El uso de las palabras es un medio para transmitir conocimientos que debe ser tan responsable como cualquier otro:No puede justificar nada injustificable y no puede conducir a la confusión, sobre todo porque las grandes injusticias no fueron provocadas directamente por odios (el odio es sólo una emoción sujeta a lo "intelectivo"), sino por confusiones que otros (siempre "intelectuales de época") habían inculcado a una parte de la sociedad.
El más débil es humillable y, puesto que hay una mayor facilidad para humillarle, se le humilla con frecuencia, digamos, con factibilidad. En cambio, al poderoso en cuanto algo le molesta (o le "pica" el ego o lo que considera de respeto mimado o irreal) utiliza todos sus recursos para humillar (ya de lleno en poderosa imposición de él o humillación) al que sólo pretendía decirle lo que es o que le deje en paz.
Tener voluntad es decidir, pero decidimos -por supuesto- en un lugar y en un tiempo, con una compañía o con una ocasión emocional: he ahí la libertad. Lo que ocurre es que no es todo decidible, o sea, que no depende de la voluntad: nadie pude decidir no haber vivido, no pensar con la cabeza, que no existan más humanos que él, que los ríos desemboquen en la Luna, etc.Así que lo que es, es; y nada depende de nada al margen de la voluntad y, a veces, de sus torcidos intereses de manipulación (los animales, que también poseen voluntad en un nivel más elemental, no deciden negar nada).
Todas las emociones en cualidad las tienen todos los seres humanos (son características de su identidad de "civilidad" que conlleva), aunque en cantidad varían.Dice el hipócrita que no siente odio contra nadie, cuando eso es imposible; hasta el que lo niega sentirlo contra el asesino de su hijo, en realidad, nunca ya le tratará con los mismos afectos (puesto que eso es algo emocional, de su interior o del subconsciente y, en claro, sin un tajante control).
Los hechos éticos están fundamentados en palabras que deben ser éticas; por lo tanto el decir afronta una responsabilidad.
En la naturaleza los recursos están distribuidos diferentemente (en sus espacios), no desigualmente (es decir, no con la presión de ventajas o leyes que crean desigualdad); en cambio, en la sociedad la competitividad, desde esa injusta desigualdad que apoyan casi todos los seres humanos con una fiel y enferma colaboración, siempre causará bolsas de pobreza, de injusticia (haya o no haya ONGs que no erradican normas ni derroches, sino que ayudan a que se instale, en los que quieran, peculiarmente el sentimiento de dádiva que siempre ha existido).
La guerra sólo existe porque se decide y se organiza socialmente (en la grupalidad manipulada).
Oswaldo Roses
oswaldoroses@yahoo.com.ar
http://caminodepalabras-oroses.blogspot.com/
domingo, 28 de enero de 2007
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2 comentarios:
Las palabras dichas implican responsabilidad. Las palabras tienen fuerza, de tal manera que a varios escritores en la historia han sido asesinados.
La competencia , la desigualdad y la dádiva denigran.
Bravo por la reflexión.
MARITA RAGOZZA
si dices ya estás enseñando
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