Cuando no detenés el carro y el corazón se te seca y seguís la marcha con el corazón a un costado, detenido, quieto adentro del pecho quieto. No escuchás ni tu propia voz y estancás el sentir y el paso se te hace lento pero seguís caminando porque hay que caminar y te preguntás: ¿Y el amor? ¿Adónde quedó el amor? ¿Por qué me escapo? ¿De qué? ¿De quienes? Acaso vos no te escapaste nunca de algún sitio, por miedo, por desamparo, por temor a sufrir? Entonces deduzco que la vida a veces es un simple escaparse, cada uno se dirige hacia lo que tiene que hacer, su vida. ¿Y yo que estoy haciendo aquí, agazapada, mostrando una careta del no querer, del no sentir si todo está presente muy dentro de mí? Es posible que mis sentimientos puedan llegar a ser mas fuertes que los tuyos, pero quién? ¿Quién mide eso? ¿Acaso todos no sentimos igual? Ay, como añoro en este verano mis momentos de soledad y de reencontrarme conmigo misma, tomar un café conmigo misma y escribir, sí, como lo estoy haciendo ahora. ¿Podré algún día escribir sin dolor? ¿Podré festejar el amor como tantos lo festejan o lo escriben? Si no me duele no es amor? Acaso siempre tiene que doler el amor? Creo que hay gente a las que debo parte de mi ser y gente a la que le he brindado todo mi ser. Pienso también que él, en su confusión de alguna manera me amó de verdad como yo supe amarlo en su momento. Ahora entonces tengo miedo, miedo a la falta de reciprocidad en cualquier clase de amor que pueda existir sobre esta tierra. A vos te hablo, si, a vos, ser querido.
Viviana F. Pelle
(28/02/08)
rossopelle@ciudad.com.ar
Viviana F. Pelle
(28/02/08)
rossopelle@ciudad.com.ar
1 comentario:
Buen texto Vivi, un placer leerte.
Un abrazo gus.
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