del arte, que son los únicos problemas que no nos envenenan sino que nos gratifican. ¿O me equivoco?
Rubén Vedovaldi
2 comentarios:
Es muy bueno todo lo que decis dede el principio y hasta el final. Y no creo que te equivoques ni en las reflexiones ni en el absurdo bombradeo al que obligadamente somos sometidos. Se les puede hacer frente con todo lo que decis, pero es una energía robada sin permiso, sin placer, y por ahora sin resultados pero con esperanza si mermaran al menos.Felicitaciones y un abrazo. Mercedes
Sabés mi postura, tu escrito es bueno pero mi manera es decir en poesía o en prosa lo que nos falta,lo que podríamos,lo que urge. Alguien tiene que ponerlo por escrito para que el problema sea tomado en serio,para que nosotros lo veamos como propio. Que nos llegue y ojalá que nos duela. No alcanza con darle dos pesos al pibe que nos pide para comer,hay que escribirlo para que todo el mundo comprenda que a esta hora hay un millón de pibes pidiendo monedas y tendrían que estar en su escuela, en sus casas, con sus hermanos,no en la calle. Hay un solo momento para educarnos, jugar, compartir el vaso de leche con o sin hambre. Eso humaniza sin discriminar,el delantal blanco es una bandera que nos marca para siempre.
La poesía es contenido, compromiso, y qué te voy a dar clase yo con eso...Maestro.
Ocurre que hay poetas que no comprenderán nunca adónde quedó lo humano.
Un beso,
d.
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