Un socavón de ruinas
atenaza Buenos Aires.
Somos los hijos de la desesperación
los hijos de los hijos que desaparecieron
los hermanos de los secuestrados.
Los padres anónimos
de las simientes que hoy caminan
por las calles.
Será por siempre
y a cada instante
que debamos dar cuenta
de dónde se paró cada uno.
Si le puso alas al asombro
coraza al terror de los terrores
una cascada de hiel
a la indiferencia
una gota de amor a la ternura
una pesada luz de parto
al sendero del Nunca Más.
Hoy estamos parados y maltrechos
con viejas cicatrices
arrugas en los párpados.
Podemos conocernos y tocarnos
en la vuelta global de las heridas
en las diminutas poses cotidianas.
Como largas caravanas de espectros
aquí estamos y estaremos.
Los descendientes de la flor
los militantes de las hojas
los ilusionistas, malabares
equilibristas y titiriteros.
Buenos Aires nos golpea nuevamente,
con otras ruinas y recodos
en el precio de estar vivos
en la razón de la existencia.
Mordiéndonos los miedos
para tratar de matar la angustia,
uniendo las ganas y la bronca.
Roberto Romeo Di Vita
antonio@heniax.com.ar
atenaza Buenos Aires.
Somos los hijos de la desesperación
los hijos de los hijos que desaparecieron
los hermanos de los secuestrados.
Los padres anónimos
de las simientes que hoy caminan
por las calles.
Será por siempre
y a cada instante
que debamos dar cuenta
de dónde se paró cada uno.
Si le puso alas al asombro
coraza al terror de los terrores
una cascada de hiel
a la indiferencia
una gota de amor a la ternura
una pesada luz de parto
al sendero del Nunca Más.
Hoy estamos parados y maltrechos
con viejas cicatrices
arrugas en los párpados.
Podemos conocernos y tocarnos
en la vuelta global de las heridas
en las diminutas poses cotidianas.
Como largas caravanas de espectros
aquí estamos y estaremos.
Los descendientes de la flor
los militantes de las hojas
los ilusionistas, malabares
equilibristas y titiriteros.
Buenos Aires nos golpea nuevamente,
con otras ruinas y recodos
en el precio de estar vivos
en la razón de la existencia.
Mordiéndonos los miedos
para tratar de matar la angustia,
uniendo las ganas y la bronca.
Roberto Romeo Di Vita
antonio@heniax.com.ar
1 comentario:
Morderse a uno mismo de rabia, es un dolor profundo sin límites, los idus de marzo de Argentina llegaron el 9 de Marzo a España...me voy a quitar los dientes para no hacerme daño al morderme....un abrazo azpeitia
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