La casa de la palmera.
Todavía está ahí, en Riobamba al 100, es la casa de la palmera y guarda una historia que, se dice, inspiró a Julio Cortázar para su relato "Casa tomada".
Corría el año 1930 cuando esta casa, con nueve habitaciones y un subsuelo, fue comprada por la uruguaya Catalina Espinosa, viuda de un médico español famoso desde la epidemia de fiebre amarilla en 1871, el doctor Galcerán. Catalina se instaló con sus seis hijos: cinco varones y una mujer, Elisa, que era taquígrafa y muy religiosa.
Los varones eran todos profesionales: había un médico, un ingeniero, un abogado, un escribano y un arquitecto. La leyenda dice que los varones eran deportistas y mujeriegos, lo que trastornaba a la hermana Elisa.
A medida que sus hermanos morían, Elisa ritualmente clausuraba la pieza donde cada uno había vivido. Así establecía una "cápsula de tiempo" en cada pieza, cerrándola con candado.
La casa fue achicándose hasta incluir el subsuelo, donde el hermano médico —que fue el último en morir— mantenía relaciones sexuales con la mucama, Mercedes White. En 1992 Elisa murió y la casa quedó abandonada hasta que en 1997 se instaló ahí una escuela primaria, que se llama, casi increíblemente, Puertas Abiertas.
(Enviado para compartir por Dora Beatriz)
Todavía está ahí, en Riobamba al 100, es la casa de la palmera y guarda una historia que, se dice, inspiró a Julio Cortázar para su relato "Casa tomada".
Corría el año 1930 cuando esta casa, con nueve habitaciones y un subsuelo, fue comprada por la uruguaya Catalina Espinosa, viuda de un médico español famoso desde la epidemia de fiebre amarilla en 1871, el doctor Galcerán. Catalina se instaló con sus seis hijos: cinco varones y una mujer, Elisa, que era taquígrafa y muy religiosa.
Los varones eran todos profesionales: había un médico, un ingeniero, un abogado, un escribano y un arquitecto. La leyenda dice que los varones eran deportistas y mujeriegos, lo que trastornaba a la hermana Elisa.
A medida que sus hermanos morían, Elisa ritualmente clausuraba la pieza donde cada uno había vivido. Así establecía una "cápsula de tiempo" en cada pieza, cerrándola con candado.
La casa fue achicándose hasta incluir el subsuelo, donde el hermano médico —que fue el último en morir— mantenía relaciones sexuales con la mucama, Mercedes White. En 1992 Elisa murió y la casa quedó abandonada hasta que en 1997 se instaló ahí una escuela primaria, que se llama, casi increíblemente, Puertas Abiertas.
(Enviado para compartir por Dora Beatriz)
2 comentarios:
Me gustó, tiene magia...y bello tema para incorporar "Leyendas Urbanas"
Gabriela.
las "leyendas urbanas" siempre me interesaron y sobre todo de mi ciudad de Buenos Aires.-
Interesante relato.-Ruty.-
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