TEMPERATURAS INTERIORES
Hay los momentos del poema
un poema que me aborrece en una seguidilla
de palabras como ladridos. Yo lo he visto desplegado
nítido
en el campo de las heridas primeras, las inconfesables.
Lo presiento como los niños presienten abrandonos.
Inicia el gesto de mover una figura demasiado viviente
como para que logre sobrevivir. Nos encontraremos
mi poema y yo
entre el daño de las tempestades,
entre las temperaturas del cuerpo,
en el día después.
FORTALEZA
Tanta fuerza tiene ella
que sin mover un sólo nervio
puede
tirarme de la cama
echarme del cuarto
hacerme rodar por las escaleras.
DESEO
Yo quisiera morirme
para saber de qué lado duermes,
Y cómo cocinas
-si es que cocinas-
Y si duermes
con alguien verdadero.
Miguel Martín
miguelmartin54@hotmail.com
domingo, 15 de julio de 2007
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